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Histoplasma capsulatum: qué es, características, ciclo vital, patogenia


¿Qué es el Histoplasma capsulatum?

Histoplasma capsulatum es un hongo patógeno para el humano y algunos animales, causante de la histoplasmosis, enfermedad capaz de producir una infección intracelular del sistema reticuloendotelial que puede afectar a casi todos los tejidos u órganos del cuerpo.

Esta infección puede ser localizada benigna o sistémica fatal. Principalmente se presenta en su forma localizada en los pulmones, pero en algunos casos puede progresar y diseminarse hacia los tejidos linfáticos, bazo, hígado, riñones, sistema nervioso central y piel.

La histoplasmosis es una enfermedad granulomatosa de amplia distribución mundial, con predilección por zonas templadas y tropicales. Específicamente, se han reportado casos en América, África y Asia, donde existen zonas endémicas. En Europa se han reportado pocos casos en Italia, Grecia, Alemania, Bélgica, Holanda, Dinamarca y Rusia.

Sin embargo, la mayor prevalencia se encuentra en la región media de Norteamérica, a lo largo de los ríos Mississippi y Ohio, Missouri, Illinois, Indiana, Kentucky y Tennesse. En estos sitios, más del 80% de la población tienen pruebas de histoplasmina positiva, lo que indica que han estado en contacto con el hongo.

También se encuentran focos dispersos en Canadá, México, Panamá, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Colombia, Perú, Bolivia, Brasil, Argentina y Venezuela.

Características del Histoplasma capsulatum

– Histoplasma capsulatum var capsulatum es un hongo dimorfo: presenta dos formas morfológicas de acuerdo a la temperatura.

– En la naturaleza (vida saprófita a temperatura ambiente) se encuentra en forma de filamentos o hifas, mientras que en su vida parásita dentro del organismo a 37° C, se presenta en forma de levadura.

– La forma micelial (filamentosa) forma colonias que se reproducen por conidias pequeñas y grandes.

– En su forma de levadura tiene forma esférica u ovalada y gemantes de 2 a 5 µ de diámetro. Las gemaciones son por lo general brotes únicos unidos por cuello estrecho.

– Las levaduras son fagocitadas por macrófagos alveolares y dentro de ellos pueden viajar a todos los tejidos del sistema reticuloendotelial.

– Dentro del tejido, las blastoconidias se encuentran agrupadas dentro de las células reticuloendoteliales, ya que el hongo en su forma de levadura es de vida intracelular obligada, y se encuentran rodeadas por un halo semejante a una cápsula.

Ciclo de vida

Los factores esenciales que favorecen la vitalidad y permanencia del hongo en la naturaleza son una moderada temperatura, humedad ambiental relativa de 67 a 87% y suelos bien nutridos con materia orgánica. 

La poca luz de las cuevas favorece la esporulación del hongo. Se aísla frecuentemente del suelo de corrales de aves, como gallineros, palomares, así como también del guano de cuevas o edificios donde se refugian murciélagos.

Al parecer, las deyecciones de los pájaros o murciélagos contienen sustancias nutritivas para el hongo, dando una ventaja competitiva sobre el resto de la microbiota o fauna del suelo.

Se cree que los ácaros micófagos presentes en estos suelos pueden desempeñar una función de dispersión de H. capsulatum, mediante un mecanismo forético (organismo que utiliza a otro para transportarse).

Estos suelos, al ser removidos por labores de excavación, limpieza o por ventarrones que formen nubes de polvo, hacen que miles de esporas se esparzan en el aire.

Es así como humanos y animales pueden inhalar la conidias del hongo, infectándose. Las conidias dentro del individuo infectado se convierten en levaduras.

Patogenia

Infección en el humano

La enfermedad en el humano puede adquirirse a cualquier edad y sin distinción de sexo, aunque la enfermedad es más común en varones, quizás porque están más expuestos.

Tampoco distingue razas ni etnias, mientras que la forma progresiva de la enfermedad es más frecuente en jóvenes.

