Historia

Hombre de Java: descubrimiento, características físicas y sociales


El hombre de Java se refirió a los restos fósiles que se encontraron en la isla de Indonesia de nombre Java y que pertenecieron a un primate ya extinto. El descubrimiento ocurrió a finales del siglo XIX y fueron los primeros restos de una especie de humanos arcaicos conocidos con el nombre de Homo erectus.

Durante mucho tiempo se consideró que el descubrimiento de los restos del hombre de Java habían sido un engaño y la controversia envolvió todo lo referente al tema. Más adelante el hallazgo ocupó un lugar importante en la historia, especialmente en la parte referente a la evolución humana.

Colección de restos del hombre Java en un museo de Indonesia. Fuente: Midori [CC BY 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by/3.0)], vía Wikimedia Commons.

Índice del artículo

Descubrimiento

En 1880 Eugéne Dubois, un anatomista y geólogo holandés, viajó al sudeste asiático. Dubois se había formado junto a Ernst Haeckel y defendió las ideas que expuso Darwin sobre la teoría de la evolución.

El viaje de Dubois a Asia respondía a su necesidad por encontrar el eslabón perdido, la pieza que faltaba para demostrar la evolución del simio a los humanos. Sus investigaciones se iniciaron en Sumatra, una isla de Indonesia, donde se enteró que cerca de Wajak se habían encontrado algunos restos de huesos humanos.

Wajak era un pueblo que se encontraba al este de la isla Java. Fue entonces cuando Dubois decidió mudarse a esa isla para continuar con sus investigaciones. Llegó a Java en 1890 y comenzó sus estudios un año más tarde.

Empezó a explorar a lo largo del río Solo, en Trinil. Su equipo de trabajo estaba conformado por dos sargentos del ejército y 50 obreros, que eran más bien convictos en las Indias que habían sido arrendados.

En octubre de 1891, Dubois descubrió una gorra craneal y más tarde halló un fémur y un diente en el mismo lugar. Sacó sus primeras conclusiones y expuso que el dueño de la gorra craneal había tenido un cerebro de tamaño pequeño. Incluso, utilizó semillas de mostaza para medir la capacidad craneal, lo que dio una idea del tamaño.

El fémur tenía características de la modernidad, siendo un justificante para que Dubois asegurase que el dueño podía mantener una postura erguida.

En un principio Dubois denominó su descubrimiento como Anthropithecus erectus, que en español sería el equivalente a hombre mono erecto.

Detractores

Dubois publicó toda la información sobre su descubrimiento en 1894, lo que ocasionó mucha controversia alrededor del mundo. Afirmó haber encontrado el eslabón perdido entre los humanos y los simios, una afirmación tan rotunda que originó gran resistencia entre los científicos de la época, pero también en la comunidad en general.

Las críticas y dudas al hallazgo de Dubois generaron en el holandés una gran amargura y molestia. Tomó la decisión de guardar los restos fósiles en un baúl, sitio en el que permanecieron durante más de 30 años.

Esto aumentó la creencia de que el hombre de Java era simplemente un engaño. Dubois murió en 1940 amargado y sin el reconocimiento por su hallazgo.

Reconocimiento

Años más tarde, los restos fueron examinados por otros científicos. Estudios realizados por el biólogo estadounidense Ernst Mayr permitieron que el hombre de Java recibiera la clasificación de Homo erectus.

Con el paso de los años se encontraron más restos humanos de Homo erectus en la isla de Java, más específicamente en las zonas de Sangiran y Modjokerto.

Características físicas y sociales

El hombre de Java contó con una altura de cinco pies y ocho pulgadas, lo que es igual a 173 centímetros. Gracias a sus muslos se pudo concluir que caminó de forma erguida, igual que lo hacen los humanos en la actualidad.

Los restos de fémur hallado son más gruesos que los modernos, siendo un indicio de que el hombre de Java fue una especie que corría mucho.

El cráneo también tenía características muy específicas. Los huesos eran gruesos, la frente amplia y no tenía mentón o barbilla. La zona de las cejas también era prominente y la mandíbula era grande. En la parte superior de la cabeza estaba presente una cresta que sirvió para unir los músculos de la mandíbula.

Se estableció que el cráneo del hombre de Java solo tenía una capacidad de 900 centímetros cúbicos. Esta fue una capacidad menor a la de los restos posteriores de Homo erectus que fueron estudiados.

Los dientes eran humanos, aunque con algunas similitudes con la dentadura de los simios, con unos caninos de gran tamaño y superpuestos. Gracias al análisis de las características anatómicas y arqueológicas se pudo determinar que la carne de los animales vertebrados era un elemento muy importante en la dieta del hombre de Java.

Algunas evidencias incluso señalan que esta especie llegó a utilizar conchas como herramientas para cortar la carne.

Material cultural

Se estimó que el Homo erectus llegó al territorio de Eurasia hace cerca de 1.8 millones de años. A este fenómeno migratorio se le conoció como el primer éxodo africano.

Algunos hallazgos permitieron determinar que la comunidad en la que habitó el hombre Java y el resto de Homo erectus vivía en una zona de bosques siempre húmedos. El ambiente incluso fue comparado con el de las sabanas, aunque las inundaciones pudieron ser algo frecuente en la zona.

Estas conclusiones fueron posibles gracias a las plantas que se encontraron en el sitio de excavación del hombre de Java en Trinil. Entre las plantas que se hallaron había helechos, ficus, pasto e indigofera. Toda esta vegetación era propia de sitios de selva tropical y que contaban con terrenos bajos.

Control de fuego

La mayoría de los arqueólogos han llegado al consenso de que las comunidades de Homo erectus controlaban el fuego desde hace más de 400 mil años.

En la excavación del hombre de Java se encontraron restos de madera quemada, que datan de hace más de 800 mil años. Lo mismo pasa en muchas otras excavaciones similares. Pero estos hallazgos no fueron concluyentes por las características de la zona donde se consiguieron los restos del hombre de Java, ya que es una región de actividad volcánica.

Los restos de carbonización pueden haber sido una consecuencia de incendios naturales, por lo que no hay pruebas concluyentes de que el hombre Java controlara el fuego.

El acuerdo al que se llegó es el de admitir que el hombre Java era consciente del uso del fuego. Los incendios naturales pudieron servir para el uso del mismo de forma esporádica, pero el hombre Java no dejó ningún patrón arqueológico que permitiera afirmar de manera categórica el tipo de manipulación que hizo de este elemento.

Referencias

  1. Daniel, A. (2013). Tracking Ancient Legends. Estados Unidos: Xlibris LLC.
  2. Nabhan, G. (2014). Why Some Like It Hot. Washington: Island Press.
  3. Panopio, I., & Santico-Rolda, R. (1988). Sociology and anthropology. Manila: Goodwill Trading Co.
  4. Swisher, C., Curtis, G., & Lewin, R. (2002). Java man. London: Abacus.
  5. College Division. The Bobbs-Merrill Reprint Series in the Social Sciences. (1950). Taxonomy categories in fossil hominids.