Psicología del deporte: historia, objetivos y perfil
La psicología del deporte es una disciplina que utiliza el conocimiento adquirido por las ciencias del comportamiento humano para conseguir desarrollar al máximo el bienestar y el potencial de los atletas. También se encarga de los aspectos sociales y sistémicos del deporte, además de estudiar cómo influye el desarrollo biológico en la actuación de los deportistas.
En las últimas décadas, la psicología del deporte ha pasado de ser una disciplina marginal y no reconocida por ningún organismo oficial, a una alternativa laboral, educativa y de investigación a las ramas más conocidas de esta ciencia. Hoy en día, organismos tan importantes como la American Psychology Association (APA) la reconocen como una aplicación válida de los conocimientos sobre la mente humana.
Para que un profesional pueda ser considerado como un psicólogo deportivo, debe haber obtenido un título como psicólogo general, y haber realizado una especialización en esta rama. Sin embargo, existen algunas disciplinas similares que no requieren haber cursado una carrera universitaria. El caso más famoso es el del coaching deportivo.
Los profesionales de la psicología del deporte pueden intervenir con atletas y otros profesionales relacionados con el mundo del ejercicio (como por ejemplo padres o entrenadores) de cualquier nivel, disciplina y edad. Así, un psicólogo deportivo puede tratar a personas tan dispares como un niño que va a entrar en una competición amateur de fútbol, y un atleta de élite que se prepara para las Olimpiadas.
Índice del artículo
- 1 Historia
- 2 Objetivos
- 3 Perfil del psicólogo deportivo
- 4 Especialidades
- 5 Aplicaciones principales
- 6 Referencias
La psicología deportiva es una disciplina relativamente joven dentro de las ciencias que estudian el comportamiento y el pensamiento humano. En 1920, el psicólogo Carl Diem fundó el primer laboratorio relacionado con esta materia en el Deutsche Sporthochschule, en la capital de Alemania, Berlín.
Cinco años más tarde, en 1925, se fundaron otros dos laboratorios relacionados con la psicología deportiva. El primero lo creó A. Z. Puni, en el Instituto de Cultura Física de Leningrado. El otro fue fundado por Coleman Griffith en la Universidad de Ilinois, después de haber empezado a impartir el primer curso de la historia sobre esta disciplina en el año 1923.
Un año después de fundar su laboratorio de psicología deportiva, Griffith también publicó el primer libro relacionado con este tema, La Psicología del Entrenamiento (1926). Por desgracia, su laboratorio tuvo que cerrar en 1932 debido a la falta de fondos. A partir de este momento, tuvieron que pasar varias décadas hasta que resurgió el interés por la psicología del entrenamiento y los deportes.
Entre la década de los 30 y la de los 60, el interés por la psicología deportiva decayó en gran medida, abandonándose casi por completo esta disciplina. Sin embargo, a partir de 1965 se comenzó a estudiar de nuevo la relación entre la ciencia del comportamiento humano y el rendimiento deportivo, esta vez de forma mucho más intensa.
Así, en 1965 un psicólogo llamado Ferruccio Antonelli creó la International Society of Sport Psychology (ISSP), que a día de hoy sigue siendo una de las asociaciones más importantes relacionadas con esta disciplina.
Gracias a la labor de este psicólogo y otros muchos profesionales, en la década de los 70 ya se habían creado los primeros cursos universitarios relacionados con esta materia en los Estados Unidos.
Al mismo tiempo, en 1970 se creó la primera revista académica relacionada con la psicología deportiva, el International Journal of Sport Psychology. Casi una década más tarde, en 1979, se creó la segunda publicación científica sobre el tema: el Journal of Sport Psychology.
Ya en la década de los 80, un mayor número de profesionales empezaron a realizar investigaciones rigurosas sobre los efectos de la psicología sobre el rendimiento deportivo, y sobre cómo el ejercicio podía utilizarse para mejorar la salud física y mental, reducir los niveles de estrés y mejorar el estado de ánimo de personas con diferentes problemas.