El personal de laboratorio que maneja cultivos o tierra para aislar el hongo está permanentemente expuesto a adquirir la infección. También los agricultores, constructores, arqueólogos, guaneros, topógrafos, mineros, excavadores de cavernas y espeleólogos.

Es importante resaltar que la enfermedad no se trasmite de una persona a otra. En el humano se manifiesta de 3 formas: forma aguda primaria, forma crónica cavitaria y forma diseminada.

Forma aguda primaria

El humano inhala las conidias del hongo, que llegan a los pulmones, y después de un período de incubación de 5 a 18 días ocurre una inflamación pulmonar localizada al convertirse en levaduras.

Si el hongo es captado por células dendríticas, es destruido. Pero si se fija a receptores de integrina y fibronectina, y son captados por los fagotitos, sobreviven inhibiendo la función del fagosoma-lisosoma.

Para ello, Histoplasma capsulatum fija hierro y calcio para neutralizar el pH ácido del fagolisosoma. Con el crecimiento continuo hay diseminación linfática y desarrollo de las lesiones primarias.

Posteriormente, se produce una necrosis llegando a encapsular o calcificar los pulmones. Por otra parte, los nódulos linfáticos regionales se inflaman, simulando una tuberculosis.

Las lesiones suelen ser difusas, discretas o ampliamente distribuidas (tipo miliar), manifestadas por múltiples focos calcificados.

En la gran mayoría de los casos la infección no avanza hacia la etapa primaria, dejando solo un ganglio calcificado como evidencia, y las lesiones se resuelven completamente. 

En otros casos, la infección persiste y puede llegar a diseminarse. En este tipo de infección, el paciente puede ser asintomático o puede presentar ciertas manifestaciones clínicas:

– tos no productiva,

– disnea,

– dolor torácico,

– hemoptisis

– cianosis.

Tal como ocurre en la tuberculosis en los ganglios, pueden quedar células viables que más tarde pueden reactivarse, especialmente en inmunosuprimidos.

Forma diseminada

Se necesita una alta carga de inhalación de conidias o repetidas exposiciones, los pulmones se consolidan y la infección progresa por vía hematógena, produciendo hepatomegalia y esplenomegalia.

Las manifestaciones clínicas son:

– fiebre,

– trastornos digestivos,

– disnea,

– pérdida de peso,

– anemia,

– leucopenia

– linfoadenopatía generalizada.

A veces puede presentarse también:

– meningitis,

– endocarditis,

– úlceras intestinales o genitales

– enfermedad de Addison por afección de las glándulas suprarrenales.

La presentación cutánea primaria provoca un chancro ulcerado indoloro, con adenopatía regional. Se cura sola en semanas o meses.

También pueden observarse lesiones cutáneas polimorfas:

– pápulas,

– nódulos,

– lesiones moluscoides, -verrugosas o purpúricas,

– úlceras,

– abscesos,

– celulitis,

– paniculitis.

Asimismo, puede existir manifestaciones bucales:

– úlceras orofaríngeas dolorosas,

– nódulos en la lengua y las encías e incluso la laringe.

Forma crónica cavitaria

Representa por lo general una reactivación de una lesión primaria pulmonar o una forma de progresión ininterrumpida de lesión pulmonar.

Aquí se compromete el sistema reticuloendotelial y las manifestaciones clínicas pueden ser similares a la forma diseminada.

Infección en animales

Varios animales domésticos y silvestres pueden infectarse con Histoplasma capsulatum, como perros, gatos, ovejas, gansos, ratas, ratones, mapurites, monos, zorros, caballos, ganado, entre otros.

Diagnóstico

Dependiendo de la fase en que se encuentre la enfermedad, se podrán utilizar ciertas muestras para el diagnóstico, tales como:

Esputo, lavado gástrico, líquido cefalorraquídeo, sangre citratada o muestra de médula ósea, escisión de nódulos, orina, punción de hígado o bazo.

