Lengua y literatura

Poemas del creacionismo literario


Los poemas del creacionismo literario yuxtaponen imágenes y metáforas de manera audaz. Asimismo, a menudo utilizan un vocabulario original, combinando palabras de forma individual o irracional.

Este movimiento literario experimental fue fundado alrededor de 1916 en París por el poeta chileno Vicente Huidobro. Para sus seguidores, la función del poeta era crear un mundo imaginario y muy personal en lugar de describir el mundo de la naturaleza.

Lista de poemas del creacionismo literario

Esta selección de poemas del creacionismo literario contiene 5 poemas de sus mayores representantes: El espejo de agua y Alguien iba a nacer de Vicente Huidobro, Emigrante y Fuente de Gerardo Diego Cendoya e Interior de Juan Larrea.

De esta manera, se puede observar las principales características de los poemas del creacionismo literario: versos marcados por el experimentalismo lingüístico, rechazo a la imitación de la realidad y la creencia en la autonomía del arte.

El espejo de agua

Mi espejo, corriente por las noches,
Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.

Mi espejo, más profundo que el orbe
Donde todos los cisnes se ahogaron.

Es un estanque verde en la muralla
Y en medio duerme tu desnudez anclada.

Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,
Mis ensueños se alejan como barcos.

De pie en la popa siempre me veréis cantando.
Una rosa secreta se hincha en mi pecho
Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.

Alguien iba a nacer

Algo roza los muros…
Un alma quiere nacer.

Ciega aún.

Alguien busca una puerta,
Mañana sus ojos mirarán.

Un ruido se ahoga en los tapices.

¿Todavía no encuentras?

Pues bien, vete,
No vengas.

En la vida
Sólo a veces hay un poco de sol.

Sin embargo vendrá,
Alguien la espera

Emigrante

El viento vuelve siempre
aunque cada vez traiga un color diferente

Y los niños del lugar
danzan alrededor de las nuevas cometas

Canta cometa canta
con las alas abiertas
y lánzate a volar
pero nunca te olvides de tus trenzas

Las cometas pasaron
pero sus sombras quedan colgadas de las puertas
y el rastro que dejaron
fertiliza las huertas

Por los surcos del mar
ni una sola semilla deja de brotar
Chafadas por los vientos y los barcos
las espumas reflorecen todos los años

Pero yo amo más bien
los montes que conducen sobre sus lomos ágiles
las estrellas del harem

Pastor marino
que sin riendas ni bridas
guías las olas a su destino
No me dejes sentado en el camino

El viento vuelve siempre
Las cometas también
Gotas de sangre de sus trenzas llueven
Y yo monto en el tren

Fuente

Mecanismo de amor
Mi grifo versifica mejor que el ruiseñor

Y eras tú y tu vestido
lo que todos los días he bebido

camino de la noche
junto al árbol real
mientras el viento espera
la hora de abrir el hospital

Pero tus ojos ya no vuelan
ni los pájaros anidan en las ventanas muertas
El agua en el balcón
como un perro olvidado

Mi corazón y el baño se vacían

Puedes dormir tranquila
No hay cuidado

Interior

Tus cabellos están fuera de ti misma sufriendo pero perdonando
gracias al lago que se deshace en círculos
alrededor de los ahogados cuya gotera de pasos muertos
ahonda en tu corazón el vacío que nada vendrá a llenar
aún si sientes la necesidad de zurcir

aún si tu nuca se pliega a los menores caprichos del viento
que exploras tu actitud y ahuyenta la ventana allí dormida
y abre tus párpados y tus brazos y se lleva
si tienes necesidad de zurcir
todo tu follaje hacia tus extremidades

Referencias

  1. Huidobro, V. (1992). Antología Poética. Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
  2. Larrea, J. (1989). Versión celeste. Madrid: Cátedra.