Definición de conspicuo

El adjetivo conspicuo tiene su origen etimológico en la lengua latina, más precisamente en el vocablo conspicuus. El término califica a aquel que es prestigioso, insigne, reconocido o prominente.

Por ejemplo: “El conspicuo escritor visitará mañana nuestra ciudad para presentar su nueva novela”, “Nadie esperaba que un conspicuo dirigente político pudiera realizar semejante acto”, “Hasta los científicos más conspicuos pueden cometer errores en sus investigaciones.

Al estudiar la etimología de la palabra conspicuo descubrimos que su origen se encuentra en el latín, como se menciona en el primer párrafo, y que ya desde tiempos remotos posee un significado similar al actual: «visible, muy notable». El adjetivo latino conspicuus está formado por las siguientes tres partes: el prefijo con-, el cual hace referencia a la realización de una acción de forma conjunta o global, es decir, entre varios participantes; la raíz de specere, un verbo que puede traducirse como «contemplar, mirar»; el sufijo -uus/-ivus, el cual nos habla de relación y posibilidad pasiva.

Tomando todo esto en cuenta, podemos resolver que algo conspicuo es aquello que no puede ser pasado por alto ya que es «visible a nivel global». Los componentes de este término nos permiten corroborar, por lo tanto, que una persona conspicua es, en efecto, notoria o ilustre desde el punto de vista de la sociedad.

Alguien conspicuo es ilustre por su capacidad o sus logros. Un médico que inventó una vacuna efectiva contra una grave enfermedad puede ser considerado como un profesional conspicuo.

Algunos de los sinónimos de la palabra conspicuo, además de los utilizados hasta el momento para definirlo, son reputado, renombrado y famoso. Sobra decir que en el habla cotidiana nos encontramos con estos tres, especialmente con los últimos dos, mucho más frecuentemente que con el adjetivo conspicuo, aunque en la mayoría de los casos el uso de uno u otro no responda más que al gusto del interlocutor ya que sus significados son equivalentes.

Quizás uno de los aspectos más curiosos de este término resida en uno de sus antónimos más comunes, desconocido, el cual realmente se encuentra en el extremo opuesto en lo que a fuerza y color se refiere: mientras que el primero nos habla de una serie de características dignas de ser destacadas que vuelven a una persona imposible de confundir con las demás, éste hunde al sujeto en una nube gris en la cual desaparece sin ninguna esperanza de ser rescatado.

Al observar el significado de conspicuo y desconocido no cabe duda de que han nacido para ser antónimos. Es un caso especial, en parte porque no podemos decir nada de un ser desconocido, mientras que podemos pasarnos horas y días enteros hablando de alguien distinguido; la ausencia de notoriedad no provoca ningún efecto, mientras que la notoriedad atrae la atención y la opinión pública.

La idea de conspicuo también puede utilizarse para nombrar a algún elemento que, por sus características, sobresale: “El navegante no logró advertir que algo conspicuo aparecía en el rumbo de su bote”, “El cañón dispone de un tramo conspicuo de unos diez kilómetros de extensión”, “El ave tenía un conspicuo anillo anaranjado en su pata derecha”.

Pistosia conspicua, por su parte, es el nombre de una especie de insecto que pertenece al grupo familiar de los crisomélidos. Se trata de un coleóptero: un animal que presenta élitros córneos recubriendo las alas, un caparazón resistente y boca preparada para la masticación.

La Euphorbia conspicua, por otro lado, es una planta de la familia de las euforbiáceas, cuyos integrantes se caracterizan por las flores unisexuales y la abundancia de látex. Esta especie es fanerógama debido a que es una planta vascular capaz de producir semillas.

Entre los mantodeos (el orden de los insectos que también se conocen como mamboretás o mantis), aparece la Sphodromantis conspicua, que puede encontrarse en distintos países africanos.

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