Gracias a los esfuerzos realizados en las décadas pasadas por los profesionales del sector, hoy en día la psicología deportiva es una disciplina reconocida en prácticamente todo el mundo, que cuenta con una gran cantidad de datos científicos y que ayuda a muchas personas, tanto en el ámbito atlético como en el personal.
Así, hoy en día la psicología del deporte tiene principalmente dos objetivos. Por un lado, intenta descubrir de qué manera los conocimientos que tenemos sobre el funcionamiento de la mente humana, nuestras emociones y nuestros comportamientos pueden ayudar a atletas de todos los niveles a mejorar su rendimiento y su bienestar.
Por otra parte, la psicología deportiva también se centra en lo contrario: descubrir qué beneficios puede tener el ejercicio en la vida de las personas normales, y cómo fomentar los hábitos deportivos en ellas. Los descubrimientos de ambos enfoques se retroalimentan y refuerzan entre sí.
Como ya hemos visto, la psicología del deporte tiene dos objetivos principales. Por una parte, pretende entender cómo determinados factores psicológicos pueden influir en el rendimiento de los atletas, para así poder ayudarles a mejorar y llevar su desempeño al máximo nivel.
Por otro lado, esta rama de la psicología también busca comprender qué efectos tiene la participación en diferentes disciplinas deportivas sobre la mente humana. En este sentido, también se estudian los efectos del deporte sobre distintos trastornos mentales, como por ejemplo la depresión o la ansiedad.
A menudo, los psicólogos deportivos se centran solo en el primer objetivo. Esto se debe a que, al aplicar los conocimientos obtenidos por esta disciplina con esta meta en mente, se consiguen resultados mejores en competiciones, se baten récords y en general se incrementan las victorias en diferentes competiciones atléticas. Es decir, en el corto plazo este objetivo produce resultados más interesantes.
Sin embargo, en el medio y largo plazo el segundo objetivo es igual de importante que el primero, si no más. La razón es que, si se pretende que un atleta sea capaz de mantenerse compitiendo durante muchos años y aportando el máximo posible a la disciplina que ha escogido, es necesario asegurarse de que su salud mental sea tan fuerte como se pueda.
Además, diferentes investigaciones han comprobado que el hecho de participar en disciplinas deportivas y de mantener un régimen de ejercicio tiene efectos muy positivos en distintos aspectos psicológicos, como pueden ser la personalidad, el control emocional, la empatía, la capacidad de trabajar en equipo o el estado de ánimo.
Para poder realizar una carrera en el mundo de la psicología deportiva, es necesario que una persona cuente con una serie de habilidades fundamentales. Debido a que los profesionales de este área pueden ejercer en muchos ámbitos distintos, tienen que ser capaces de adaptarse y de trabajar de diferentes maneras y con personas de características muy diferentes.
A continuación veremos qué habilidades y competencias debe tener un psicólogo deportivo para poder ejercer bien su trabajo.
Quizás la habilidad más importante que puede tener un psicólogo deportivo es estar al día sobre los nuevos descubrimientos que se llevan a cabo constantemente relacionados con este ámbito. Así, al igual que ocurre en otras profesiones como la medicina, la persona tendrá que estar actualizándose constantemente para que sus conocimientos no se queden obsoletos.
¿Por qué es tan importante esta competencia? Si un psicólogo deportivo no comprende en profundidad la relación entre la mente y el cuerpo, no podrá ayudar a sus pacientes a desarrollar su máximo potencial.
De hecho, si trabaja en ámbitos más delicados, como el campo de la salud mental o la rehabilitación de accidentes deportivos, un error por su parte podría tener consecuencias realmente negativas.
Al igual que ocurre con la mayoría de los profesionales del ámbito de la salud mental, un psicólogo deportivo debe ser capaz de mantener la calma ante situaciones de estrés, comunicarse de manera efectiva, empatizar con sus clientes o pacientes y ayudarles a gestionar sus emociones.
