Definición de circuito cerrado
Circuito es un término que procede del latín circuitus y que refiere al trayecto en curva cerrada, el recorrido previamente fijado que termina en el punto de partida o el terreno comprendido dentro de un perímetro. Cerrado, por otra parte, es algo que no tiene salida o que resulta terminante.
La noción de circuito cerrado, por lo tanto, refiere a la interconexión de dos o más componentes con, al menos, una trayectoria cerrada. El circuito cerrado en la electricidad implica un conjunto de fuentes, interruptores, resistencias, semiconductores, inductores, condensadores y cables, entre otros componentes.
Gracias al circuito cerrado, el flujo de corriente eléctrica circula entre los componentes. Por lo general, un circuito de este tipo presenta aparatos productores o consumidores de la corriente de manera intercalada.
Un circuito cerrado de televisión, también conocido por la sigla CCTV (Closed Circuit Television), es una tecnología que permite visualizar diversos ambientes para su vigilancia. Su nombre se origina en que la emisión de las imágenes está destinada a una cantidad limitada de espectadores, a diferencia de la TV tradicional.
Es posible armar un circuito cerrado de televisión con una o más cámaras filmadoras conectadas a uno o más televisores o monitores, que se encargan de reproducir las imágenes. Si se agrega una grabadora, los vídeos pueden ser almacenados.
Los circuitos cerrados de televisión son frecuentes en las empresas. Muchas optan por instalar cámaras en la entrada, la recepción, las oficinas, la fábrica y el depósito, con los monitores situados en un salón especial a cargo de una persona de vigilancia, quien deberá intervenir o dar aviso a la policía en el caso de detectar algún movimiento extraño.
Dependiendo de la tecnología y de la marca, entre otros factores, las cámaras utilizadas para configurar un circuito cerrado tienen precios muy variables, y sus prestaciones también son muy diferentes a cada extremo del abanico de alternativas. Los equipos más económicos suelen ofrecer imágenes cada ciertos segundos, en lugar de una secuencia de vídeo ininterrumpida, aunque esto no siempre depende de la cámara utilizada.
Cuando la monitorización es remota, o sea que una o más personas asumen la tarea de observar todos los movimientos de un domicilio desde otro punto geográfico, la fluidez de las imágenes responde en parte a la velocidad de conexión a Internet disponible en el puesto que desee vigilarse. Por otro lado, cabe mencionar que incluso en los casos en los que se envían vídeos normales existe un cierto retraso, ya que la información debe viajar de un sitio a otro.
Si bien al día de hoy en muchas ciudades ya cuentan con conexiones de 100Mb/s, todavía queda un gran porcentaje de la población mundial que a penas supera los 3Mb/s; además, la estabilidad de la señal suele ser bastante deficiente para la mayoría de los usuarios de Internet, y esto se encuentra directamente relacionado con la tecnología ofrecida por el proveedor del servicio, pero también con cuestiones como la saturación y el clima.
Por lo tanto, incluso en una era en la cual muchos disfrutan de vídeos en streaming de alta calidad, no se trata de una situación generalizada, y esto se refleja también en los sistemas de vigilancia de pequeñas y medianas empresas, que se apoyan en tecnología anticuada.
Además de la fluidez de las imágenes, un factor muy importante de un circuito cerrado de televisión es la calidad de las mismas. No se debe olvidar que para conocer en detalle los movimientos de un local comercial, por ejemplo, sitio donde suele haber muchas personas a lo largo de varias horas, es necesario contar con una buena resolución, una buena tasa de refresco y un sistema de compresión que no provoque pérdidas significativas en los cuadros.