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Propósito

Te explicamos qué son los propósitos y en qué se diferencian de los objetivos. Además, qué son los propósitos personales y de vida.

¿Qué es un propósito?

Con la palabra propósito generalmente nos referimos al sentido o la intención con que desempeñamos alguna tarea, es decir, la finalidad con que emprendemos una acción, ya sea un trabajo, una investigación, una rutina nueva o la vida misma. En este último caso, el propósito de la existencia, o sea, el para qué estamos en el mundo, es una de las preguntas y cuestionamientos filosóficos más antiguos y difíciles de responder que existen.

Esta palabra proviene del latín propositum, formado por las voces pro (“adelante”) y ponere (“poner”), por lo que puede entenderse como aquello que se pone por delante, es decir, figuradamente, aquello que se planifica para el futuro. Es común que lo empleemos como sinónimo de objetivo, finalidad o intención, y en este último permite decir que algo fue hecho con plena conciencia y motivación, es decir, fue planificado, fue hecho a propósito.

De hecho, es común hablar en situaciones de enmienda, de mejoramiento personal o de cuestionamiento moral del propósito con que alguien hizo algo, o incluso de los propósitos futuros que se traza, como hacemos al término de cada año con los “propósitos de año nuevo”, que son los compromisos con nosotros mismos que nos disponemos a emprender y cumplir.

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Diferencia entre propósitos y objetivos

Si bien estos dos términos pueden emplearse como sinónimos, también es posible entenderlos como conceptos diferentes. En general, llamamos objetivos a las metas que nos hemos trazado de antemano, y que son concretas, medibles y alcanzables, de modo que podamos adaptar nuestra metodología a conseguirlas.

Mientras que por propósitos solemos referirnos a lo mismo, pero haciendo hincapié en la intención, o sea, en la planificación subjetiva, dado que un propósito puede ser inalcanzable, puede ser ficcional o abstracto. Así, convertimos un propósito en un objetivo cuando emprendemos las acciones concretas que nos llevarán hacia la meta.

Propósitos personales

Cuando hablamos de propósitos personales, nos referimos a los planes a futuro que nos trazamos o con que soñamos, y que generalmente tienen que ver con las personas que deseamos ser, esto es, con una idea del mejoramiento personal, del compromiso con uno mismo y, a veces, con la autoayuda.

Los propósitos personales son individuales, atañen a cada quien, ya que dependen del compromiso con que la persona los asuma. Pueden ser ejemplos de ello dejar de fumar, bajar de peso, cambiar de trabajo, terminar esa novela que estamos escribiendo o simplemente ser más amigable con nuestros compañeros de trabajo.

Propósito de vida

En cambio, cuando hablamos de propósitos de vida, nos referimos a algo mucho más serio y grandilocuente: el rol principal que cumpliremos a lo largo de nuestra existencia, si es que eso existe. Es decir, el propósito de vida de cada quien es eso a lo que se dedicará y que le dará sentido a su tránsito por la Tierra, y cuya importancia está definida por la subjetividad de cada quien.

Así, para muchas personas un propósito de vida puede ser ayudar al prójimo, proteger a los indefensos, hacer mucho dinero o acumular la mayor cantidad posible de experiencias. Sea lo que sea, es una meta abstracta que guiará nuestros pasos y nuestras decisiones vitales.

Si, por otro lado, hablamos del propósito de la vida, asumiendo que la vida tenga alguna clase de cometido u objetivo general, nos referimos a la difícil respuesta a esa pregunta que todos alguna vez nos hemos hecho: “¿por qué estamos aquí?” o mejor: “¿para qué estamos aquí?”.

Pensar en el propósito de la vida es pensar que hay un objetivo central al cual apunta la existencia humana, pero que está oculto y debemos de alguna manera dar con él, ya que sin ello existir carece de sentido. A diferencia de los propósitos personales o los propósitos de vida, el propósito de la vida se vincula con las ideas de Dios o de una planificación divina que guía los eventos que ocurren.

“A propósito”

Hacer algo a propósito o hacer algo a drede quiere decir que se lo hace con plena intención, con consciencia de sus consecuencias, o sea, intencionalmente. También puede emplearse para decir que nos referimos a algo mencionado previamente de pasada. Se trata de una locución adverbial de uso muy común, en oraciones como:

  • A propósito del clima, tendremos fuertes lluvias este sábado” (como sinónimo de “en lo referente a”).
  • “Estoy seguro de que lo hiciste a propósito” (como sinónimo de “intencionalmente”).

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Referencias