Definición de acompañante terapéutico
Acompañante es aquel que acompaña (que brinda su compañía o apoyo). Terapéutico, por su parte, es lo vinculado al tratamiento de una afección, una enfermedad o un malestar.
Un acompañante terapéutico es un profesional que actúa como auxiliar de salud, colaborando con una persona que está bajo tratamiento médico. Estos acompañantes pueden asistir de diferentes maneras a las personas que padecen autismo, esquizofrenia, psicosis, trastornos de desarrollo y otros inconvenientes.
El rol del acompañante terapéutico varía con cada paciente. A nivel general, puede decirse que el acompañante contiene al sujeto y lo asiste de distintas formas. En algunos casos, colabora con el paciente para que pueda realizar ciertas actividades cotidianas que, en solitario, no podría llevar a cabo.
También es usual que el acompañante terapéutico impulse al paciente a continuar con su tratamiento, sobre todo cuando existen problemas de tipo psicológico que dificultan el avance de la terapia. El profesional debe estar capacitado para ayudar a superar las barreras emocionales.
Ante un trastorno de tipo invalidante, como ser falta de movilidad de gran parte del cuerpo a causa de un accidente, es muy común que los pacientes se muestren reacios a llevar a cabo los ejercicios que les indican sus médicos. Si pensamos en el caso de un deportista, por ejemplo, que de pronto queda postrado en una silla de ruedas y se ve privado de sus actividades físicas, las cuales solía realizar a diario motivado por su vocación, no es difícil imaginar el impacto negativo que este cambio puede provocar en su ánimo.
Para luchar contra ésta y otras barreras existe el rol del acompañante terapéutico, quien debe encontrar los vestigios de fuerza de voluntad que quedan en sus pacientes, y construir a partir de ellos una gran fuente de energía para salir adelante. Así como en cualquier otra relación profesional en la cual la psicología sea una parte fundamental, el acompañante debe acercarse a su paciente, llegar a conocerlo, sentir empatía por él, para recién entonces encontrar la mejor manera de motivarlo a cumplir con su tratamiento.
Otra de las funciones del acompañante terapéutico es potenciar las relaciones sociales del paciente. Para esto puede impulsarlo a participar de juegos, propuestas lúdicas o incluso tareas laborales, brindándole su compañía en este marco.
Una de las consecuencias más frecuentes de las enfermedades y los trastornos que requieren la ayuda de un acompañante terapéutico es el aislamiento y el rechazo de cualquier tipo de ayuda por parte de amigos y familiares. Es tarea del profesional hallar el modo de disipar el mal humor y el desgano, para desbloquear al paciente e incentivarlo a que se acerque nuevamente a sus seres queridos, e incluso a que entable nuevos lazos.
Puede decirse, en definitiva, que el acompañante terapéutico es el sostén del paciente mientras desarrolla su tratamiento. El objetivo es que el individuo que recibe el acompañamiento pueda mejorar su condición y adquirir toda la autonomía posible, minimizando las limitaciones y explotando las capacidades adquiridas. Así, una vez que finaliza el tratamiento, la persona debe contar con más recursos para desarrollar su vida.
Hay que recordar que no todos los tratamientos conducen a la total recuperación; por el contrario, muchos de ellos simplemente apuntan a mejorar la calidad de vida o a superar ciertos síntomas. Por esta razón, el acompañante terapéutico debe preparar a sus pacientes para que aprendan a llevar adelante una vida plena y gratificante a pesar de sus potenciales limitaciones, en lugar de prometerles una curación que quizás nunca llegue. Es muy importante conseguir que las personas recuperen las ganas de vivir y que no se vuelvan dependientes de sus acompañantes, y éstos son dos objetivos muy difíciles de alcanzar.