Definición de bruxismo
En el griego es donde se encuentra el origen etimológico del término bruxismo que ahora nos ocupa. En concreto, podemos establecer que emana de la palabra “brugmos”, que puede traducirse como “mordedura”.
Bruxismo es el rechinamiento involuntario de los dientes. Este trastorno, que afecta a más del 10% de la población, suele producirse mientras la persona duerme. Por ejemplo: “El dentista me recomendó utilizar una placa de descanso para tratar el bruxismo”, “No sabía por qué me despertaba con dolor de cabeza hasta que me diagnosticaron bruxismo”, “El bruxismo me produjo la rotura de tres de dientes”.
El bruxismo puede afectar a niños, adultos, hombres y mujeres por igual. La edad de inicio más frecuente se sitúa entre los 17 y los 20 años y, en muchos casos, se produce una remisión espontánea después de los 40 años.
Las causas más frecuentes del bruxismo son psicológicas. El estrés y la ansiedad llevan a la persona a que, cuando duerme, apriete o rechine los dientes sin darse cuenta. Este carácter inconsciente hace que conocer sus causas sea algo complicado.
El dolor de los músculos de la mandíbula, el cuello y el oído, el dolor de cabeza y los problemas dentales son las consecuencias más habituales del bruxismo.
No obstante, no podemos pasar por alto la existencia de otros muchos síntomas que experimentan las personas que sufren este problema dental. Entre ellos se encuentran desde trastornos de tipo alimentario hasta insomnio pasando por una fuerte sensibilidad de los dientes ante productos fríos o calientes así como la inflamación de la mandíbula.
A la hora de poder diagnosticar de manera correcta un problema de bruxismo, los expertos en odontología llevan a cabo diversas pruebas tales como lo que sería un reconocimiento completo así como la realización de las correspondientes radiografías.
Los expertos distinguen entre el bruxismo de Grado I (poco agresivo y ocasional), Grado II (generado por la ansiedad, requiere de tratamiento para evitar daños en los dientes) y Grado III (el afectado reproduce el hábito aún de manera conciente y sufre lesiones considerables).
El tratamiento suele concretarse mediante el uso de una férula de descarga o placa relajante que protege los dientes mientras el sujeto duerme. Este protector no sólo impide las lesiones dentales, sino que ayuda a eliminar los dolores ya que evita la fuerza muscular.
La terapia psicológica, los ansiolíticos y los ejercicios de relajación también pueden ser sugeridos por el médico. Todo ello sin olvidar que, ante casos graves, se debe recurrir a la cirugía.
Además de seguir el correspondiente tratamiento que establezca el profesional médico, no hay que pasar por alto que existen diversas recomendaciones que pueden llevar a cabo en casa las personas con bruxismo. Se trata de trucos que les ayudarán a mejorar dicha problemática y a reducir los síntomas que experimentan:
• Ingerir diariamente una importante cantidad de agua.
• En la medida que sea posible, evitar tomar alimentos que sean excesivamente duros.
• Se hace necesario dormir bien y durante al menos ocho horas al día.
• Aplicar calor o hielo en la zona de la mandíbula que se encuentre inflamada.
• Realizar masajes tanto en el cuello y en la cara e incluso en los hombros.
• Acometer ejercicios de estiramiento.