Historia

Invasiones bárbaras: causas, desarrollo y consecuencias


Las invasiones bárbaras fueron aquellas irrupciones realizadas por los pueblos extranjeros que se encontraban alrededor de los territorios del Imperio romano. Según la mayoría de las fuentes, estos enfrentamientos ocasionaron la caída de la hegemonía de esta cultura, ya que debilitaron las fuerzas militares de las legiones romanas.

Estas invasiones ocurrieron durante la decadencia del Imperio romano, pues las comunidades bárbaras quisieron aprovechar los conflictos internos a los que se estaba enfrentando Roma para así recuperar los territorios que anteriormente les habían arrebatado.

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Culturalmente, las invasiones bárbaras implican un conflicto histórico porque algunos historiadores consideran que se trataron de invasiones bélicas, mientras que otros afirman que solo fueron migraciones territoriales debido a la fuerte presencia de los hunos y de otras comunidades orientales, quienes amenazaban con la desaparición de las tribus.

En resumen, se puede argumentar que la relación entre romanos y bárbaros resulta en extremo compleja para los investigadores, puesto que en muchas ocasiones se realizaron tratados y negociaciones con la finalidad de aliviar la crisis geopolítica a la que se enfrentaban numerosas etnias.

Los pueblos bárbaros tuvieron que unir fuerzas con otras tribus más fuertes para así decidir entre poder defenderse de las otras etnias orientales o confrontar los territorios romanos, que se encontraban debilitados por desencuentros políticos y por una fuerte anarquía militar.

Además, el Imperio romano estaba separado en tres secciones territoriales distintas: el Imperio galo —ubicado en occidente—, el Imperio romano propiamente dicho y el Imperio de Palmina —ubicado en Oriente—, lo que acrecentaba los conflictos y las divisiones políticas.

Índice del artículo

¿Quiénes eran los pueblos bárbaros?

Los romanos denominaron como “bárbaros” a todas aquellas culturas que no hablaban las lenguas utilizadas en el Imperio, como el latín culto —utilizado por los grandes aristócratas y filósofos—, el latín vulgar o el griego.

Por ende, este término hacía alusión a una gran cantidad de tribus y comunidades, pues se trataba de una diferenciación muy genérica.

Entre los líderes más importantes de las invasiones bárbaras destacaron principalmente Atila, representante de los hunos; y Odoacro, representante de la tribu germánica de los hérulos. Estos dos hombres, guiados por su astucia y por su ferocidad, causaron grandes estragos dentro del decadente Imperio romano.

En cuanto a las principales comunidades bárbaras que participaron en las invasiones o migraciones hacia el Impero romano, se pueden destacar la de los visigodos, los hunos, los francos y los ostrogodos. Los sajones, los alanos, los vándalos, los jutos y los anglos también tuvieron un nivel de participación, pero de importancia menor.

Los visigodos

Esta comunidad provenía de Tracia, lo que actualmente se conoce como Rumanía. Los visigodos lograron invadir Hispania, que para aquel momento había estado bajo el régimen de los vándalos. Eurico, el rey de los visigodos, fue declarado como el primer monarca independiente de Roma.

Luego de esta invasión y del mandato de Eurico, le siguieron otros reyes independientes de la República hasta la llegada de los musulmanes en 711, quienes tomaron la península.

Los hunos

La comunidad de los hunos provenía de Mongolia y consistía en un pueblo nómada de costumbres sanguinarias, ya que sus soldados arrasaban con todas las ciudades por las cuales pasaban.

No solo saqueaban los territorios, sino que también violaban y esclavizaban a los habitantes que no lograban escapar. Atila fue el líder de este grupo bárbaro.

Los francos

Este grupo invadió el norte de las Galias, lo que en la actualidad es Francia. Fueron una cultura fuertemente defensora del catolicismo que gestaría posteriormente al reconocido Carlomagno, quien fue emperador de los territorios occidentales durante la existencia del Sacro Imperio romano germánico.

Los ostrogodos

También conocidos como los hérulos, los ostrogodos invadieron la península itálica gracias al liderazgo de Odoacro. Esto provocó el derrocamiento del Imperio romano de occidente, ya que los ostrogodos lograron conquistar Roma en el año 476 d. C.

