Definición de agorafobia
Para poder entrar de lleno en la definición del término agorafobia lo primero que tenemos que hacer es conocer su origen etimológico. En este caso, tenemos que decir que se trata de una palabra de procedencia griega, ya que es fruto de la suma de dos términos de dicha lengua:
-El sustantivo “agora”, que puede traducirse como “plaza pública” o “asamblea”.
-El nombre “fobia”, que es sinónimo de “temor”.
En la Antigua Grecia, a la plaza pública donde se realizaban asambleas y encuentros sociales se la llamaba ágora. Una fobia, por otra parte, es un miedo o un rechazo exagerado y obsesivo. De este modo, si unimos los dos conceptos, nos encontramos con la idea de agorafobia: el temor o la aversión a un lugar público.
La agorafobia, por lo tanto, es la fobia a los espacios abiertos. Aquel que sufre este trastorno psiquiátrico siente terror o angustia al encontrarse en una calle, en un parque o en otro lugar abierto, donde se puede reunir mucha gente.
El hecho de estar en un espacio de estas características provoca ansiedad y nerviosismo al agorafóbico, que puede experimentar sudoración excesiva, temblores, incremento del ritmo cardíaco y aumento de la presión sanguínea, entre otros trastornos. Esto se debe a que la persona siente que no puede tener el control de la situación y de su propia vida.
De la misma manera, no hay que pasar por alto otros síntomas que sufren las personas con agorafobia, entre los que se encuentran serias dificultades para respirar con normalidad, dolores en el tórax, náuseas y mareos…
Se puede establecer que existen tres tipos diferentes de agorafobia:
-La que no tiene historia de trastorno de pánico.
-Los trastornos de pánico con agorafobia.
-Los trastornos de pánico sin agorafobia.
Por lo general, la agorafobia surge a partir de experiencias negativas. El sujeto pretende no repetir esas experiencias y, de esta manera, desarrolla un mecanismo que intenta protegerlo, aunque en realidad desencadena toda una serie de trastornos que atentan contra el bienestar y que hasta pueden incapacitar al individuo.
El tratamiento de la agorafobia se lleva a cabo con terapia psicológica. El especialista, en un entorno controlado, tratará de que el paciente experimente aquellos estímulos que le provocan el malestar para que consiga entender que los mecanismos automáticos son falsos. Es decir: si una persona, cuando está al aire libre siente mareos y cree que se desmayará, el psicólogo buscará demostrarle que a ese mareo que se genera no le sigue automáticamente un desmayo. Para evitar la sensación inicial, existen diversos ejercicios de relajación.
Otros datos de interés acerca de la agorafobia son los siguientes:
-El tratamiento también puede sustentarse en la ingesta de ciertos medicamentos, como son los antidepresivos.
-Un método distinto para tratar esta situación es el llamado terapia de exposición, que se identifica porque hace que la persona esté en contacto con sus miedos y con las causas que los generan.
-Una de las mayores complicaciones que presenta el tratamiento de la agorafobia es que las personas que la sufren tienden a aislarse de los demás, a estar solos. De ahí que sea fácil que caigan en depresiones que pueden generar, incluso, ideas de suicidio.