Psicología

Arquetipos de Jung: definición, características y tipos


Los arquetipos, según Jung, son patrones universales que forman parte del inconsciente colectivo y son la contraparte psíquica del instinto. Se tratan de imágenes y tendencias comportamentales y de personalidad. Ejemplos de arquetipos son la persona (cómo nos vemos a nosotros mismos), el padre (figura de poder) o el niño (inocencia, salvación).

En este sentido, un arquetipo sería un elemento que permite explicar la generación de una serie de imágenes mentales que son desarrolladas de forma muy similar por diferentes personas de diferentes culturas. La madre, el hombre sabio, el héroe o la doncella son algunos arquetipos que describió Jung.

Según Carl Jung, los arquetipos son la forma que le es dada a algunas experiencias y recuerdos de nuestros antepasados; son imágenes ancestrales autónomas que forman parte del inconsciente colectivo.

Una característica importante de los arquetipos es que no se desarrollan de forma individual en cada persona, sino que se generan a través de la influencia del contexto sociocultural de cada individuo.

La transmisión de esquemas de pensamiento y la experimentación de eventos típicos de cada sociedad se transmiten de generación en generación, creando así una serie de arquetipos comunes para todas las personas.

El establecimiento de arquetipos fue una de las bases de la teoría del inconsciente colectivo de Carl Jung, la cual sostiene que todas las personas presentan un sustrato común en su estructura psíquica.

El autor teorizó un gran número de arquetipos diferentes; de hecho, el número total de arquetipos resulta indefinido. Sin embargo, según el autor hay algunos más prevalentes e importantes que otros.

Índice del artículo

¿Qué son los arquetipos?

Los arquetipos son la forma mediante la cual se expresan una serie de experiencias y recuerdos referentes a los antepasados. Es decir, cada persona desarrolla una serie de arquetipos en función de las vivencias de su ascendencia.

De esta forma, los arquetipos defienden la idea principal del inconsciente colectivo y hacen referencia a representaciones mentales comunes que presentan todas las personas.

Contexto cultural

En el desarrollo de los arquetipos juega un papel de vital importancia la influencia del contexto cultural de cada persona. Los individuos no desarrollan los arquetipos en función de sus experiencias personales sino en función de las experiencias sociales de su entorno.

Independientemente de su origen colectivo, si se analizan los arquetipos de forma individual en cada persona, estos resultan patrones emocionales y de conducta que determinan la forma de procesar sensaciones, imágenes y percepciones.

Según Carl Jung, las influencias contextuales, culturales y antepasadas provocan la generación de los arquetipos, los cuales se acumulan en el inconsciente de los individuos y determinan gran parte de su desarrollo psíquico.

Símbolos y mitos

Para poder ejemplificar la idea de los arquetipos, Carl Jung utilizó los símbolos y los mitos que parecen estar en todas las culturas.

Según el autor suizo, el hecho de que todas las culturas presenten elementos comunes pone de manifiesto que las sociedades humanas piensan y actúan a partir de una base cognitiva y emocional que no se desarrolla en función de experiencias propias de cada persona.

En contrapartida, la base cognitiva y emocional de todas las personas estaría regulada por la teoría del inconsciente colectivo, la cual genera el desarrollo de una serie de arquetipos comunes para todos los individuos que se transmiten de generación en generación.

Ambiente y genética

No obstante, Carl Jung hizo especial hincapié en que los arquetipos no son representaciones heredadas, sino de posibilidades heredadas de representaciones.

De este modo, los arquetipos no se desarrollan genéticamente sino ambientalmente. A través de la genética se transmite la capacidad para desarrollar los arquetipos. Posteriormente, la persona desarrolla a través de la influencia cultural dichos arquetipos.

¿Cómo se expresan los arquetipos?

Los arquetipos de Carl Jung son patrones de imágenes y símbolos recurrentes que aparecen bajo distintas formas en todas las culturas.

Se caracterizan por presentar una vertiente que se hereda de generación en generación, por lo que un arquetipo resulta una pieza que da forma a una parte del inconsciente colectivo, el cual es parcialmente heredado.

Los arquetipos son pues imágenes universales que se pueden detectar en manifestaciones culturales de distintas sociedades.