Causas de las invasiones

Crecimiento demográfico y búsqueda de mejor calidad de vida

Dentro de la Europa centro-oriental estaban ocurriendo grandes modificaciones, puesto que los pueblos bárbaros se encontraban sometidos a fuertes movimientos migratorios.

Esto se debió a que un grupo notable de comunidades deseaba cambiar los equilibrios y negociaciones que se habían establecido con Roma.

Dichos pueblos necesitaban nuevos territorios, pues había ocurrido un notable crecimiento demográfico que ocasionaba sobrepoblación en los alrededores del Imperio romano, especialmente en la Germania Magna. Además, los romanos contaban con ciertas comodidades, facilidades y riquezas que muchas tribus deseaban.

Antecedentes y agrupación de las tribus

50 años antes del comienzo de las invasiones había comenzado a producirse una serie de movimientos y de uniones entre los pueblos de las zonas germánicas, lo que incrementaba el número de soldados y de combatientes dentro de estas comunidades.

En consecuencia, pueblos completos se habían logrado agrupar en coaliciones, consiguiendo así presionar a los vecinos romanos en Limes.

Durante el mandato del emperador Caracalla se desarrolló con mayor ahínco el fenómeno de unión entre las tribus. En este período se vincularon comunidades como la de los alamanes, los varascos, los chatti, los semnones y los hermunduros.

Al mismo tiempo creció la tribu de los germanos orientales, que provenía de Escandinavia. Este vínculo comprendía la tribu de los visigodos, los ostrogodos y los hérulos, quienes conformaban la extensión cultural de los godos.

Su unión se había forjado cincuenta años atrás y habían estado trasladándose lentamente hasta llegar a los territorios adyacentes al mar Negro.

La presión de los hunos

El ejército de Atila el huno, cruel y sanguinario, había estado dañando a las otras tribus, forzándolas a realizar migraciones y a reagruparse con otras comunidades.

Los pueblos germanos deseaban refugiarse de esta tribu en los territorios del Imperio romano, lo que acrecentó el tamaño de las migraciones bárbaras.

El frágil vínculo entre romanos y bárbaros

Una de las razones por las cuales las invasiones bárbaras tuvieron éxito se debió a la fuerte presencia de bárbaros dentro de las legiones romanas.

En las tropas del Imperio se podían encontrar grupos de francos, godos, germanos y celtas, quienes habían sido forzados a batallar por Roma. Esto aumentó la anarquía militar al momento de confrontar a las fuerzas migratorias.

El sistema latifundista de los romanos también había causado descontento en aquellas regiones que habían sido conquistadas por las legiones, donde los representantes de las tribus confiscadas debían pagarles tributo a los líderes romanos; esta insatisfacción cultural contribuyó de manera notable con la decadencia del Imperio.

Desarrollo

Se puede argumentar que las invasiones bárbaras comenzaron durante el siglo I, ya que en este momento los pueblos empezaron a traspasar las fronteras del Imperio.

Una de las características de los bárbaros es que estos no buscaban el fin del Imperio romano, puesto que en realidad los líderes de estas tribus deseaban pertenecer a este obteniendo cargos importantes, como cónsul o pretor.

De hecho, muchas tribus situadas en las adyacencias del Imperio actuaron como aliados de estos en muchas ocasiones, ayudando a mantener al resto de los bárbaros al margen. Sin embargo, durante el siglo V se desarrolló un avance incontrolable que terminó aniquilando la red administrativa que habían instaurado los romanos con las demás comunidades.

Es necesario acotar que las invasiones bárbaras ocuparon un período histórico extenso, ya que comenzaron en el siglo III y finalizaron formalmente en el siglo VII.

Esto quiere decir que el declive del Imperio se sospechaba con bastante antelación, puesto que cada siglo las migraciones se tornaban más incontrolables.

Atila el huno

Atila fue el más poderoso líder de los hunos, así como también su último monarca. Mantuvo su reinado hasta el día de su muerte en 434. En aquel entonces había logrado poseer territorios que abarcaban desde la Europa Central hasta el mar Negro, pasando por el mar Báltico hasta el Danubio.

Fue uno de los enemigos más potentes que tuvo el Imperio romano, tanto en la parte occidental como en la oriental. Incluso llegó a tomar Roma, los Balcanes y sitió por un período la importante ciudad de Constantinopla, aunque la ciudad no cedió en aquel entonces.

