Definición de agnosia

El término agnosia que ahora vamos a abordar tiene su origen etimológico en el griego. En concreto, podemos determinar que deriva también de la palabra “agnosia”, que puede traducirse como “incapacidad para reconocer”. Se compone a partir de la suma de tres partes claramente diferenciadas:
-El prefijo “a-”, que es equivalente a “sin”.
-El sustantivo “gnosis”, que es sinónimo de “conocimiento”.
-El sufijo “-ia”, que puede traducirse como “cualidad”.

El concepto se emplea en el terreno de la medicina para referirse a un trastorno de la percepción que lleva a un sujeto a no reconocer individuos, elementos o situaciones que, anteriormente, le resultaban familiares.

Quien padece agnosia, de este modo, se vuelve incapaz del reconocimiento de ciertos estímulos que ya había aprendido. El trastorno además puede provocar la imposibilidad de aprender otros estímulos.

Es importante mencionar que la agnosia no se debe a un problema en los sentidos, como la pérdida de la vista. La persona continúa viendo sin problemas, aunque no consigue registrar ni comprender aquello que observa.

Se determina que toda agnosia, independientemente del tipo que sea, se caracteriza porque tiene estas señas de identidad:
-Hay una clara incapacidad para reconocer estímulos que recibe a través de lo que son distintos canales sensoriales.
-En los primeros compases, se puede dar la circunstancia de que la persona no acabe de darse cuenta de que tiene un problema. Y es que se puede considerar que sus síntomas son un simple fallo o un despiste.
-El paciente que la sufre tendrá quejas de otras personas, de su entorno, por su manera de comportarse de forma “extraña”.

Es posible diferenciar entre distintos tipos de agnosia. El ejemplo mencionado líneas arriba corresponde a la agnosia visual: el sujeto ve, pero no interpreta. Esta alteración suele generarse a partir de daños en el lóbulo temporal o el lóbulo occipital.

Dentro de la agnosia visual existen varios tipos diferentes como son estos:
-Agnosia para los colores, que propicia que la persona en cuestión no sea capaz de identificarlos y diferenciarlos.
-Prosoagnosia, que es la agnosia que afecta, sobre todo, a lo que es la percepción de las caras. En los casos más graves quien la sufre puede llegar incluso a no reconocerse a sí mismo delante del espejo y tampoco a sus seres queridos.

La agnosia auditiva, por su parte, se produce cuando la persona no logra interpretar los sonidos. De manera similar a la agnosia visual, el afectado puede escuchar sin problemas: el inconveniente radica en el procesamiento del significado del sonido en cuestión.

Las agnosias corporales constituyen un grupo de alteraciones que implican que el sujeto no consigue reconocer o identificar parte o la totalidad de su cuerpo. Otras clases de agnosias son las agnosias motoras (problemas para recordar un esquema de movimiento) y las agnosias táctiles (dificultades para el reconocimiento de aquello que se toca), entre otras.

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