El habla, el comportamiento, las reacciones emocionales y los sueños son elementos mediante los cuales se expresan los arquetipos. Por este motivo, los arquetipos pueden detectarse y aislarse en cualquier tipo de conducta de las personas.

Según Jung, dichos arquetipos forman parte del inconsciente de las personas, por lo que afectan al comportamiento de una forma inconsciente. La persona no es capaz de detectar que cierta parte de su forma de ser está influenciada por los arquetipos desarrollados en su psique.

En este sentido, para ciertos psicoanalistas, los arquetipos de Jung son elementos que generan que ciertos roles y funciones aparezcan en situaciones muy diferentes de una misma cultura.

Los 5 tipos de arquetipos superiores

Según Jung, una persona puede desarrollar un gran número de arquetipos. El inconsciente colectivo resulta una estructura psíquica compleja que puede albergar un gran número de representaciones.

No obstante, el famoso psicoanalista suizo determinó cinco tipos de arquetipos con desarrollo superior a los demás.

Los arquetipos de Carl Jung pueden dividirse en dos categorías generales: los arquetipos principales y los otros arquetipos.

Los arquetipos principales son una serie de representaciones inconscientes que parecen tener un papel principal en el desarrollo de la psique humana.

De este modo, los arquetipos principales resultarían más relevantes y generarían una mayor influencia que los otros en la determinación del desarrollo de los rasgos comportamentales de los individuos.

En este sentido, Carl Jung determinó que los cinco arquetipos principales del inconsciente colectivo de las personas son: el ánima, el ánimus, la sombra, la persona y el sí mismo.

Ánima

Ánima significa en latín alma y, según a la teoría del inconsciente colectivo de Carl Jung, define las imágenes arquetípicas de lo eterno femenino en el inconsciente de un hombre.

El ánima resulta un arquetipo que realiza un vínculo entre la consciencia del yo y el inconsciente colectivo, abriendo así una vía hacía el sí-mismo.

Así pues, el ánima es el arquetipo sobre la figura femenina, la cual se encuentra presente en el inconsciente de los hombres. Resulta una imagen arquetípica que se encuentra vinculada al principio de Eros y refleja la naturaleza de las relaciones de los hombres, especialmente con mujeres.

El ánima se asocia con un elevada emocionalidad y con la fuerza de la propia vida. Según Carl Jung, a menudo los problemas relacionales de los hombres resultan un producto de la identificación inconsciente con el ánima o de la proyección del ánima en la pareja.

Este hecho, según el psicoanalista suizo, genera un sentimiento de desilusión de la persona real. Hay que tener en cuenta que las figuras ánima no son representaciones de mujeres concretas, sino fantasías revestidas de necesidades y experiencias de naturaleza emocional.

Las figuras más representativitas de este arquetipo serían las diosas, las mujeres famosas, las figuras maternas, las doncellas, le hechiceras y las criaturas femeninas.

Ánimus

Ánimus significa en latín espíritu y, según la teoría del inconsciente colectivo, hace referencia a las imágenes arquetípicas de lo eterno masculino en el inconsciente de una mujer.

Es decir, resulta el arquetípico relativo al ánima en la mujer. Al igual que en su paralelismo femenino, el ánimus forma un vínculo entre la consciencia del yo y el inconsciente colectivo abriendo así una vía hacia el sí-mismo.

El ánimus es un arquetipo que se encuentra vinculado a su principio logos y refleja la naturaleza de la conexión con el mundo de las ideas y el espíritu. Según Carl Jung, el ánimus resulta el arquetipo del significado.

Al igual que sucede con el ánima, las figuras ánimus no son representaciones de hombres concretos, sino de fantasías revestidas de necesidades y experiencias de naturaleza emocional.

Así pues, la figuras ánimus más características serían las figuras paternas, los hombres famosos, las figuras religiosas, las figuras idealizadas y los jóvenes.

Según la teoría del inconsciente colectivo, la identificación inconsciente con el ánimus o de su proyección en la pareja suelen genera un sentimiento de desilusión respecto a la persona real y generar dificultades vitales y/o conyugales.

Sombra

La sombra es otro de los arquetipos principales del inconsciente colectivo que presenta dos significados diferentes.

Por un lado, la sombra resulta un arquetipo que representa la totalidad de lo inconsciente.

