Definición de alcanfor
Alcanfor es un término que ha atravesado un largo recorrido etimológico. Sus orígenes más lejanos se encuentran en el sánscrito karpūrā, que derivó en el pelvi kāpūr. Dicho vocablo pasó al árabe clásico como kāfūr, convertido luego en el árabe hispánico alkafúr.
El alcanfor se obtiene de un árbol denominado alcanforero, que forma parte del grupo familiar de las lauráceas. Utilizando una corriente de vapor de agua para el tratamiento de sus raíces y de sus ramas, se consigue esta sustancia.
Cabe destacar que el alcanfor es un terpeno: es decir, un hidrocarburo que está contenido en los aceites volátiles de determinadas plantas. Con un olor fuerte y distintivo, el alcanfor es un sólido cristalino que presenta un color blanquecino.
El uso del alcanfor natural es muy antiguo. En 1903, en tanto, el químico finlandés Gustav Komppa consiguió sintetizar alcanfor por primera vez.
El alcanfor es analgésico, antiséptico, antipruriginoso y carminativo. Su inclusión en el ámbito de la medicina, sin embargo, es restringida ya que produce ciertos efectos adversos e incluso puede resultar tóxico para niños.
Es habitual que se recurra al alcanfor para la elaboración de geles y ungüentos que buscan aliviar el dolor muscular y la tos. En caso de la ingesta intencional o accidental de estos productos, puede producirse una sobredosis de alcanfor que genere espasmos, temblores, vómitos, somnolencia, alucinaciones y pérdida de conocimiento, entre otros trastornos.
La utilización más habitual del alcanfor aparece en la producción de pirotecnia y de celuloide. También se emplea en la fabricación de repelentes.