Definición de chakra
El término chakra proviene del idioma sánscrito y puede traducirse como “círculo”. También aceptado como chacra por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario, el concepto refiere a cada centro energético que, según ciertas filosofías asiáticas, se sitúa en el cuerpo del ser humano y se encarga de regular las emociones y el funcionamiento del organismo.
De acuerdo al hinduismo, los chakras son seis. Sin embargo, a partir de finales del siglo XIX, surgieron otras tendencias que afirman que, en realidad, existen siete chakras.
Es importante mencionar que, según estas teorías, los chakras no son físicos, sino que se trata de elementos de la conciencia. Mediante el sistema nervioso y el sistema endócrino, los chakras unen la mente (la conciencia) con la materia (el cuerpo).
Por eso se dice que los chakras representan tanto regiones particulares de la conciencia como sectores precisos del cuerpo. Se organizan en un sistema que se extiende desde la base de la columna vertebral hasta la parte superior de la cabeza.
Quienes sostienen la existencia de los chakras aseguran que es posible relacionar cualquier percepción o sentido con un chakra. Siguiendo con este razonamiento, se puede trabajar sobre los chakras para mejorar el bienestar.
El chakra ubicado en la coronilla recibe el nombre de chakra corona o sahasrara, siendo asociado con la sabiduría. Debajo, en el entrecejo, aparece el chakra del tercer ojo o ajna, que se vincula a la imaginación.
Siguiendo en orden descendente se encuentran en el chakra laríngeo o visuddha, en la garganta y relacionado a la comunicación; el chakra cardíaco o anahata en el medio del pecho y enlazado con el amor; el chakra plexo solar o manipura en el ombligo, que define la identidad; el chakra sexual o svadhisthana debajo del ombligo y concatenado a la vitalidad; y el chakra raíz o muladhara en el inicio de la columna cerebral, que conecta con la tierra.
Estos nombres se corresponden con la lista moderna de los chakras, elaborada en el siglo XIX, que incluye siete en lugar de los seis contemplados antiguamente: muladara, suadishtana, manipura, anajata, vishuda y añakia. La distancia temporal entre ambas visiones de este concepto es considerable, ya que los seis recién expuestos aparecieron en un texto hinduista del siglo II, el Yoga-kundalini-upanishad.
Durante el primer milenio, la creencia de las varias tradiciones busdistas de mantra secreto y tantra, que se engloba bajo el nombre de vasraiana, también usó nombres en sánscrito para estos seis chakras, los cuales se consideraban «centros de energía«. Cabe mencionar que esta lista fue respetada hasta mediados del segundo milenio.
Un concepto muy importante en este contexto es la teosofía, un grupo de doctrinas y enseñanzas que difundió Helena Petrovna Blavatsky a finales del siglo XIX, con un enfoque en un tipo de saber que no envejece ni pasa de moda, ya que refleja la realidad sin subjetividad. Según los seguidores de la teosofía, los seres humanos accedemos poco a poco a este conocimiento, así como ocurre con las ciencias, que se alimentan de la observación pero no son un invento de nuestra especie.
La conexión tuvo lugar cuando la teosofía comenzó a interesarse en los chakra. En el año 1918, por ejemplo, el autor Arthur Avalon, nacido en Calcuta, publicó el libro El poder de la serpiente, cuya importancia es considerable para la teosofía tántrica. Avalon lo presentó como una traducción del Shat-chakra-nirupana y el Padaka-pañchaka, dos obras escritas en sánscrito.
Si bien este autor respetaba los sobrenatural, más tarde afirmó que los chakras estaban relacionados con las glándulas endocrinas, de manera que por medio de diferentes ejercicios sería posible la producción de ciertas hormonas.