Definición de agua mineral
Agua, término que procede del vocablo latino aqua, es el nombre de la sustancia que dispone de moléculas compuestas por dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno. Se trata del principal componente de la superficie de nuestro planeta. Un mineral, por su parte, es una sustancia inorgánica que presenta algún tipo de interés para al ser humano.
Se denomina agua mineral, en este marco, al agua que alberga sustancias disueltas de tipo mineral. Dichos minerales disueltos le otorgan ciertas propiedades y pueden modificar el sabor del líquido.
El agua mineral se encuentra en manantiales naturales, aunque también se puede elaborar añadiendo los minerales deseados. En la antigüedad, las personas que querían aprovechar el agua mineral debían trasladarse hasta las fuentes que ofrecía la naturaleza para recogerla y beberla; sin embargo, en la actualidad se suele comercializar en botellas como cualquier otro producto.
Hoy en día es común que se produzcan confusiones entre conceptos como agua mineral, agua de mesa, agua purificada y agua potable. La correcta acepción de la idea de agua mineral se vincula exclusivamente a aquella agua que procede de una fuente subterránea y que está mineralizada desde el origen por los materiales que encuentra a su paso.
El agua mineral embotellada que se consume actualmente suele aportar hierro, calcio, sodio, magnesio, fluoruro y otras sustancias que otorgan diversos beneficios al organismo. Por eso puede decirse que este tipo de agua ayuda a relajar los músculos, favorece el buen funcionamiento metabólico, previene trastornos cardiovasculares, contribuye a la oxigenación de las células y mejora la digestión. Es importante tener en cuenta, de todos modos, que el agua mineral no debe considerarse como un remedio ya que sus efectos son muy limitados.
Cabe mencionar que existen muchas personas que no consumen agua mineral, ya sea por falta de recursos o bien como resultado de una decisión activa. Su alternativa más directa es el agua potable o «del grifo», como se denomina en algunos países; si bien algunos condenan esta costumbre de insalubre alegando que en ciertas ciudades contiene elementos tales como el cloro o el cal, lo cierto es que beber agua corriente no es necesariamente una mala práctica para la salud, aunque pueda impedirnos disfrutar de ciertos beneficios.
El agua mineral carbonatada nos brinda varios beneficios. Las mujeres que han alcanzado la etapa de la menopausia se encuentran entre las personas que más los aprovechan, de acuerdo con ciertos estudios científicos. Además de las bondades mencionadas más arriba, el agua mineral aumenta los niveles de colesterol bueno y disminuye los del malo, y de ahí que impacte favorablemente en el riesgo de problemas cardiovasculares.
Del mismo modo, el agua mineral nos otorga una mayor cantidad de sodio que las alternativas, especialmente mientras nos encontramos realizando ejercicio físico de gran intensidad o cuando nos vemos sometidos a temperaturas muy altas, como ser en los días de pleno verano. Como si todo esto fuera poco, también estimula el apetito, algo que muchas personas necesitan para regular su conducta alimentaria.
Uno de los aspectos de la salud que más se beneficia gracias al consumo de agua mineral es el estado de la piel, y esto se debe, en gran parte, a su aporte de sodio, magnesio y calcio, entre otros minerales, de vitaminas y nutrientes. Entre los resultados que podemos notar destacan los siguientes:
* previene la deshidratación y la flacidez, además de evitar la decoloración de la piel;
* fortalece los dientes y los huesos;
* favorece la limpieza de pieles grasas, la eliminación de granos y la reducción de poros dilatados;
* mantiene en equilibrio la glándula sebácea, gracias a la acción de algunos de sus compuestos, como ser el ácido salicílico.