Definición de asistencialismo
Se denomina asistencialismo a una manera de brindar asistencia: ayuda, colaboración o apoyo. El concepto suele emplearse, de modo general, respecto a la obligación que tienen los gobiernos de asistir a sus ciudadanos para satisfacer las necesidades básicas cuando las personas no pueden hacerlo por sus propios medios.
Por diversas cuestiones económicas y sociales, es habitual que muchos individuos no consigan solventar sus gastos esenciales (vinculados a la vivienda, la salud, la educación, etc.). Por eso el Estado tiene que asistirlos. Esta particularidad establece una relación de dependencia que atenta contra la dignidad individual: el sujeto depende del Estado, más precisamente de los gobernantes que lo administran, para subsistir.
De esta manera, el asistencialismo adquiere una carga negativa. Las personas necesitan la asistencia del gobierno, el cual se ve indefectiblemente fortalecido por ello. El asistencialismo, en este marco, consiste en entregar recursos a los ciudadanos para satisfacer algunas de sus necesidades, pero sin favorecer su emancipación de la dependencia estatal. Dicho de otro modo: a los gobernantes puede resultarles conveniente desarrollar planes de ayuda a los pobres para que éstos les paguen con su voto en las elecciones con la intención de seguir obteniendo ropa y alimentos. En cambio, si generaran puestos de empleo genuinos y plataformas de reinserción social que les permitiera a los individuos más carenciados acceder a la formación profesional y a un salario digno, podrían satisfacer sus propias necesidades.
En esta búsqueda de garantizar a los ciudadanos de bajos recursos su derecho a llevar una vida digna, con acceso a los mismos servicios básicos que el resto de la población, el gobierno suele abrirles las puertas a algunos de los siguientes: una vivienda, para evitar que continúen en las calles; espacios donde llevar a cabo su aseo personal; artículos de higiene personal, como ser champú, jabón y perfume; atención médica; comedores comunitarios; lavandería.
Retomando los efectos negativos que puede tener el asistencialismo en el desarrollo de los individuos que lo aprovechan, algunos expertos aseguran que la comodidad que les brinda la ayuda y la inevitable dependencia que desarrollan hacia ella no hace otra cosa que colaborar con el aumento de la pobreza a nivel nacional. Ante la posibilidad de subsistir sin formar parte de la sociedad con normalidad, asumiendo una obligación laboral y pagando los impuestos, muchas personas se acostumbran a su situación y no se esfuerzan por salir adelante.
En el Diccionario del Trabajo Social, Ezequiel Ander Egg ofrece una definición de asistencialismo en la cual expresa que esta forma de ayuda no toma en cuenta las causas que generan las situaciones carenciales que pretende resolver. Esto explica con gran concisión una de las razones de las ya mencionadas repercusiones negativas: si no atacamos el problema de raíz, entonces es altamente probable que no desaparezca.
Las personas necesitadas son iguales a las más favorecidas, tienen la misma esencia, pertenecen a la misma especie y por eso es más constructivo exponerlas a todos aquellos recursos con los cuales todavía no se han encontrado y dejar que ellas mismas aprendan a usarlos para construirse una vida mejor. Esto no significa negarles la guía, la asistencia sanitaria o una vivienda digna hasta que puedan levantar vuelo, sino darles las herramientas para que sientan el deseo genuino de sostenerse por sus propios medios, así como tarde o temprano decidimos dejar a nuestros padres para recorrer nuestro camino.
Más allá del Estado, las organizaciones no gubernamentales (ONG) también suelen desarrollar el asistencialismo para mejorar la calidad de vida de los sectores más desfavorecidos o de los afectados por algún tipo de catástrofe (por ejemplo, ayudando a las víctimas de una inundación).