Procrastinar
Te explicamos qué es procrastinar, por qué se produce y ejemplos. Además, cómo dejar de procrastinar y cómo se escribe el término.
¿Qué es procrastinar?
Cuando hablamos de procrastinar, nos referimos a la postergación o el diferimiento de un asunto importante, sustituyéndolo en cambio por otros de menor relevancia, más fáciles de enfrentar o más agradables. No se trata de una forma de pereza u holgazanería, sino de una dificultad para enfrentar los requisitos emocionales que la tarea compleja demanda.
El verbo procrastinar no era muy empleado hasta comienzos del siglo XXI, cuando ha cobrado vigencia a la luz del efecto distractor que tienen las redes sociales. El término proviene del latín procrastinare, conformado por el prefijo pro– (“adelante”) y crastinus (“mañana”), es decir, dejar las cosas para mañana, algo totalmente contrario a lo que sugiere el dicho popular: “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”.
Al contrario de lo que se suele creer, la procrastinación es un asunto emocional. Se trata de un comportamiento distractivo, que posterga el instante de hacer frente a una actividad percibida como dolorosa, incómoda, angustiante, inquietante, difícil o frustrante, todo lo cual justifica su diferimiento a un futuro incierto e idealizado en el que sí estén dadas las condiciones para hacerlo.
Muchos psicólogos consideran la procrastinación como un síntoma de problemas más grandes, como la depresión, el trastorno por déficit de atención por hiperactividad, o también como un rasgo de la hiperestimulación a la que nos hallamos sometidos en la época contemporánea.
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Ejemplos de procrastinación
La procrastinación puede darse de formas muy diversas, por ejemplo:
- Disponer eternamente de “preparativos” para enfrentar lo que hay que hacer: servirse una taza de café, luego ajustar la silla, luego cambiar de lápiz, luego hacerle mantenimiento al computador, luego ir al baño, y así infinitamente.
- Atender tareas menores y poco importantes de la oficina, como enviar un correo electrónico, sacar punta a los lápices o resolver inconvenientes nada urgentes, con tal de no enfrentar la tarea principal y más relevante.
- Enfrascarse en múltiples distracciones mientras se “empieza” el trabajo importante, de manera que se les dedique más tiempo y atención a las primeras que este último, por ejemplo, abriendo ventanas en redes sociales, iniciando conversaciones por chat, etc.
¿Cómo dejar de procrastinar?
No existe una respuesta sencilla a cómo dejar de procrastinar, en parte porque no tiene una causa única o fácil de identificar. Sin embargo, un cambio significativo en la manera de pensar o aproximarse a la tarea en cuestión casi siempre puede ser parte de la solución del problema, entendiendo que no se trata tanto de falta de ganas o de falta de voluntad, como de una configuración emocional que complica más de lo necesario la tarea.
Así, para dejar de procrastinar una actividad, pueden resultar de utilidad ciertos cambios de actitud, tales como:
- Dividir la tarea pendiente en un conjunto de tareas más pequeñas y manejables, que pueden hacerse con menos esfuerzo y menos ansiedad, y comenzar a acometerlas una por una.
- Alentarse a hacer un borrador o una versión previa e imperfecta de la tarea, sobre la cual luego trabajar en una versión definitiva. Esto permite disminuir las presiones de perfección y avanzar sobre la tarea sin la sensación de tener que hacer las cosas bien a la primera.
- Aceptar las propias decisiones, los propios deseos y las propias necesidades, como una forma de restar presión al qué dirán y a la necesidad de validación externa, para así poder emprender las tareas postergadas con menos miedo.
- Construir un entorno de trabajo libre de distracciones gratuitas: dejar el teléfono a un lado, desinstalar juegos de computadora, minimizar las interrupciones, cerrar sesión en las redes sociales, etc., durante el período en el cual queremos hacer esa labor importante. Debemos disminuir la cantidad y disponibilidad de excusas.
- En caso de darnos cuenta de que estamos evadiendo la labor importante, no culpabilizarnos y añadir frustración y malestar a la experiencia, sino tomarlo con cierto humor y tratar de reencauzar nuestra atención de maneras positivas.
- Aplicar técnicas de trabajo interrumpido como el “método pomodoro”, que generalmente segmentan el trabajo en pequeños lapsos empleando pausas intermitentes para hacerlo más liviano.
¿Procrastinar o procastinar?
La escritura correcta del verbo es procrastinar y no “procastinar”, es decir, se escribe con dos “r” interconsonánticas, a pesar de que resulte complicado de pronunciar. Esto se debe a que proviene del latin procrastinare, como hemos visto ya.
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Referencias
- “Procrastinación” en Wikipedia.
- “Procrastinar” en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española.
- “Qué es procrastinar y cómo dejar de hacerlo” en Aesthesis Terapia Psicológica.
- “Procrastinar no es un asunto de holgazanería, sino de manejo de las emociones” por Charlotte Lieberman en The New York Times en Español.
- “¿Procrastinar o procastinar?” en La Vanguardia.