Biología

Inquilinismo: concepto, cómo funciona y ejemplos


El inquilinismo es el fenómeno biológico que describe la interacción que se establece entre un organismo que vive (el inquilino) en el espacio de otro (cueva, madriguera, etc.). Un ejemplo de inquilinismo es un insecto que vive en la madriguera de una ardilla o termitas que vivan en un hormiguero.

El inquilinismo es una relación de comensalismo en la que el hogar de una especie sirve para sobrevivir a otra especie. De hecho, hay casos también en los cuales una especie (su cuerpo) es la habitación o refugio de otra. Por ejemplo crustáceos que habitan en ballenas.

Hay relaciones de inquilinismo directas y sencillas, pero hay otras más complejas que involucran a varias especies. Por ejemplo, una especie que vive dentro de otra, que a su vez es inquilina de una tercera.

Se pueden observar relaciones de inquilinismo planta-planta, animal-animal, planta-animal, y muchas otras que involucran también a hongos y otros organismos. En el primer caso, tenemos como ejemplo las plantas epífitas que viven sobre otras, pero no directamente de ellas, es decir, no la parasitan.

En el segundo caso, tenemos como ejemplo a los crustáceos que viven adheridos a la piel de una ballena. Esta los lleva por cientos o miles de kilómetros, recorriendo caminos seguros, protegidos de depredadores y con acceso a mucha comida.

Finalmente, en el caso animal-plantas, tenemos crustáceos que viven en plantas carnívoras a las cuales ayudan a digerir a sus presas. Ninguna de ellas se come entre sí, si no a otras. El mismo receptáculo de la planta carnívora sirve de refugio, y sus fluidos de alimento, para ciertos mosquitos.

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¿Cómo funciona el inquilinismo?

El inquilinismo funciona como un mecanismo de obtención de beneficios sin perjuicio del otorgante. La especie que dona, o permite el uso de su domicilio, no pierde nada; la especie inquilina obtiene sobras de alimento, protección física (refugio), etc.

Si la especie inquilina habita sobre otra que se desplaza, también obtiene un medio de transporte.

El inquilinismo funciona como una interacción interespecífica e involucra a especies distintas.

Beneficios para el inquilino

La clave de esta interacción es que el inquilino recibe una serie de beneficios que no significan un daño para el organismo que lo hospeda. Es más bien huésped que inquilino, porque tampoco tiene necesariamente que aportar un beneficio a quien hospeda. En otras palabras, es un inquilino que no paga renta.

Si se daña al hospedador es parasitismo

En cierto modo, todas las especies son o inquilinas de alguna, u hospedantes de otras. Tomemos a los árboles como ejemplo: estos brindan soporte físico para la convivencia de otras plantas o aves, o incluso internamente, como madrigueras de muchas especies animales distintas.

Ninguna de estas especies daña al árbol. En caso de hacerlo, no es entonces un caso de inquilinismo sino de parasitismo, que también suele ocurrir con algunas pestes.

Se observan relaciones de inquilinismo en todos los ambientes. Los humanos tenemos, por ejemplo, muchas especies de ácaros que son nuestros inquilinos… de por vida.

Otros, sin embargo, no son residentes agradables, y realmente nos infestan y/o nos parasitan.

Ejemplos de especies inquilinas

Para los zoólogos en particular, una especie animal inquilina es aquella que vive como comensal en la residencia de otra especie animal. Allí se aprovecha para obtener refugio y alimento.

Algunos insectos (muchas especies distintas, de hecho) pueden vivir en la madriguera de ratones de campo y alimentarse de los residuos que dejan los dueños de la casa. Se pueden alimentar también de los hongos que residen en la madriguera. Allí, todos, tienen su refugio comunitario.

Las plantas por otro lado, constituyen físicamente ellas mismas un refugio. Brindan soporte de adherencia o construcción, o más internamente, de habitación para muchas especies distintas. Estas involucran insectos, arácnidos, crustáceos, moluscos, algas, otras plantas, vertebrados, etc.

Insectos

Ciertos insectos, pero no todos, se comportan como buenos inquilinos de las plantas. Entre ellos encontramos a algunos escarabajos. Estos, además, pueden ser inquilinos de colonias de hormigas en otros ambientes.

De hecho, los nidos de termitas y hormigas, no necesariamente en plantas, pueden alojar una gran diversidad de individuos de distintas especies.

También se ha observado que algunas hormigas se hacen inquilinas de otros hormigueros, incluso si son de hormigas de una especie distinta. Allí obtienen refugio y alimento.

Por otro lado, a veces la reina de una colmena de abejas también se hace inquilina forzada de otra colmena, comiendo de la comida de la reina residente.

Aves y otros vertebrados

Las plantas permiten la construcción de nidos de aves, los cuales no les resultan dañinos. Estos inquilinos derivan más beneficios de una planta sana y fuerte que de una que no lo es. Una planta resistente, con buen follaje y buen porte, constituye un excelente domicilio para estas especies que, mayoritariamente, no representan un costo adicional para ellas.

Aunque parezca extraño, porque pareciera sufrir un daño físico, un árbol puede también brindar refugio interior en su tronco a ciertos mamíferos (ardillas), anfibios (salamandras) y aves (búhos).

Nuestras casas también son refugio de pequeños mamíferos que no representan mayores peligros, a menos que sus poblaciones se salgan de control y se conviertan en una plaga.

Plantas

El caso más claro de inquilinismo en plantas lo representa el de las plantas epífitas (no parásitas). En este caso, la planta epífita, como su nombre lo indica, vive sobre otra que le brinda un domicilio. Se fijan en ellas, se aíslan del suelo, y absorben agua de la lluvia o del ambiente.

En la mayoría de los casos esta convivencia conjunta no representa una carga para la planta que aloja a las inquilinas. Algunas epífitas muy conocidas incluyen a las orquídeas y las bromelias. Las plantas son excelente albergue también para los inquilinos líquenes, helechos y musgos.

Referencias

  1. Bouchard P (2014) The Book of Beetles: A Life-Size Guide to Six Hundred of Nature’s Gems. University of Chicago Press, Chicago. 656 páginas
  2. Hale RE, Powell E, Beikmohamadi L, Alexander ML (2020) Effects of arthropod inquilines on growth and reproductive effort among metacommunities of the purple pitcher plant (Sarracenia purpurea var. montana). PLoS One, 15(5):e0232835.
  3. Stone GN, Schonrogge K, Atkinson RJ, Bellido D, Pujade-Villar J (2002) The population biology of oak gall wasps (Hymenoptera: Cynipidae). Annu Rev Entomol, 47:633‐668.
  4. Veena (2009) Understanding Ecology. Discovery Publishing House, New Delhi. 344 páginas.
  5. Zhang S, Yang Y, Li J, et al. (2018) Physiological diversity of orchids. Plant Divers. 40(4):196‐208.