Cultura general

Creacionismo: concepto, origen, principios, representantes


¿Qué es el creacionismo?

El creacionismo o teoría del creacionismo afirma que la Tierra, los seres vivos y el universo fueron creados por Dios. En este sentido, la mayoría de los seguidores de esta creencia no aceptan la teoría de la evolución de las especies.

El primero que usó el término creacionista fue, precisamente, Charles Darwin. En una carta utilizaba esa expresión para calificar a quienes se oponían a la ciencia por ir en contra de sus creencias religiosas. Con los diferentes descubrimientos arqueológicos y biológicos, el creacionismo fue perdiendo vigor.

La teoría del creacionismo está relacionada con los diferentes relatos que cada religión ofrece sobre la creación del mundo, aunque el término creacionista se suele aplicar a aquellos que profesan el cristianismo. Dentro de los partidarios de esta tesis existen varias corrientes, desde los que interpretan la Biblia literalmente hasta los seguidores del diseño inteligente.

En el siglo XX, el creacionismo ha conservado cierta fuerza en los Estados Unidos. Figuras como Henry M. Morris o Harold W. Clark han logrado notoriedad y seguidores gracias a sus posturas en defensa de esta teoría y en algunos estados de los EE.UU se ha desarrollado una auténtica batalla legal sobre su presencia en la educación.

Origen e historia

El creacionismo se basa en los relatos de las diferentes religiones sobre cómo se formó el universo y aparecieron las diferentes formas de vida. Para sus seguidores más clásicos, los libros religiosos deben ser entendidos literalmente.

Ese tipo de relatos ofrecían al ser humano una respuesta a aquellas preguntas que no podía responder, comenzado por el origen de la vida y terminando por qué ocurre tras la muerte.

A pesar de esto, el creacionismo apareció como corriente de pensamiento cuando la ciencia comenzó a dar sus propias respuestas a las cuestiones anteriores. Así, los estudios de Charles Darwin sobre el origen de las especies y la evolución natural fueron recibidos con indignación por muchos creyentes.

El propio Darwin utilizó el término creacionista para denominar a sus detractores. Eran, según él, aquellos que ponían sus creencias religiosas por encima de los descubrimientos científicos.

Creacionistas

El avance de la ciencia en el siglo XVIII provocó que comenzaran a publicarse descubrimientos que contradecían los escritos bíblicos. Algunos teólogos y científicos intentaron reconciliar ambos aspectos: ciencia y religión.

Ya en el siglo XIX, el concepto creacionista empezó a utilizarse para designar a los que opinaban cada especie había sido concebida por separado, como Philip Gosse. Al crecer el enfrentamiento entre evolucionistas y creacionista, estos últimos empezaron también a ser llamados “antievolucionistas”.

El creacionismo de ese periodo es el denominado creacionismo clásico. Esta corriente abarcaba tanto a los que pensaban que existía un dios creador pero no renegaban del evolucionismo, como a los fundamentalistas que defendían la literalidad de lo relatado en el Génesis.

EE.UU

Uno de los países en los que el creacionismo tuvo más fuerza fue en los Estados Unidos. Allí, a partir de 1929, esta teoría se asoció a los que rechazaban totalmente la idea de la evolución. Este sector afirmaba que la Tierra solo tenía entre 5700 y 10000 años, ignorando cualquier descubrimiento arqueológico.

Sin embargo, en EE.UU también creció otro sector de creacionistas que apoyaron la idea de la Tierra joven, así como un tercero formado por los creacionistas evolutivos. En ambos casos, aceptaban parte de lo afirmado por la ciencia, sin dejar de considerar que la todo fue creado por Dios.

Creacionismo contemporáneo

Frente al creacionismo clásico, el contemporáneo intenta demostrar sus creencias utilizando disciplinas pertenecientes a las ciencias naturales. Esta corriente ha sido denominada creacionismo científico por sus partidarios.

Para presentar sus pruebas científicas, estos creacionistas no siguen el método científico ni producen hipótesis falsables. Por esa razón, sus trabajos no son aceptados por la gran mayoría de la comunidad científica.

Diseño inteligente

Otra de las corrientes actuales del creacionismo, especialmente presente en los Estados Unidos, es el llamado diseño inteligente. Según sus seguidores, la complejidad de algunas estructuras biológicas solo puede explicarse si ha intervenido alguna intervención divina.

Creacionismo pro-evolución

Todos los grupos anteriores se han posicionado en contra de la evolución. Frente a ellos, existe otro creacionismo que sí acepta que los seres vivos han aparecido mediante una evolución natural. Se trata, más bien, de una corriente filosófica que no intenta sustituir a la teoría evolutiva, sino completarla con la religión.

Principios del creacionismo

Todos los creacionismos contrarios a la evolución comparten una serie de principios básicos. Con ellos, tratan de argumentar el origen divino del universo y de los seres vivos.

Causalidad

El primero de los principios que los creacionistas utilizan para justificar sus posiciones es el de causalidad. Este consiste en que todo fenómeno debe tener una causa, por lo que el universo y la vida también tiene que tener una.