En segundo lugar, la sombra hace referencia al aspecto inconsciente de la personalidad de las personas, caracterizada por rasgos y actitudes que el Yo consciente no reconoce como propios.

La sombra es un arquetipo altamente relevante para conceptualizar la teoría del inconsciente colectivo, ya que pone de manifiesto que todas las disposiciones psíquicas personales y colectivas no son asumidas por la consciencia por su incompatibilidad con la personalidad.

Así pues, la personalidad consciente rechaza un gran número de elementos psíquicos que no desaparecen, sino que desarrollan un agente antagonista del yo en el inconsciente.

Este agente antagonista del yo consciente se representa a través del arquetipo de la sombra y se expresa a través de todos esos rasgos de personalidad y comportamientos que uno mismo no acepta como propios y definitorios, y que oculta a los demás.

Persona

La persona resulta un arquetipo antagónico a las sombras. Es decir, hace referencia a la vertiente inconsciente de uno mismo que se quiere compartir con los demás.

La persona arquetípica engloba todos esos elementos inconscientes que uno mismo adopta como parte de su imagen pública. Los aspectos referentes al arquetipo persona están consonancia con la parte consciente del individuo, por lo que el individuo lo utiliza como parte definitoria de sí mismo.

Sí-mismo

Finalmente, el quinto arquetipo principal de Carl Jung es el sí-mismo, el cual es definido como el arquetipo central del inconsciente colectivo.

Este arquetipo representa el último paso del proceso de individualización de la persona. En este sentido, se entiende que el sí-mismo resulta la imagen arquetípica de la totalidad, vivenciada como poder transpersonal que confiere a la vida.

Otros ejemplos de arquetipos

A pesar de que el ánima, el ánimus, la sombra, la persona y el sí-mismo son los arquetipos principales, según la teoría del inconsciente colectivo existen múltiples arquetipos diferentes.

Según Carl Jung, el resto de arquetipos son menos relevantes para la conformación del inconsciente colectivo que los cinco principales. No obstante, cada uno de ellos parece tener un función determinada.

En este sentido, los arquetipos de Carl Jung se pueden clasificar a través de distintas modalidades. Existen los eventos arquetípicos como el nacimiento o la muerte, los temas arquetípicos como la creación o la venganza y figuras arquetípicas como el sabio o el padre.

A continuación se comentan algunos de los arquetipos que no resultan principales en la teoría del inconsciente colectivo.

La madre

Según la teoría del inconsciente colectivo, la madre constituye una imagen arquetípica que permite a la persona detectar conductas relacionadas con la maternidad, tal y como la han experimentado los antepasados.

El padre

Por su parte, el arquetipo del padre conforma un figura de autoridad que guía al inconsciente del individuo sobre cómo se debe vivir basándose en su ejemplo.

El héroe

Según Carl Jung, el héroe es otra figura arquetípica importante. Hace referencia a una imagen de poder que se caracteriza por luchar contra la sombra, es decir, por esa parte del inconsciente que la conciencia rechaza.

El héroe es un arquetipo que permite mantener a raya todo lo que no debe invadir la esfera social para no perjudicarse a uno mismo.

El bufón

Risueño y con una actitud positiva ante la vida. Busca hacer reír constantemente a sus allegados y hacer de este mundo un lugar más ameno y divertido. Sin embargo, suelen ser personas con muchas sombras profundas que utilizan el humor para enmascarar sus miedos o dolores.

Sabe aceptar las críticas, pero puede llegar a ser muy frívolos con los demás debido a que nunca se pone filtros.

El sabio

El sabio es una figura arquetípica que tiene como principal objetivo revelar el héroe. El héroe es un arquetipo que lucha con determinación contra la sombra pero actúa de una forma poco reflexiva.

En este sentido, el sabio aporta reflexión y racionalidad a la actuación del héroe con el fin de desarrollar comportamientos más adaptados y eficaces.

El trickser

El trickser, también conocido como embaucador, es el arquetipo que se encarga de introducir las bromas y la violación de las normas establecidas.

Pone trampas y paradojas al funcionamiento del héroe y sirve para revisar hasta qué punto las leyes resultan convenientes y/o vulnerables.

El inocente

Este arquetipo es etiquetado como ingenuo, soñador, poco real. Confía en todo el mundo y muestra una actitud positiva ante cualquier adversidad. Vive despreocupado y su meta es ser feliz.