Examen directo

Se puede hacer un examen directo teñido con Giensa, cuando se trata de frotis de lesiones mucosas o cutáneas, frotis de biopsia de nódulos linfáticos, frotis de sangre o médula ósea y punción de bazo e hígado.

Por otra parte, las tinciones Diff-Quick, papanicolao, o Wright han sido útiles para observar al hongo. En estos preparados el hongo se observa como células ovales de 2 a 4 µ dentro de grandes mononucleares y en menor escala dentro de polimorfonucleares.

Cultivo

Histoplasma capsulatum se desarrolla en medios enriquecidos como el agar sangre y chocolate o en medio especial para hongo como el agar Sabouraud. 

Su crecimiento es lento (10 a 30 días de incubación), entre 22 a 25º C para obtener la forma de hongo filamentoso. El mismo puede ser enmascarado por bacterias u hongos de crecimiento rápido.

La colonia micelial tiene aspecto de cabello color blanco a gris tostado o pardo. Al microscopio se observan hifas delicadas, tabicadas con un diámetro de 1 a 2 µm y producen microconidias y macroconidias.

Una vez que la colonia está madura, la forma diagnóstica son macroconidias grandes de paredes lisas al principio, y luego se tornan rugosas y espinosas, que varían de 5 a 15 µm de diámetro.

Esta forma diagnóstica se denomina macroconidia tuberculada, porque tiene proyecciones digitiformes radiales y de pared gruesa.

Para demostrar el dimorfismo en el laboratorio y pasar de la forma filamentosa a la levaduriforme es tarea difícil, pero no imposible, y se necesitan pases sucesivos de cultivos.

Diagnóstico diferencial

Hay que tomar en cuenta que en cultivos jóvenes de muestras provenientes de piel, las características microscópicas del hongo pueden confundirse con Trichophyton rubrum o Sporothrix schenckii.

Esto ocurre especialmente si solo se observan microconidios, por lo que hay que hacer diagnóstico diferencial. Sin embargo, el tiempo y las características del cultivo despejan las dudas.

Detección de antígenos polisacáridos

Por otra parte, el diagnóstico de histoplasmosis también puede realizarse por la detección de antígenos polisacáridos de H. capsulatum.

Esto se hace mediante la técnica de radioinmunoensayo en líquido alveolar, orina y sangre, útil tanto para el diagnóstico como para el seguimiento.

Histoplasmina

Es una prueba cutánea de reacción de hipersensibilidad retardada que solo es útil en estudios epidemiológicos, pues solo dice si la persona ha estado en contacto con el hongo.

Inmunidad

Ni los linfocitos B, ni los anticuerpos confieren resistencia a la reinfección. En este sentido, los linfocitos TH1 son capaces de inhibir el crecimiento intracelular y de esta forma controlar la enfermedad.

Es por ello que los pacientes con deficiencia de linfocitos T, tienden a sufrir la forma diseminada de la enfermedad. Un ejemplo son los pacientes con SIDA.

Por otra parte, de los 5 serotipos conocidos, el quimiotipo II es la cepa más virulenta, siendo capaz de deprimir la producción de TNF-α por la presencia de glucanos en la pared celular, abatiendo la respuesta inmunitaria del huésped por medio del bloqueo de un receptor de β-glucano conocido como Dectina-1.

Tratamiento

La enfermedad primaria puede resolverse sin tratamiento.

En la enfermedad leve se puede utilizar itraconazol, y en la forma grave y diseminada se usa un ciclo de anfotericina B seguido por itraconazol.

Referencias

  1. Koneman E, Allen S, Janda W, Schreckenberger P, Winn W. (2004). Diagnóstico Microbiológico. 
  2. Forbes B, Sahm D, Weissfeld A. (2009). Diagnóstico Microbiológico de Bailey & Scott. 
  3. Arenas, R. Micología Médica Ilustrada. (2014). Mc Graw Hill.