Definición de caracterizar
Si revisamos la etimología de caracterizar, descubriremos que el origen de este verbo se encuentra en charaktērízein, un vocablo griego que hace referencia a la designación de algo a través de una seña característica. El término llegó al latín medieval como characterizare antes de arribar a nuestro idioma.
La acción de caracterizar consiste en establecer las particularidades o los atributos de algo o de alguien. Esto permite lograr una diferenciación entre lo caracterizado y lo demás.
Por ejemplo: “La honradez debería caracterizar a todos los dirigentes políticos”, “Creo que el torneo se va a caracterizar por la paridad: no hay un gran candidato”, “Hubo varios científicos que, en el siglo XIX, ayudaron a caracterizar la geografía de la región”.
La idea de caracterizar se emplea con frecuencia en el terreno de la ficción. Caracterizar a un personaje supone establecer sus cualidades y condiciones.
La etapa de caracterización de los personajes es una de las más importantes en el proceso de escritura de un relato, puesto que de acuerdo a nuestra eficiencia sabremos presentar correctamente a nuestras criaturas y los lectores podrán sentirse identificados con ellos e incluso predecir sus acciones.
Una técnica que suelen utilizar muchos narradores es la elaboración de fichas en las que se detallen todas las características de los personajes que habitan en sus historias. A lo largo de la escritura, estas fichas pueden ser útiles para trabajar con mayor precisión la trama de los relatos.
Entre los datos que los escritores suelen incluir en estas fichas se encuentran la fecha y el lugar de nacimiento, los gustos, la personalidad, las obsesiones y cualquier otro detalle que haga a la forma en la que desean mostrar a sus personajes. Cabe mencionar que todos estos datos no siempre se reflejan de forma directa en las obras, pero sirven para alcanzar una mayor consistencia.
En el caso de los actores, esta caracterización implica una representación que también se lleva a cabo mediante el vestuario, el maquillaje y otros cambios físicos.
Supongamos que un actor algo excedido de peso debe caracterizar a un boxeador. Para interpretar al personaje, primero tendrá que acudir con asiduidad a un gimnasio para realizar ejercicios. Así podrá alcanzar un estado físico similar al de un púgil. Además deberá tomar clases de boxeo para saber cómo moverse y arrojar golpes cuando llegue el rodaje de las escenas de combate.
Una joven, para interpretar a una anciana, se tendrá que caracterizar con un maquillaje especial y con una peluca. Algo similar deberán hacer aquellos actores que den vida a monstruos, extraterrestres y otras criaturas con una apariencia diferente a la habitual de un ser humano.
A menudo, el trabajo de los actores no es tomado en cuenta como un verdadero esfuerzo, como el resultado de meses y años de preparación para dar vida a un personaje de la forma más convincente posible. Muchas personas creen que «todos podemos actuar», y esto da lugar a la multitud de obras mediocres con las que nos encontramos en los medios de comunicación.
Sin embargo, los verdaderos actores le dan la mayor importancia al trabajo de caracterizar a los personajes que les asignan, y esto se puede apreciar en un sinfín de matices que van desde pequeñas expresiones faciales hasta el modo de caminar, pasando por gestos corporales, la postura e inflexiones en la voz.
Un personaje bien caracterizado no sólo se luce cuando habla, sino también cuando está en silencio escuchando a los demás, e incluso cuando se encuentra en segundo plano: si pensamos en la realidad, nosotros somos siempre los mismos, con nuestras costumbres y manías, tanto cuando estamos charlando con alguien como cuando miramos la tele en el sofá; los malos actores, sin embargo, no suelen mantenerse en personaje cuando dejan de tener líneas.