Definición de activo financiero
El concepto de activo procede de actīvus, un término latino. Puede utilizarse como sustantivo o como adjetivo: en este caso vamos a quedarnos con su acepción como sustantivo. Un activo, de este modo, es un derecho o un bien que tiene valor económico y que está bajo propiedad de un individuo o de una corporación.
Financiero, por su parte, es un adjetivo que hace alusión a aquello vinculado con los negocios, la bolsa, los bancos o las cuentas públicas. Lo financiero es lo que está relacionado con las finanzas (los caudales).
Podemos decir, por lo tanto, que un activo financiero es un documento que otorga a su propietario el derecho a obtener una ganancia futura de parte de aquel que emitió el título en cuestión. Se trata de un activo intangible: no se materializa en sentido físico.
Cada activo financiero tiene una doble cara: por un lado, implica riqueza para aquel que lo tiene, pero a su vez supone un pasivo para quien lo emite. Esto se debe a que la empresa que vende un activo financiero, recibe dinero del comprador aunque más adelante debe pagarle beneficios.
Las acciones, los créditos y los bonos son ejemplos de activos financieros. Supongamos que el gobierno de un país emite un bono a 10 años con una tasa de interés del 25%. Esto supone que dicho Estado recibirá dinero de aquel que compre un bono, pero una década después tendrá que pagarle ese monto más un 25% adicional. Al hacer uso de este activo financiero, el Estado logra financiarse en el momento, mientras que el comprador del bono realiza una inversión de la cual recibirá su beneficio en el futuro.
Es posible reconocer tres características principales de los activos financieros, y estas son la liquidez, la rentabilidad y el riesgo. Cabe mencionar que la clase de activo financiero de la cual estemos hablando puede afectar los rasgos particulares de cada una de ellas. Por otro lado, hay una relación muy estrecha entre las tres, ya que la magnitud de cada una de ellas puede afectar a las dos restantes; por ejemplo, habrá una mayor rentabilidad y un riesgo más alto en un activo de poca liquidez.
Veamos a continuación una breve definición de cada una de estas tres características del activo financiero:
* rentabilidad: se trata del interés que recibe el propietario cuando acepta el riesgo que conlleva la cesión temporaria del monto. Esta variable aumenta en la medida que también lo hace el interés del activo financiero;
* riesgo: como el propio término lo indica, es la probabilidad de que la persona que emite el activo financiero no cumpla con sus obligaciones. En otras palabras, es posible decir que este punto depende de la solvencia del emisor, y de las garantías que lo pueden avalar frente al deudor. La relación con la rentabilidad también es directamente proporcional;
* liquidez: este punto es más complejo que los dos anteriores, pero en pocas palabras podemos definirlo como la la posibilidad de que el activo se convierta en dinero sin que surjan pérdidas.
De acuerdo con la liquidez de un activo financiero es posible realizar la siguiente clasificación:
* dinero en curso legal: billete y monedas. Es el tipo de activo financiero más líquido que existe, ya que es dinero propiamente dicho;
* dinero en cuentas bancarias: depósitos de plazo, de ahorro y a la vista;
* deuda pública a corto plazo: se trata de valores de renta fija cuya emisión tiene lugar a través de una subasta, y se denominan letras del Tesoro;
* pagarés de empresa: activos financieros que emite una empresa privada;
* deuda pública a largo plazo: obligaciones y bonos del Tesoro;
* renta fija: deuda que emiten las compañías privadas;
* renta variable: hay muchas posibilidades, como ser derivados financieros o acciones.