Historia

Revolución Industrial en España: historia y ¿por qué fracasó?


La Revolución Industrial en España fue el proceso de transformación de la economía agraria y artesanal a una economía basada en las fábricas y el uso de las máquinas. La Primera Revolución Industrial comenzó en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII, y se extendió hasta 1860 aproximadamente.

Lo que condujo a este proceso fue la conjunción del maquinismo junto con una serie de factores que se alinearon en lo económico, político y social. En cambio, en la España decimonónica este proceso comenzó tardíamente en comparación con otros países como Gran Bretaña, Francia y Alemania.

Algunos autores señalan que en España no se produjo realmente una revolución industrial en sentido estricto, sino un proceso industrializador. Para 1830, cuando comenzó el proceso industrializador de España, el reino tenía una economía de subsistencia basada en la agricultura y la minería.

Para comienzos del siglo XX la situación no había cambiado en mayor grado, excepto en regiones como Cataluña y el norte de España, donde se produjo un fuerte impulso industrializador en el sector textil y siderúrgico.

Índice del artículo

Primera Revolución Industrial en España

El despegue o primer impulso del proceso industrializador español comenzó tarde. Por eso se habla de la tardía Revolución Industrial de España.

La Primera Revolución Industrial en el mundo comenzó en Inglaterra a mediados del siglo XVIII, y se extendió hasta finales de la primera mitad del siglo XIX.

Otros países como Francia, Alemania y Estados Unidos comenzaron este proceso más temprano, detrás de Inglaterra, entre 1820 y 1860. Estos países representaron la segunda generación industrial.

A pesar de que España comenzó su industrialización con este grupo, su verdadero despegue no fue posible debido a varios factores. A principios del reinado de Isabel II (1833) el Imperio español comenzó este proceso; hasta entonces había carecido del capital suficiente para apoyar el despegue y arrancar en firme.

Inversiones procedentes del extranjero suplieron en parte esta limitación de capital y la industrialización comenzó a avanzar. En esta etapa el capital financiero internacional y los avances tecnológicos ayudaron a impulsar el proceso de industrialización.

Casos aislados de industrialización

Se produjeron algunos progresos en la industria textil de Cataluña, concretamente en los años 40 del siglo XIX. Fueron importadas 1229 máquinas entre los años 1836 y 1840; para mediados de siglo, el uso de la máquina de vapor en la industria textil catalana ya era cotidiano.

Para 1847 existían unos 28 000 telares con alrededor de 97 000 obreros textiles. En 1848 se inauguró en España la primera vía férrea que cubría la ruta de Barcelona a Mataró y tenía 28,25 kilómetros de largo. Paralelamente, en el norte de España surge otra base de industrialización aislada de la industria siderúrgica.

En 1840 se instalan hornos para alimentar la fábrica de Trubia en Oviedo, dedicada a la industria armamentista.

La minería para esta época aún no había sido regulada en cuanto al aprovechamiento del subsuelo. Hasta entonces, España vivió a expensas de las riquezas minerales que tomaba de sus colonias en América, por lo que no se preocupó por este sector.

Luego fueron constituidas muchas sociedades mineras, particularmente allí mismo en Cataluña. Sin embargo, especialmente la industria de la hulla continuó estancada. El carbón mineral no será utilizado sino hasta 1848.

Situación política

Las primeras tres décadas del siglo XIX en España transcurrieron entre guerras de Independencia de las colonias americanas. La hacienda española estaba exhausta para apoyar la incipiente industrialización.

Fue un largo período de atraso y estancamiento industrial, al igual como ocurrió en el resto del reino español. En la segunda década del siglo XIX España apenas estaba recuperándose de la invasión francesa.

La situación política no ayudó a los planes de industrialización temprana, y mucho menos el absolutismo de Fernando VII.

Sin embargo, se hizo un esfuerzo. El capital y la adecuación legal de España para el propósito industrializador comenzaron a moverse con la aprobación de las primeras leyes de desamortización.

En 1850 despuntó en España el proceso industrializador, pero no tuvo la misma trascendencia que en los demás países europeos, así como tampoco la tuvo las ideas políticas que acompañaron el proceso.

El año de 1848 estuvo marcado por las revoluciones y las ideas liberales en toda Europa, mientras que en España se produjo un período moderado que se extendió hasta 1868.

Segunda Revolución Industrial en España

En 1910 en casi en todos los países europeos había finalizado la Revolución Industrial. La mayoría de los países estaban experimentando un cambio cualitativo en sus respectivos procesos de industrialización. Es lo que se denomina la Segunda Revolución Industrial, el período que va desde finales del XIX hasta finales del siglo XX.

En España la situación económica a comienzos del siglo XX fue distinta. La industrialización era escasa en la mayor parte del país; seguía siendo una sociedad tradicional desde el punto de vista social y económico.

El 70% de la población económicamente activa trabajaba en labores agrícolas, ganaderas y artesanales de subsistencia; es decir, en el sector primario.