Por otro lado, los psicólogos deportivos también deben desarrollar habilidades cognitivas como el pensamiento crítico, que les ayuda a tomar las decisiones más adecuadas para cada momento; y deben ser capaces de observar lo que ocurre de manera objetiva, para que sus emociones no interfieran con sus decisiones profesionales.
Finalmente, el papel principal de los psicólogos deportivos es aplicar los descubrimientos realizados dentro del estudio de la salud mental para mejorar el rendimiento de sus clientes, o su estado de ánimo.
Por ello, deben estar familiarizados tanto con las disciplinas deportivas a las que se están dedicando, como con diversas técnicas psicológicas que les permitan conseguir los mejores resultados.
Así, por ejemplo, un profesional de esta disciplina que trabaje como entrenador de un equipo de fútbol debe estar lo suficientemente familiarizado con este deporte como para poder ser efectivo en lo que hace.
Sin embargo, también debe entender cuáles son las mejores maneras de aplicar las técnicas de intervención con las que cuenta para hacer que sus atletas puedan dar lo mejor de sí mismos a corto y largo plazo.
Aunque técnicamente podría existir un número casi infinito de especialidades de la psicología deportiva, lo cierto es que en la práctica los profesionales se dividen en una serie de áreas comunes en función de las tareas que realicen con más asiduidad. A continuación veremos algunas de las más importantes.
Los profesionales que se dedican a este área están especializados en aconsejar, entrenar y guiar a deportistas jóvenes y a sus familias. Algunas de sus tareas incluyen ayudarles a desarrollar su autoestima y confianza, trabajar en las habilidades de equipo, y potenciar al máximo los efectos positivos que tiene el ejercicio sobre el carácter y la personalidad de quienes lo practican.
Por otro lado, los psicólogos deportivos especializados en jóvenes a menudo tienen que tratar una serie de problemas comunes, que pueden incluir los siguientes: bullying o acoso, presión de grupo, ansiedad de participación, equilibrio entre el deporte y otras áreas de la vida, falta de motivación, o manejo de las expectativas parentales.
Además de esto, los profesionales de este sector pueden colaborar con otras personas implicadas en los procesos deportivos con jóvenes, como padres y entrenadores, para que sepan tratar con los atletas de la manera más efectiva posible.
La figura del psicólogo entrenador ha surgido en tiempos muy recientes, pero ya se ha convertido en una de las especialidades más importantes dentro de esta rama del conocimiento.
La tarea de estos profesionales es guiar tanto a los atletas como a sus entrenadores, mánagers, capitanes de equipo y familias para que colaboren y consigan alcanzar sus objetivos más ambiciosos.
De esta manera, los psicólogos entrenadores pueden trabajar tanto con los equipos al completo para mejorar la cohesión del grupo y la motivación, como realizar procesos de formación para los entrenadores y mánagers que ayuden a estos a entender cómo comunicarse mejor con aquellos que están a su cargo.
Por último, estos profesionales también pueden trabajar de manera individual con algunos atletas en concreto, de tal manera que les ayuden a lidiar de manera más efectiva con problemas como la ansiedad de rendimiento, la falta de confianza en sí mismos, las dudas respecto a su carrera o cualquier otra dificultad típica que pueda surgir durante el desempeño de una actividad de este tipo.
Debido a la amplitud de sus intereses, la psicología deportiva puede aplicarse de una enorme cantidad de maneras diferentes. A continuación mencionaremos algunas de las formas más comunes en que un psicólogo deportivo puede aplicar sus conocimientos.
– Estudiar la relación entre diferentes factores de personalidad y el rendimiento deportivo, y ayudar a los atletas a trabajar en aquellos que necesiten.
– Diseñar programas de intervención que ayuden a personas normales a extraer todos los beneficios del deporte para sus vidas.
– Mejorar la motivación de los atletas, ya sean profesionales o amateur, para que puedan disfrutar al máximo de la disciplina que practican.
– Ayudar a los deportistas a desarrollar habilidades útiles para las disciplinas que practican, tales como gestión emocional, comunicación efectiva o capacidad para trabajar en equipo.
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