Definición de arduo
El adjetivo arduo, que procede del vocablo latino arduus, se utiliza para calificar a aquello que tiene un grado elevado de complejidad o de dificultad. Realizar algo arduo requiere de mucho esfuerzo.
Por ejemplo: “Para superar una adicción hay que recorrer un arduo camino”, “Tengo un arduo trabajo por delante, pero estoy convencido de que, con ayuda de mi equipo, podré hacer que el país vuelva a crecer y que todos los habitantes vivan en mejores condiciones”, “El atleta ruso planificó un arduo programa de entrenamiento para llegar a la competencia en óptimas condiciones”.
Cabe mencionar que la palabra arduo y su femenino ardua entran en un particular grupo que genera confusión a la hora de escribirlas por no saber si llevan tilde. En este caso particular, la dudad de muchas personas es si deben colocar un acento ortográfico en la primera a, y la respuesta es un categórico no, ya que se trata de una palabra grave terminada en vocal (ar-duo), y la regla de acentuación contempla que ni éstas ni las terminadas en n o s llevan tilde.
La calificación de arduo se asocia a un proceso que acarrea ciertas complicaciones. Supongamos que un joven decide solicitar una beca de estudio en una universidad. Como primer paso, la institución le pide que complete un formulario con sus datos personales y que detalle los motivos que lo llevan a pedir la beca. Además tiene que adjuntar las calificaciones que obtuvo en la escuela secundaria, las cuales deben ser buenas. Una vez completado este trámite, el muchacho es convocado por el rector a una entrevista. Más adelante, se le pide que supere una evaluación para que demuestre sus conocimientos. Todas estas etapas demuestran que, para obtener la beca, hay que completar un arduo proceso.
Un seleccionado de fútbol que se consagra campeón del mundo, por otra parte, también tiene que recorrer un camino arduo hasta alcanzar la meta: superar la etapa de eliminatoria de nivel continental, situarse entre los primeros del grupo en el Mundial e imponerse en los duelos de octavos de final, cuartos de final y semifinal para llegar al partido final y ganarlo.
Fuera de los trámites y los desafíos personales o profesionales, uno de los problemas que más arduos pueden resultar en la vida son las enfermedades, tanto cuando nos atacan directamente como cuando afectan a nuestros seres queridos. A los seres humanos nos gusta sentir que podemos controlarlo todo, pero eso no ocurre más que en nuestra imaginación, como se encargan de demostrárnoslo las enfermedades terminales, por ejemplo, cuando llegan para derrumbar toda nuestra estructura emocional.
Cumplir con las indicaciones de los médicos para realizar ejercicios de rehabilitación, tomar medicamentos poco agradables y con efectos muy fuertes para el organismo, someterse a diversas intervenciones quirúrgicas, pasar meses en un hospital o tener que visitarlo varias veces a la semana para atravesar molestos controles y pruebas es la descripción de una etapa muy ardua, y miles de personas viven estas cosas o incluso otras peores.
Uno de los conceptos relacionados con esta definición es resiliencia, la capacidad que algunos seres vivos tienen para adaptarse a una situación o estado de adversidad, o bien a un agente perturbador y hacerles frente, generalmente recuperando la integridad que tenían antes de la etapa ardua o incluso volviéndose más fuertes que nunca.
El adjetivo correspondiente es resiliente, y todos deberíamos aspirar a colocarlo junto a nuestro nombre, ya que solamente cuando atravesamos con éxito una etapa ardua y resurgimos, conseguimos crecer y explotar nuestras habilidades, llegar al fondo de nuestra esencia para ver el mundo con una mayor amplitud y vivir ajenos a las imposiciones.