Tristeza
Te explicamos qué es la tristeza, sus causas, consecuencias y cómo se expresa corporalmente. Además, cómo afrontarla y aliviarla.
¿Qué es la tristeza?
Llamamos comúnmente tristeza (del latín tristis), a un estado afectivo caracterizado por el dolor o sufrimiento emocional, es decir, por el decaimiento anímico, lo contrario de la alegría. Solemos expresarla mediante el abatimiento, las lágrimas, el llanto o la falta de energía y de apetitos, entre otros muchos síntomas posibles.
De acuerdo al psicólogo estadounidense y pionero en el estudio de las emociones Paul Enkman, la tristeza debe ser entendida como una de las siete emociones universales del ser humano, junto con la rabia, el desprecio, el miedo, el asco, la felicidad y la sorpresa. Esto quiere decir que todo el mundo la padece en algún momento y que no es en absoluto indicativo de trastornos mentales o problemas de otra índole.
La tristeza es un sentimiento pasajero (esa es su principal diferencia respecto de ciertos problemas como la depresión) derivado en la infancia temprana del miedo.
Sin embargo, como todas las emociones, comprende un rango de estados emocionales que van desde la decepción y el desánimo, entre los menos intensos, hasta la pena, el dolor y la miseria, entre los más intensos. Lógicamente, la intensidad de la tristeza se corresponde en general con la gravedad o seriedad del estímulo que la desencadena.
Al mismo tiempo, es posible sentir tristeza en ausencia de estímulos inmediatos, y en esos casos solemos darle otros nombres, como melancolía o nostalgia (cuando la causa el recuerdo), y en muchas ocasiones la percibimos de manera conjunta con otros tipos de emociones, como la rabia o el miedo. No debemos olvidar que el espectro emocional humano es amplio, complejo y diverso.
Ver también: Afecto
¿Por qué nos sentimos tristes?
La tristeza puede desencadenarse por motivos muy diferentes, que tengan que ver con la historia de la persona o con su situación existencial, afectiva o familiar. Sin embargo, los más comunes disparadores de la tristeza suelen ser los siguientes:
- La pérdida. La muerte de un familiar o un ser querido o admirado, la ruptura de pareja, o incluso el alejamiento geográfico respecto de dichas personas (como en la emigración o en un viaje muy largo).
- El rechazo. Ser rechazado por un potencial amante, o que nos nieguen la entrada en un grupo de amigos, o que nos humillen públicamente y nos hagan sentir despreciados por otros.
- El fracaso. La frustración de nuestras expectativas respecto de algo importante, o la cancelación de un evento que deseábamos intensamente, o el impedimento de alguna iniciativa personal en la que invertimos tiempo, esfuerzo y esperanzas.
- La decepción. La traición de un ser querido, la ruptura de una promesa ajena o alguna situación en la que sintamos nuestras emociones vulneradas por una persona de nuestra confianza.
- La transición. La pérdida de algún aspecto de nuestra identidad personal debido a cambios personales y transiciones vitales, como cambios laborales, graduaciones, etc.
Expresión corporal de la tristeza
La tristeza impone al cuerpo ciertas reacciones predecibles, especialmente en las facciones del rostro, cuyo fin es la expresión social del estado anímico. En general, una persona triste tendrá varias de las siguientes reacciones corporales:
- Su cuerpo estará decaído, con pérdida de tono muscular y postura cabizbaja o jorobada.
- Su mirada tenderá a esquivar la de los demás y fijarse en puntos indeterminados, reflejando una mayor introversión.
- Su rostro tenderá a perder firmeza, con los labios y párpados curvándose hacia abajo, y las cejas reuniéndose en el centro del ceño y hacia arriba.
Por otro lado, tendrá sensaciones de estrechez en el pecho, pesadez de los miembros, ojos húmedos y falta de apetito. Todo ello puede o no estar acompañado de llanto, lamentaciones o lagrimeo silencioso.
Ahora bien, desde un punto de vista neurológico, la tristeza está asociada con el descenso en el cerebro de la serotonina, y al aumento de la actividad neuronal en el lóbulo temporal, cerebelo tempral, vermis, misencéfalo, putamen y caudado.
Consecuencias de la tristeza
La tristeza es una emoción dolorosa, pero tiene un fin concreto en nuestra vida emocional que es llamar nuestra atención respecto de un evento emocionalmente importante. Es decir, nos permite lidiar con el dolor emocional, la pérdida y el duelo, y así evita que dichas emociones aniden en silencio en nuestro interior y se expresen luego de maneras menos controlables o impredecibles.
Por otro lado, la tristeza (la propia y también la ajena) nos invita a empatizar con el dolor de los demás, lo cual es clave para la construcción del tejido social de los seres humanos, y puede también tener un rol catártico, o sea, de purga emocional, que nos deje renovados y fortalecidos. Por esa razón mucha gente busca someterse a experiencias artificiales (películas, libros, etc.) que inducen a una tristeza temporal, manejable y superficial.
En general, debemos comprender la tristeza como un momento de transición entre una actitud infructuosa o un panorama emocional inválido, y otros nuevos. En ese sentido, usualmente consiste en una emoción adaptativa, parte de un proceso de cambio.
¿Cómo afrontar y aliviar la tristeza?
Lo primero que conviene saber, a la hora de lidiar con la tristeza, es que se trata de una emoción natural y necesaria, que normalmente debemos poder transitar sin que traiga más consecuencias catastróficas en nuestras vidas. Es decir, la tristeza es una reacción natural ante un evento doloroso, y no tiene sentido pretender vivir una vida totalmente ajena a sentimientos tristes.
Dicho esto, existen reacciones naturales a la tristeza:
- El aislamiento, ya que buscamos retirarnos de aquello que nos causó dolor y “lamernos las heridas”, figuradamente, en soledad o acompañados de aquellos que consideramos parte de nuestro entorno íntimo y seguro.
- La distracción, dado que muchas personas prefieren evadir el dolor que sienten a través de actividades recreativas o que las induzcan a una alegría necesaria. Sin embargo, esta distracción puede funcionar durante un tiempo nada más, y eventualmente habrá que hacer frente a la tristeza, queramos o no. Las personas incapaces de hacerlo corren el riesgo de caídas más profundas más adelante, o de cometer acciones irresponsables mientras estén huyendo de la tristeza.
- La vulnerabilidad, esto es, la expresión del dolor abiertamente, invitando a la compasión de las demás personas y permitiendo que la emoción cumpla su ciclo. Muchas veces la única forma de vivir la tristeza sanamente es llorar.
En caso de que la tristeza no ceda en el tiempo, sino que acaba agravándose en depresiones u otros cuadros crónicos que impiden el funcionamiento vital, podría hacerse necesaria la intervención de un especialista (psicólogos o psicoterapeutas) que provea herramientas psíquicas o médicas adicionales, para que la tristeza cumpla su ciclo y una nueva etapa se abra para la persona.
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Referencias
- “Tristeza” en Wikipedia.
- “Psicología de las emociones: la tristeza” en Psicoglobal.
- “Tristeza, qué es, para qué sirve y cómo se expresa” en Instituto Galene.
- “What is Sadness?” en Paul Ekman Group.
- “Sadness (emotion)” en The Encyclopaedia Britannica.