Definición de atiborrar
El verbo atiborrar, en la primera de las acepciones mencionadas por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario, alude a hacer que algo quede lleno de borra (lana, pelusa, pelos, sedimentos o elementos inútiles).
El concepto se emplea con referencia a llenar un espacio de manera excesiva, apelando en ocasiones a la fuerza y a la maña para colmar su capacidad y sobrepasarla. Por ejemplo: “La banda británica seguramente va a atiborrar el teatro ya que tiene miles de seguidores en la ciudad”, “Tengo la agenda atiborrada de reuniones para la semana próxima”, “No se debe atiborrar el museo de cuadros y esculturas: el visitante tiene que contar con espacio para caminar y observar las obras”.
Como se puede advertir en los ejemplos anteriores, es posible atiborrar algo con objetos físicos o con elementos simbólicos. Un teatro puede estar atiborrado de gente y un museo, de obras: las personas y los cuadros tienen existencia física, ocupan un lugar de manera concreta. En cambio, los encuentros que atiborran una agenda son abstractos, e incluso aún no se produjeron al momento de registrarlos en la agenda en cuestión.
Un texto, por otra parte, puede atiborrarse de palabras. Puede decirse que la expresión “La hermosa joven lucía un extravagante pantalón oscuro con una camisa floreada mientras caminaba lentamente por las bellas calles adoquinadas de la antigua ciudad francesa” está atiborrada de adjetivos.
El exceso de adjetivos no suele recibir opiniones positivas por parte de los críticos, a menos que se trate de casos particulares en los cuales los autores cuenten con el talento suficiente como para darle sentido a tal cara de vocablos. Por lo general, se trata de escritos surgidos de la falta de experiencia y basados en la idea de que más es mejor, invalidada en numerosas ocasiones al contrastar creaciones de este tipo con aquéllas que logran comunicar lo mismo o más haciendo uso de la concisión.
En el lenguaje coloquial, suele usarse la idea de atiborrar con referencia a un atracón de comida: “Mi madre ha preparado tantos manjares que en la Nochebuena me voy a atiborrar de comida”, “¿Por qué comes tanta comida chatarra? No es saludable que te atiborres de hamburguesas y papas fritas”.
La idea de «atiborrarse de comida» puede dar lugar a más de una interpretación con significados y consecuencias muy diferentes. Por un lado, lo normal es usar esta expresión para describir una reunión social en la cual los platos eran deliciosos y era difícil resistirse a ellos, de manera que los invitados decidieron no medirse sino comer hasta que el cuerpo les impidiera continuar.
Pero esta acción desenfrenada puede reflejar un estado de mucha ansiedad y angustia que impida a la persona dejar de comer, sin que parezca importarle el daño que esto pueda ocasionarle a su organismo. Atiborrarse de comida para tapar un problema emocional o para intentar escapar de él puede resultar en graves trastornos de salud, y de ninguna manera consigue el objetivo planteado en primer lugar, ya que los problemas seguirán estando allí una vez alcanzada la saciedad.
Si nos remitimos a la definición del diccionario expuesta en el primer párrafo, notaremos que uno de los adjetivos con los que describe el tipo de cosas que suelen usarse para atestar un lugar es «inútil»: atiborrar es llenar un espacio de cosas inútiles, incluso superando la capacidad disponible en detrimento del lugar y los objetos.
Dicho esto, tanto una obra atiborrada de adjetivos como la acción de atiborrarse de comida consisten en exceder el límite adecuado de elementos en su respectivo contexto y acaban por dañarlo, además de representar un auténtico desperdicio de recursos.