El cuidador

El cuidador es un perfil que basa su existencia en proteger y ayudar a los demás. Se siente más fuerte que el resto y actúa de manera casi maternal, buscando evitar cualquier daño a su protegido.

Su debilidad es que es un arquetipo muy propenso a ser explotado por otras personas sabedoras de su buena naturaleza. Es muy generoso y compasivo, pero si se harta reprochará todos los sacrificios que hace por el resto.

El amigo

Este perfil tiene como mayor anhelo el sentimiento de pertenencia. No desiste en la búsqueda de relaciones humanas y es frecuente verlo integrándose en diferentes comunidades para encontrar ese lugar donde pueda encajar.

Son honestos y valoran lo colectivo por encima de lo individual, pero también pueden mostrar una actitud negativa y bastante cínica.

El rebelde

Denominado también como “el forajido”, este arquetipo destaca por sus iniciativas para derribar aquello que ellos creen que no funciona. No creen en las imposiciones y se sienten satisfechos pensando diferente al resto.

Independiente, carismático, provocador o inspirador, pero también agresivo, obsesivo o autodestructivo.

El amante

El arquetipo más pasional. Es sensible y lo que más adora es el amor, el cariño y todo vínculo sentimental armonioso. Su mayor miedo es no sentirse deseado y, por ello, es capaz de perder su propia identidad con tal de complacer a su amado/a.

Cree en toda forma de amor, no solo en el vínculo de pareja sentimental o sexual. Desde el maternal hasta la relación de cariño que pueda crearse en su entorno laboral.

El gobernante

Arquetipo de líder. Individuo con afán de protagonismo y de ejecutar las tareas en función a sus criterios. Tiene siempre el control de la situación y le cuesta delegar, ya que piensan que solo ellos alcanzan la excelencia, la cual es su obsesión.

Aunque su manera de aceptar la responsabilidad es clave en muchos aspectos, su estilo déspota y autoritario pueden generar malestar entre sus allegados. Odia el caos.

El mago

Persona de ideales y carismático a la vez. Se encuentra en un constante proceso de transformación debido a su curiosidad por conocer todo lo que acontece en el universo. Le encanta aportar ideas novedosas y concepciones filosóficas.

El problema es que puede llegar a distorsionar lo cotidiano y convertir lo positivo en negativo. Es decir, cumple un perfil de manipulador, donde prevalecen sus ideas por encima de las demás.

El creador

El creador no está satisfecho con lo que tiene a su disposición. Busca crear algo novedoso, que lleve su sello y que transforme su entorno o el mundo. Valoran la libertad y son muy soñadores, tanto que esa es su mayor debilidad. Pasan más tiempo pensando que crear que llevándolo a la práctica.

Admiran el talento y la imaginación, pero también sufren bloqueos creativos que se convierten en frustración. Los artistas son el ejemplo perfecto de este arquetipo.

El explorador

Persona inquieta y con deseo de descubrir. Viajar es su pasión y no tiene miedo a desplazarse de un sitio a otro para nutrirse de nuevos conceptos culturales, ideas o incluso percepciones filosóficas.

Es leal a sus principios, pero su estilo aventurero no le permite aferrarse a ningún puesto de trabajo o relación sentimental que lo ate a una conformidad.

Referencias

  1. Baker, D. (ed) (2012). The Oxford Handbook of the History of Psychology: Global perspectives. New York, USA: Oxford UniversityPress.
  2. Carl Gustav Jung(2005). Obras completas. Volumen 12. Psicología y alquimia. I. Introducción a la problemática psicológica religiosa de la alquimia. II. 3. D. Sobre el simbolísmo del sí-mismo. Madrid: Editorial Trotta. pp. 20, § 22.
  3. G. Jung,The Archetypes and the Collective Unconscious (London 1996) p. 183 and p. 187.
  4. Gentile, B. y Millar, B. (2009). Foundations of psychology thought: A history of psychology. Thousand Oak, USA: Sage.
  5. Pickren, W. y Dewsbury, D. (2002). Envolving perspectives on the history of psychology. Washington, USA: A.P.A.
  6. G .Jung, “Psychology of the Transference”,Collected Works Vol. 16 (London 1954) p. 311-328.