Definición de antrópico
El término griego ánthrōpos (que puede traducirse como “ser humano”) derivó en anthrōpikós (“humano”), el antecedente etimológico más cercano de antrópico. Este adjetivo se utiliza para calificar a aquello generado o transformado por una actividad desarrollada por el hombre.
Lo antrópico, por lo tanto, es algo resultante del accionar humano. El término suele emplearse respecto a las consecuencias que provocan los procesos ejecutados por las personas sobre el medio ambiente.
El impacto antrópico o impacto ambiental, de este modo, es el efecto de la acción del ser humano sobre los ecosistemas y la biodiversidad. La amplia mayoría de las labores que llevan a cabo los individuos dejan secuelas ambientales, aunque ciertas tareas resultan más dañinas que otras.
La minería, por ejemplo, es una actividad de gran impacto antrópico. La extracción de minerales suele atentar contra los acuíferos, los estratos subterráneos y la superficie ya que, en el marco de los trabajos vinculados a esta industria, se modifica la topografía, se elimina vegetación, se emiten partículas a la atmósfera y se contamina el agua.
La tala de árboles para la obtención de papel y la circulación de vehículos a motor son otras acciones antrópicas. Estas operaciones modifican el hábitat e inciden en el cambio climático que, de acuerdo a numerosos científicos, está experimentando nuestro planeta.
Más allá de lo estrictamente ambiental, existen otros riesgos antrópicos vinculados a lo que hace el ser humano. Una guerra, de hecho, da lugar a una catástrofe antrópica: miles o millones de personas pueden perder la vida debido a bombardeos y ataques perpetrados por las fuerzas combatientes.
Por otro lado tenemos el concepto de principio antrópico, de acuerdo con el cual el mundo es de una manera determinada porque existen seres que tienen la capacidad de preguntarse por qué es de este modo. Para la cosmología, el estudio del universo en su totalidad, este principio asegura que las teorías acerca del universo deben mantener una consistencia con nuestra existencia.
Dicho de otra manera, el mero intento de verificar una condición para nuestra existencia la verifica, dado que existimos. Son muchos los científicos que han intentado poner en práctica este principio para desarrollar diferentes teorías acerca de la cosmología, y esto ha derivado en controversia y confusión.
El aclamado físico británico Stephen William Hawking explica en su obra Historia del tiempo nuestra existencia justifica que veamos el universo como es. Además, señala que el principio antrópico tiene dos versiones: la fuerte y la débil. La primera postula que el universo debe reunir ciertas características que den lugar al desarrollo de la vida en alguna fase de su historia.
La versión débil del principio antrópico, en cambio dice que los valores que observamos de las magnitudes cosmológicas y físicas no tienen el mismo grado de probabilidad, sino que las restringe la posibilidad de que en ciertos puntos del Universo el carbono haya dado lugar al desarrollo de la vida, la cual se acentúa con la antigüedad del propio Universo.
En el año 1986, los físicos Tipler y Barrow categorizaron estas dos versiones, además de una tercera: la final. Según esta versión, una forma inteligente de procesamiento de la información debe adquirir existencia en el Universo y nunca perderla.
Cabe señalar que la versión débil ha recibido críticas negativas por no contemplar que existan otras formas de vida, falta que se adjudica a no haber sido concebida con un nivel suficiente de creatividad. Asimismo se dice que el rango de valores posibles para las constantes físicas que dan lugar a la evolución en base al carbono no es tan restringido como el que se propone en ella. De todos modos, la fuerte se considera «no científica» por la imposibilidad de señalar su validez.