Definición de cocoliche
Se conoce como cocoliche a la jerga que utilizan algunos inmigrantes italianos en países latinoamericanos, combinando nociones de su lengua de origen con elementos del castellano. El concepto suele emplearse en Argentina y en Uruguay.
El cocoliche surgió en el siglo XIX a partir de la mezcla de dialectos italianos con el idioma español. Entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, un gran porcentaje de la población de la capital argentina procedía de Italia. La alternancia de términos pertenecientes a sus dialectos nativos y otros propios de la lengua del país de acogida derivó en el desarrollo de esta jerga.
La denominación cocoliche surgió en el circo criollo de los hermanos Podestá, donde había un personaje llamado Cocolicchio. Este a su vez fue inspirado en Antonio Cuculicchio, un inmigrante calabrés que formaba parte de la compañía trabajando como peón.
Aunque el cocoliche poco a poco fue desapareciendo como jerga de uso cotidiano, varios de sus términos se incorporaron al lunfardo porteño. En la actualidad todavía se utilizan palabras como “bagayo” (procedente de bagaglio), “chanta” (ciantapuffi), “chicato” (ciecato), “facha” (faccia), “mina” (femmina) y “pibe” (pivello). Una expresión como “Pibe, ¿sos chicato? No entiendo cómo alguien con tu facha puede salir con una mina que es un bagayo”, en este marco, incluye elementos del lunfardo pero tiene sus raíces en el cocoliche.
El cocoliche pertenece a un grupo de lenguas denominadas pidgin, un término inglés que designa aquellos idiomas simplificados, creados y usados por integrantes de una comunidad que no comparten la lengua materna ni han aprendido otra a un nivel suficiente como para usarla en lugar de la propia. A lo largo de la historia, este tipo de fusión se ha dado en muchos casos, especialmente en relaciones comerciales y en colonias donde se apelara a la esclavitud para cubrir la mano de obra de manera forzada.
Un pidgin, y en este caso el cocoliche, no es otra cosa que un código simplificado que no da lugar a una comunicación compleja ni muy precisa, ya que no existe un conocimiento adecuado de ambas lenguas por ninguna de las dos partes. Además, sus estructuras se construyen de forma casi arbitraria, muchas veces por el parecido sonoro que tienen algunos términos.
Dicho de otra manera, el cocoliche se formó por la necesidad que los inmigrantes italianos de finales del siglo XIX tenían de comunicarse con los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires, a falta de los conocimientos suficientes como para hablar completamente en español y a raíz de no encontrar en los argentinos un nivel de italiano satisfactorio.
Por esta razón, no se trata de la incorporación de una serie de términos y estructuras supervisada meticulosamente por la Real Academia Española, sino de una medida desesperada que pasó a la historia de forma anecdótica y dejó su huella en el castellano de América del Sur. Sobra decir que por saber estas palabras no podemos viajar a Italia y desenvolvernos con facilidad, especialmente porque la mayoría de ellas fueron malinterpretadas por los argentinos o no se usan en la lengua italiana, sino en ciertos dialectos específicos.
Así como ocurre con los términos que incorporamos de otras lenguas, aunque en muchos casos la mezcla no se da al nivel del cocoliche, es importante resaltar la colosal distancia que existe entre la forma y el uso de una palabra prestada y sus características en la lengua original.
También se llama cocoliche a aquel o aquello que evidencia una combinación extravagante o de mal gusto. Por ejemplo: “Paulina es un cocoliche: siempre se viste de manera ridícula”, “Esta fiesta va a ser un cocoliche”.