Su poderío era tan fuerte que hizo huir a Valentiano III, quien era emperador en Rávena en 452. Atila logró llegar a Francia y a Orleans, causando grandes saqueos y asesinatos.

El Imperio de los hunos se acabó cuando Atila falleció; sin embargo, es recordado como una de las figuras más importantes en el desarrollo de la historia europea.

Comienzo de los enfrentamientos bélicos

Antes de la llegada de Atila, el Imperio romano había llegado a una serie de acuerdos con los germanos y con otras tribus, dejándolos entrar a los territorios si cumplían con una serie de condiciones: los bárbaros que deseasen permanecer en tierras romanas debían ser colonos, trabajar la tierra y vigilar las fronteras.

Sin embargo, este pacífico acuerdo llegó a su fin cuando los hunos comenzaron a atacar a las tribus germánicas, quienes terminaron por invadir el Imperio.

Cuando los hunos se retiraron de los territorios romanos, los bárbaros germanos se mantuvieron en el Imperio romano; los francos se quedaron con Galia, mientras que los visigodos permanecieron en Hispania.

Por su parte, los hérulos habían logrado invadir la península itálica derrotando a Rómulo Augústulo, quien fue el último emperador romano. Posteriormente los ostrogodos se enfrentaron a los hérulos, quienes perdieron el control de la península.

Consecuencias

Final del Imperio romano de occidente

Las invasiones bárbaras trajeron como consecuencia la parálisis de la industria y del comercio, lo que acabó con el Imperio romano de occidente.

Junto con el colapso del Imperio, se dio fin a una antigua y avanzada civilización, dando inicio a su vez al período histórico conocido como la Edad Media.

Surgimiento de otras lenguas

Con la entrada de los bárbaros a los territorios anteriormente romanos se masificó el uso de otras lenguas, lo que ocasionó el declive del latín.

Por ejemplo, las tribus que ocuparon el territorio de lo que hoy en día es Alemania instauraron el uso de las lenguas bajogermánicas y las altogermánicas. De esta última categoría nació la lengua estándar alemana que se utiliza en nuestros días.

Consecuencias sociales y adaptación a la cultura romana

Los pueblos germanos, aunque no eran tan avanzados como los romanos, se adaptaron con facilidad a las costumbres romanas.

Por ejemplo, estas tribus se apropiaron del uso de la ley escrita que aplicaban los romanos. Anteriormente, los germanos controlaban su comunidad mediante el derecho consuetudinario, el cual se regía por las tradiciones y costumbres.

Así mismo, los germanos se adaptaron a la religión romana y adoptaron el sistema llamado “la personalidad de la ley”, que consistía en que cada persona debería ser juzgada de acuerdo con las leyes de su cultura.

Uno de los primeros reyes bárbaros en redactar una serie de leyes fue Teodorico el Grande, quien recopiló un listado de normas que debían aplicarse tanto para los romanos que quedaron como para los godos. Esta recopilación contó con un total de 154 elementos o artículos.

En cuanto a la cultura asiática, se pudo corroborar que China adoptó ciertas características del orden romano, especialmente en cuanto a los sistemas de administración. No obstante, en Oriente no hubo tanta aculturación debido a las otras numerosas culturas y tribus que atacaron hasta desaparecer por completo las nuevas adaptaciones.

Por ejemplo, en la India y Persia la cultura con adaptaciones romanas conocida como los heftalitas fue derrocada del poder. Esto ocasionó que se implementaran modelos turcos en estos territorios, ya que los pueblos túrquicos arremetieron con las demás tribus de esta región.

¿Fueron las invasiones una novedad para el Imperio romano?

Según las fuentes historiográficas disponibles, se puede establecer que las invasiones bárbaras no fueron una novedad para la cultura romana.

Esto se debió en primera instancia a que los gobernantes de Roma habían estado enfrentándose a las rebeliones extranjeras con siglos de antelación. Desde el siglo I hasta el siglo V, el Imperio romano se había visto atacado por las tribus adyacentes.

No obstante, lo que no pudieron prever los romanos fue el fenómeno de unión que ocurrió entre tantas culturas y tribus distintas.

Además, el crecimiento demográfico que se desarrolló con los siglos también resultó incontrolable para una civilización que tenía que lidiar con sus propios desacuerdos y problemas internos.

Referencias

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