Definición de beta
Beta es la segunda letra del alfabeto griego, correspondiente a la B del latino. Dentro del Alfabeto Fonético Internacional (un sistema de notación fonética que desarrollaron los lingüistas), beta es la letra que representa la fricativa bilabial sonora.
El concepto es muy frecuente en el ámbito de la informática. Se utiliza para nombrar a la primera versión que se muestra de un programa (software), la cual contiene los elementos básicos de la idea completa y permite comprender los objetivos de los desarrolladores. Por lo general, las versiones beta se utilizan para la realización de análisis, pruebas y demostraciones antes de que el programa llegue al mercado o al público de manera oficial.
El lanzamiento beta puede realizarse de distintas formas. Algunos desarrolladores prefieren presentarlo a nivel interno, para que sean los empleados (algunos de ellos, incluso, dedicados exclusivamente a realizar estas pruebas) quienes lo utilicen. En otros casos, la versión beta llega a un número reducido de usuarios. Muchas veces las compañías prefieren presentarlos a nivel masivo para estudiar el impacto en sus potenciales consumidores y realizar cambios basados en su feedback.
Puede decirse, por lo tanto, que la versión beta es una etapa intermedia en el ciclo de desarrollo completo. Por ejemplo: “Acabo de instalar la versión beta del nuevo procesador de texto y parece que funciona muy bien”, “Al programa le faltan algunas prestaciones ya que aún está en su versión beta”.
Otros usos del término beta tienen lugar en el ámbito de la estadística (para nombrar a una distribución de probabilidad continua), la física (designa a una partícula que es un electrón despedido de un suceso radiactivo) y la matemática (una función especial relacionada a la función gamma).
Se conoce como beta bloqueador a una clase de medicamento que se utiliza principalmente para tratar problemas del ritmo cardíaco y en la recuperación de un infarto de miocardio. Cabe mencionar que recibe varios posibles nombres, entre los que se encuentran antagonista beta, agente bloqueador beta-adrenérgico y antagonista beta-adrenérgico.
Gran parte de los beta bloqueadores son antagonistas puros, o sea que al entrar en contacto con un receptor celular no generan una respuesta biológica, sino que bloquea o frena reacciones que median las sustancias llamadas agonistas. Sin embargo, existen algunos de tipo antagonista parcial, que producen una cierta activación en el receptor, aunque mucho menos importante que los llamados completos.
Se conocen tres clases de receptores beta, que se denominan con los números del uno al tres: el beta1 se encuentra principalmente en los riñones y el corazón; el beta2, en el músculo cardíaco, el tracto gastrointestinal, los pulmones, el útero y el hígado; el beta3, en el tejido graso.
Históricamente, puede decirse que el primero de los beta bloqueadores usado con fines clínicos fue el propanol, cuyo inventor fue Sir James W. Black. Se trató de un revolucionario producto que cambió para siempre el tratamiento de la angina de pecho, y marcó uno de los principales aportes a la farmacología y la medicina clínica del siglo XX.
Hasta que aparecieron drogas más eficientes, los antagonistas beta-adrenérgicos fueron utilizados como primer recurso contra la hipertensión. Otro de los factores que colaboraron con su pérdida de popularidad fue la sospecha, cada vez más certera, de que pudiera provocar diabetes millitus tipo 2 (también conocida como diabetes del adulto). Por otro lado, varias instituciones de gran prestigio en el campo de la investigación a nivel mundial han intentado demostrar su poca o nula efectividad en tratamientos de hipertensión.
A continuación se listan algunas de las enfermedades que más usualmente se tratan con beta bloqueadores: arritmias cardíacas, insuficiencia cardíaca congestiva, glaucoma, temblor esencial, jaquecas y migrañas. Asimismo, aunque con menos frecuencia, se encuentran indicados para combatir cardiomiopatía hipertrófica obstructiva, síndrome de Marfan y algunos trastornos de ansiedad.