Definición de ancianidad
Ancianidad es un concepto que está vinculado a la noción de anciano. Un anciano, en tanto, es un individuo de mucha edad (es decir, que vivió una cantidad considerable de años).
La ancianidad puede aludir a la vejez: la última etapa de la vida humana. También se trata de la cualidad o condición de anciano. Por ejemplo: “Siempre soñé con pasar mi ancianidad en un pueblo junto al mar”, “Me gustaría llegar a la ancianidad con una buena posición económica”, “No quiero que me traten diferente por mi ancianidad, en esta empresa soy un trabajador como cualquier otro”.
En la ancianidad suelen padecerse diversos inconvenientes físicos asociados al propio envejecimiento.
La ancianidad como periodo final
El ser humano, desde que nace hasta que muere, atraviesa diferentes etapas o periodos. La ancianidad es el tramo final de la existencia: aunque su comienzo es impreciso, finaliza con el deceso.
A grandes rasgos, puede decirse que la ancianidad, vejez, senectud o tercera edad es la instancia en la que un sujeto se acerca a la edad máxima que puede alcanzar una persona. Existen múltiples factores a considerar a la hora de establecer el inicio de la ancianidad, pero generalmente dicha iniciación suele considerarse en torno a los 60 años de edad.
Teniendo en cuenta el aspecto biológico, la ancianidad implica un deterioro generalizado de las capacidades. Por el envejecimiento, suelen registrarse problemas de motricidad, déficit en la audición y fallas en la memoria, por ejemplo.
Fomentar y favorecer una ancianidad activa es muy importante para la calidad de vida.
Una mirada que depende de la cultura
A quien se encuentra en la ancianidad se lo suele considerar de diferentes formas según la cultura. Los mencionados detrimentos que se producen en la salud y en el estado físico hacen que, en la actualidad, los ancianos suelan ser tomados como una carga en muchos países occidentales.
Envejecer, en este marco, se asocia a algo negativo. Por el contrario, la juventud se concibe como un valor en sí mismo. Demorar y hasta disimular u ocultar el envejecimiento, así, se convierte en el objetivo de muchos hombres y mujeres que aspiran a la aceptación social.
En naciones orientales, en cambio, los más viejos son respetados por su experiencia y por sus conocimientos. En estos casos, la ancianidad es venerada.
Hacia una ancianidad plena
Más allá de las diferencias individuales y sociales, la esperanza de vida tiende a crecer a nivel mundial, con lo cual se incrementa el número de ciudadanos de la tercera edad. Esta situación lleva a que la integración del grupo a la comunidad sea cada vez más importante y a que se preste mayor atención a cómo mejorar la calidad de vida de los ancianos.
El acceso a servicios médicos en la ancianidad, por supuesto, es indispensable para el bienestar, sobre todo por los mencionados achaques. Sin embargo, la plenitud requiere mucho más que atención sanitaria.
Es importante que quienes llegaron a la ancianidad puedan mantenerse activos, incluso en el plano laboral si así lo desean. Brindar acompañamiento familiar, ofrecer alternativas de ocio y educar en cuestiones vinculadas a la tecnología son otras cuestiones muy importantes que deben impulsarse tanto en la esfera privada como desde el Estado. Tampoco se debe dejar de lado el combate contra los prejuicios y la discriminación que padecen muchos ancianos.