Definición de claustro
La historia etimológica de claustro se inicia en el latín claudĕre, que puede traducirse como “cerrar”. Claudĕre derivó en claustrum, noción que se vincula a un monasterio y que llegó a nuestro idioma como claustro.
Se llama claustro a la galería que rodea al patio central de un convento, un monasterio o una iglesia. Estos claustros presentan galerías conocidas como pandas o pandos en cada uno de sus lados. En los pandos se encuentran los espacios empleados en la vida de clausura.
De planta cuadrada, el patio de los claustros suele contar con un lugar en el centro donde se cruzan cuatro caminos. Los pandos, por su parte, presentan galerías cubiertas con arcadas. A través del claustro se tiene acceso a la sala capitular, el calefactorio y otras habitaciones.
El concepto de claustro también se utiliza en el ámbito de la educación. Un claustro es el conjunto de los docentes que se desempeñan en un establecimiento o el encuentro que reúne a estos profesores. Claustro, por otro lado, es la junta directiva de una universidad.
El llamado claustro de profesorado suele reunirse al menos una vez por trimestre. A través de este órgano participativo, los docentes pueden planificar, coordinar y analizar las diversas actividades pedagógicas que se llevan a cabo en el establecimiento educativo.
Un claustro universitario es un órgano representativo de una universidad, compuesto por los diversos sectores que forman parte de la misma. Actualmente es habitual que el claustro integre a los docentes, a los estudiantes y al personal no docente (administrativos y de servicios).
Claustros románicos catalanes
En España, la mayor cantidad claustros se encuentra en Cataluña, y algunos de ellos son considerablemente grandes. En la catedral de Gerona está el más antiguo de todos. Es importante señalar que los claustros catalanes no presentan muchas diferencias aparentes, especialmente en su arquitectura, sino que es su ornamentación la que nos permite distinguirlos unos de otros.
A grandes rasgos, podemos apreciar arcadas que se apoyan sobre machones de refuerzo y columnas pareadas. En sus ángulos se levantan robustos pilares. Los fustes tienen iguales proporciones en casi todos los claustros de Cataluña, y lo mismo ocurre con la altura de los antepechos; de hecho, su estructura es muy similar a la de las edificaciones del sur de Francia y de Italia, por lo cual se estima que los albañiles que los construyeron eran lombardos.
Es recién cuando observamos las esculturas de los capiteles que podemos diferenciar los claustros catalanes. Éstas se atribuyen a especialistas del lugar, algunos de los cuales dejaron su propia efigie, algo que se puede apreciar en los monasterios de San Benito de Bages y Sant Cugat del Vallés.
La cantidad de monjes del monasterio repercutía directamente en el diseño de las dependencias domésticas del claustro. En el caso particular de los benedictinos, el claustro se ubicaba al lado de la pared sur del templo, con ciertas excepciones. Los capiteles tenían una ornamentación que podía ser historiada o vegetal, con la posibilidad de incluir figuras de animales o personas.
Los autores tenías total libertad para ornamentar los capiteles, y para ello dejaban volar su imaginación, aunque solían repetir sus fórmulas en los diferentes monasterios en los que trabajasen.
Las diferentes dependencia del claustro se adaptaban a las necesidades de cada momento, de manera que su importancia variaba a lo largo de la historia. Por lo general, las distribuciones iban de acuerdo con lo dictado por la Orden de Cluny, una reforma de la orden benedictina que data del siglo X. Las galerías, por ejemplo, se destinan a la meditación, el paseo y las reuniones, mientras que en el reto de las dependencias tenía lugar la vida comunitaria y cotidiana.