De agrario a industrial

Se intentó ajustar la marcha del país a la de otros que, como Gran Bretaña, estaban iniciando una nueva etapa. Este salto consistió en la sustitución de la base agraria tradicional por una industrial.

Este cambio se asentó en los sectores básicos (algodonero y siderúrgico), pero el intento fracasó porque ni fue totalmente industrial ni tampoco revolucionario.

El desarrollo industrial europeo —predominantemente el inglés— tuvo como característica principal que los cambios fueron simultáneos en lo económico, político, social, ideológico, técnico, comercial, agrario, etc. Todo esto condujo a la implantación del capitalismo como sistema de producción.

En cambio, España tenía una economía dual y ambigua en la que subsistían rasgos de economía tradicional con moderna; es decir, producción de subsistencia con producción en masa.

¿Por qué se dice que fracasó?

Las causas del fracaso del proceso industrializador de España tienen su explicación en varios elementos a considerar.

El mercado español era muy reducido y fragmentado, caracterizado por pequeñas células de producción rurales, con un intercambio muy pobre entre sí. Los mercados locales no estaban interconectados debido a la ausencia de medios de transporte adecuados.

La demanda era muy baja en comparación con los mercados internos de los países vecinos, pues había una baja densidad de población. Hasta 1860 la población española apenas creció: entre 1797 y 1860 la población pasó de 10,4 millones a 15,6.

Otro motivo fue que el nivel de renta era muy bajo en comparación con Inglaterra y Francia. La situación del Estado siguió siendo deficitaria desde la independencia de las colonias americanas. Las millonarias remesas que llegaban desde América no pudieron ser sustituidas por la economía española interna.

Causas del fracaso de la Revolución Industrial

Fallos en la revolución agrícola

Lo que había sido un proceso natural en Inglaterra, en España se inició tardíamente a través de la desamortización; es decir, de la nacionalización y venta de tierras en manos del clero, las instituciones coloniales y la nobleza.

Fracaso de la revolución comercial

Al concluir la Guerra de Independencia en 1814 sobrevino un proceso inquebrantable de emancipación americano de las colonias. El reino quedó sumido en las deudas y en la bancarrota.

Con la pérdida de las colonias, el comercio exterior español quedó castrado. En cambio, en Inglaterra el proceso industrializador fue acompañado por el aumento del comercio.

Inadecuada revolución en el transporte

Lo que caracteriza a los países industrializados de los preindustriales es la acumulación de capital social; esto hace que las inversiones individuales y colectivas sean más rentables. Dentro del capital social figuran los sistemas de transporte.

España no contaba con una red comercial terrestre, fluvial y marítima moderna. Luego de las guerras de independencia en América la flota naviera quedó devastada.

Escasa fortaleza en los sectores textiles y siderúrgicos

El caso catalán y del norte español fueron la excepción en la industria textil y siderúrgica. El resto del país carecía de industrias.

La industria algodonera impulsó la Revolución Industrial inglesa y en España también, pero estaba muy concentrada en Cataluña.

Comparación con países más avanzados de Europa

Varios elementos permiten comparar y deducir por qué la Revolución Industrial fracasó en España y fue exitosa en otros países europeos.

A finales del siglo XIX la estructura agraria seguía siendo semifeudal y atrasada. La productividad de la agricultura española representaba un tercio de la inglesa.

Ni Inglaterra ni España eran productores de algodón en grandes cantidades, la mayor parte se importaba. Sin embargo, en el caso inglés, la abundancia de carbón de gran calidad ayudó a la economía industrial. Esto no ocurrió en España, dado que el coque de este país no solo era de menor calidad sino más escaso.

Esto, unido a la alta densidad de población y al más elevado nivel de vida, hicieron de la industria textil algodonera la más eficiente del mundo.

Otro problema fue la industria siderúrgica, que se estableció cerca de las minas de hierro en Málaga, Bilbao, Avilés Sagunto. El problema era la poca disponibilidad de carbón para alimentar los hornos. Esto hacía que la industria española fuera menos competitiva.

Expertos han señalado que lo ideal habría sido instalar la industria siderúrgica fuera del país, en Inglaterra o Polonia, que contaban con grandes yacimientos ferrosos.

España tampoco poseía bancos que financiaran el proceso de industrialización, al contrario de Inglaterra, Alemania o Francia.

Nivel educativo

Otro factor fundamental con el que no contó España fue con un nivel educativo y tecnológico adecuado. En cambio, el resto de países europeos más importantes sí lo habían alcanzado. Para 1874 el índice de analfabetismo español era de 54,2 % en hombres y de 74,4 % en mujeres.

Referencias

  1. Lucas Marín, Antonio y García Ruíz Pablo: Sociología de las Organizaciones. Mc Graw Hill, España, 2002.
  2. El Fracaso de la Revolución Industrial en España, 1814. Consultado de uvadoc.uva.es
  3. La tardía revolución Industrial Española. Consultado de sobrehistoria.com
  4. Revolución industrial en España. Consultado de es.wikipedia.org
  5. The Industrial Revolution and the changing face of Britain. Consultado de britishmuseum.org