Anatomía y fisiología

Músculo oponente del dedo meñique del pie: irrigación e inervación


El músculo oponente del dedo meñique del pie es un músculo intrínseco del pie ubicado en la profundidad de la cara plantar de este. Se encuentra en relación directa con el flexor corto del dedo meñique o del quinto dedo.

Este músculo comparte funciones con el flexor corto del quinto dedo y frecuentemente es confundido con este. De hecho, en algunos textos se describe como un haz de ese músculo y no como una estructura aparte.

El oponente del dedo meñique, o del quinto dedo del pie, es un músculo inconstante que se ocupa de flexionar el quinto dedo. Interviene tanto en la marcha como en la bipedestación. Tiene, además, una función atrofiada que es la de realizar el movimiento de aducción o acercamiento del quinto dedo hacia la línea media. Este movimiento es importante en los primates pero ha evolucionado en el pie humano.

Su recorrido es corto. Discurre por encima del quinto hueso del metatarso y llega hasta la primera falange del quinto dedo, en relación estrecha al músculo flexor corto del quinto dedo.

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Músculo oponente del dedo meñique del pie

El oponente del dedo meñique del pie, es un músculo intrínseco ubicado en el tercer plano de la planta del pie.

Se encuentra exactamente sobre el quinto hueso metatarsiano, muchas veces arropado por el músculo flexor corto del quinto dedo.

Es un músculo inconstante por lo que suele ser confundido con ese flexor. De hecho, existen autores que no consideran al oponente del dedo meñique del pie un músculo por sí mismo, sino más bien un haz del músculo flexor corto del quinto dedo.

Se origina a la altura del hueso cuboides, por detrás del quinto metatarsiano. Recorre todo el hueso hasta terminar en la primera falange del quinto dedo, o dedo meñique.

Cuando se contrae cumple, junto al flexor corto, la función de flexionar el quinto dedo. Tiene una segunda función atrofiada que es la de acercar el quinto dedo a la línea media, movimiento importante en los primates pero que el humano es incapaz de realizar.

Irrigación e inervación

El músculo oponente del quinto dedo del pie recibe irrigación de la arteria plantar lateral o lateral externa, que se origina de la tibial posterior. Esta arteria es de suma importancia en la nutrición de los músculos y huesos de la planta, así como de los dedos del pie.

En cuanto a la inervación, está asegurada por el nervio plantar lateral, el cual es una rama del nervio tibial.

Este nervio no solo se ocupa de la parte motora de algunos de los músculos de la planta del pie, sino que también se ocupa de llevar la información sensitiva de la piel de los dos tercios laterales de la cara plantar.

Anatomía del pie

El pie es el órgano terminal de los miembros inferiores. Es una estructura biomecánica compleja que consta de 33 articulaciones y 26 huesos unidos por músculos y tendones que se mueven de forma coordinada permitiendo el equilibrio y la locomoción.

El comienzo anatómico del pie es en la articulación del tobillo, que es la última de la pierna y la que la une a este.

El pie sostiene el peso del cuerpo, comportándose literalmente como una plataforma que se encarga de absorber los impactos durante la marcha y mantener el equilibrio durante la bipedestación.

Consta de dos caras, una dorsal y una plantar. La cara plantar es la que está en contacto con el terreno de marcha y la que soporta directamente el peso del cuerpo, por lo que la piel de esta superficie es más gruesa que la del dorso.

Cuenta, además, con un importante sistema músculo-tendinoso que se ocupa de coordinar los movimientos de todas las articulaciones de manera eficiente, para garantizar la locomoción.

Músculos del pie

En el pie hay un total de 29 músculos responsables del movimiento de los huesos y articulaciones. Estos se encuentran unidos a través de tendones desde el tobillo y el talón hasta los dedos.

10 de estos músculos se originan en la pierna y refuerzan la articulación del tobillo llegando hasta el pie, por ese motivo se denominan músculos extrínsecos.

Los músculos extrínsecos del pie se ocupan de mantener la posición del tobillo y del talón para el equilibrio.

Los 19 músculos restantes son denominados músculos intrínsecos. Tienen su origen dentro de los límites del pie, es decir desde el tobillo hasta los dedos.

Estos músculos contribuyen en las funciones de apoyo y trabajan ayudando a los músculos extrínsecos y las aponeurosis plantar y dorsal, en el soporte y la distribución del peso corporal así como en el control de la marcha.

Los músculos intrínsecos se dividen a su vez en músculos de la planta y músculos del dorso del pie. Los músculos del dorso del pie son dos extensores; el extensor corto de los dedos y el extensor corto del primer dedo.

El sistema muscular de la planta del pie es mucho más complicado y se subdivide en cuatro estratos, de superficial a profundo, según el plano en el que se ubique el grupo muscular.

Evolución de los músculos intrínsecos del pie

Durante el proceso evolutivo desde los primates cuadrúpedos hasta los homínidos bípedos y finalmente el hombre, los músculos del pie han sufrido varias modificaciones en fuerza, forma y funciones.

Existen cambios importantes en los músculos intrínsecos del pie que apoyan la teoría de la evolución hacia la bipedestación. Es decir, que durante los años han ocurrido variaciones anatómicas que permiten al humano caminar y mantener la posición de pie.

En los primates los dedos de los pies son más largos y el pie más arqueado, lo que permite a esta especie trepar árboles y realizar movimientos especializados necesarios para su subsistencia.

Sin embargo muchas de las funciones de esos músculos han quedado atrofiadas en el ser humano por no ser necesarias.

En el caso del músculo oponente del quinto dedo del pie, en los primates cumple la función que indica su nombre. Su contracción hace un movimiento de acercamiento del quinto dedo hacia el primero, idéntico al movimiento de pinza de las manos.

Sin embargo, desde especies anteriores a la humana, este movimiento es inútil y con la forma que ha adquirido el pie con el pasar del tiempo resulta imposible de realizar.

Referencias

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