Según sus creencias, esto supone que ha debido existir algún propósito a la hora de crear el mundo y, obligatoriamente, una figura divina que lo haya realizado.

Los creacionistas han intentado utilizar leyes científicas como las de la termodinámica, las de Mendel o la biogénesis para ofrecer una base a sus posiciones.

Dios lo creó todo

Para los creacionistas existe un principio fundamental: Dios creó el universo, la Tierra, la vida y, sobre todo, a los seres humanos. Dependiendo de la corriente, algunos pueden llegar a admitir cierto proceso de evolución.

A la hora de tratar de explicar la causa de las extinciones, muchos creacionistas afirman que Dios ha podido querer exterminar, por alguna razón, especies concretas.

Edad de la Tierra

La antigüedad de la creación es un aspecto controvertido para los creacionistas. Un sector, el de la Tierra joven, afirma que la Tierra solo tiene entre 6000 y 10000 años. Esa cifra se basa en una lectura literal de la Biblia y en el estudio de la edad de sus personajes.

Por otra parte, otro sector sí tiene en cuenta los hallazgos arqueológicos y los estudios astronómicos realizados y acepta que la Tierra es mucho más antigua. Sin embargo, sostienen que la vida estuvo presente desde el principio y que la evolución fue diseñada por Dios.

Relación del creacionismo y la biología

Los creacionistas clásicos no aceptan muchas de las conclusiones de los biólogos. Otros, en cambio, son más abiertos en este campo y admiten algunos descubrimientos.

Controversia

En su discusión con los biólogos, los creacionistas suelen afirmar que la teoría de la evolución se ha convertido en un dogma religioso. De esta forma, intentar negar la validez de los estudios científicos realizados y reducir la controversia a una polémica entre dos creencias religiosas.

Creacionismo científico

El enfrentamiento entre la biología como ciencia y los creacionistas se acentuó en la década de los 60 del siglo pasado. Las investigaciones de los biólogos desmontaban la mayoría de los argumentos de los creacionistas y estos reaccionaron organizándose para difundir sus ideas.

Henry M. Morris, uno de los representantes más destacados del creacionismo estadounidense, fundó el Centro de Investigaciones de la Ciencia de la Creación en California. Esta institución publicó numerosos libros de biología en los que trataba de unir los descubrimientos de esa ciencia con las tesis del creacionismo. Nació, así, el llamado creacionismo científico.

Complejidad irreducible

Uno de los argumentos más utilizados por los creacionistas científicos y por los defensores del diseño inteligente es el de la complejidad irreducible.

De acuerdo a sus tesis, en la naturaleza se encuentran estructuras extremadamente complejas que no han podido aparecer naturalmente a partir de estructuras más simples. Algunos de los ejemplos que presentan son mecanismos biológicos presentes en las bacterias o el mecanismo que permite al sistema inmunitario adaptarse.

Para ellos, estas estructuras no han podido surgir de la selección natural, por lo que deben haber sido creadas por Dios.

Representantes del creacionismo

Dado que las religiones moldearon las creencias durante siglos, se podría afirmar que, con excepciones, todo el mundo era creacionista hasta que la ciencia comenzó a desarrollarse.

Es a partir de la aparición de teorías que contradecían los relatos religiosos cuando aparece una reacción de defensa del creacionismo, con algunos representantes muy destacados.

James Usher

James Usher era arzobispo en el Trinity College de Dublín cuando emprendió la tarea de calcular cuando Dios había creado el mundo. Para ello estudió documentos hebreos y la Biblia y llegó a la conclusión de que la creación había tenido lugar el 22 de octubre del año 4004 a. C.

Poco después, John Lightfoot, de la Universidad de Cambridge, corrigió a Usher y afirmó que la verdadera fecha era septiembre del 3928 a. C.

Harold W. Clark

Uno de los representantes más importantes del creacionismo a comienzos del siglo XX fue Harold W. Clark.

El joven Clark fue educado dentro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. En 1929 publicó uno de los libros que más influencia ha tenido entre los partidarios de la teoría creacionista. El título fue Vuelta al creacionismo y su contenido ha provocado que Clark sea considerado como el mayor teórico sobre esta creencia en tiempos modernos.

Henry M. Morris y John C. Whitcomb

Morris y Whitcomb fueron los autores de la Inundación del Génesis, otra de las obras más influyentes dentro del creacionismo. De hecho, muchos de sus seguidores han calificado a este libro como “la biblia del creacionismo”.

El primero dedicó toda su vida a buscar argumentos científicos que pudieran apoyar lo relatado en el Antiguo Testamento. Para Morris, la teoría de la evolución era totalmente falsa y sostenía que la Tierra había sido creada poco tiempo antes del diluvio universal.

John C. Clement, por su parte, se distinguió por su férrea creencia en la literalidad de la Biblia. Así, afirmaba que el mundo fue creado por Dios en seis días y que se mantiene inalterable desde entonces.