Definición de atípico
El adjetivo atípico califica a aquello que, por sus propiedades o características, resulta diferente a los tipos comunes o a los modelos que representan a los elementos de su clase. Puede vincularse el concepto de atípico a ideas como extraño, raro, irregular o extravagante.
Por ejemplo: “No entiendo por qué el perro reaccionó de esa manera: es algo atípico”, “Será un torneo atípico ya que, por primera vez en la historia, participarán treinta equipos”, “Se trata de un verano atípico, con temperaturas que se mantienen por debajo de los 20º”.
Lo atípico, en definitiva, es lo que escapa de lo común. Supongamos que un hombre, al salir de su lugar de trabajo, suele dirigirse a su casa sin excepción y llegar por lo general entre las 18 y las 19 horas. Si un día a las 21 horas todavía no ha vuelto a su hogar, probablemente se trate de una situación atípica. Por eso sería entendible que, si no ha hablado con anterioridad acerca de un cambio de planes, su familia comience a preocuparse por la demora excesiva.
La noción de atípico también aparece en diversas ciencias y disciplinas. En el terreno de la estadística, se habla de valor atípico con referencia a una observación que, en comparación con los demás datos recogidos, resulta muy distante numéricamente. Si en una muestra de 100 personas, 99 individuos miden entre 1,50 y 1,85 metros y un sujeto mide 2,20 metros, este último valor puede ser señalado como atípico.
Para la medicina, por otra parte, una neumonía atípica es un tipo de neumonía (enfermedad que afecta al sistema respiratorio) que no tiene su origen en los patógenos habituales.
En primer lugar es necesario mencionar que la neumonía típica es la hinchazón o inflamación del tejido de los pulmones que tiene lugar cuando un germen produce una infección. En el caso de la atípica, la infección la provocan otro tipo de bacterias. Aunque a simple vista parezca lo contrario, los síntomas de esta última suelen ser más leves que los de la primera.
Antes de detallar los síntomas, es necesario ahondar en las causas, que en este caso abarcan el ataque de tres tipos de bacterias diferentes:
* Micoplasma: provoca la neumonía homónima, la cual suele afectar a individuos que aún no hayan alcanzado los 40 años de edad;
* Chlamydophila pneumoniae: este tipo de neumonía atípica puede aparecer en cualquier momento del año;
* Legionella: se presenta muy frecuentemente en personas adultas o de edad avanzada, con problemas inmunitarios, enfermedades crónicas o bien con adicción al tabaco. Se conoce como enfermedad del legionario.
La neumonía atípica provocada por las primeras dos bacterias suele ser leve, mientras que la tercera presenta una curva caracterizada por un aumento de la gravedad durante los primeros seis días, seguido de una mejora que puede tomar un máximo de cinco días. Entre los síntomas más comunes encontramos los escalofríos, la tos (en el caso de la neumonía por Legionella, puede incluir sangre y mucosidad), fiebre de variada intensidad y problemas para respirar con normalidad (especialmente al realizar esfuerzos).
Por otro lado tenemos una serie de síntomas que no aparecen con tanta asiduidad, entre los cuales se cuentan: dolor en el pecho (se vuelve más severo al toser o respirar profundamente), confusión (especialmente en personas de edad avanzada), dolor de cabeza, falta de apetito, fatiga, rigidez en las articulaciones, dolores musculares y sudoración. Los menos comunes son los siguientes: diarrea, dolor en los ojos y en los oídos, protuberancia en el cuello y salpullido.
Los pacientes de neumonía atípica deben atravesar una evaluación completa por parte del médico, seguida de una radiografía del tórax para descartar otras infecciones respiratorias, como ser la bronquitis.