Filosofía

Conocimiento sensible: definición, características, ejemplos


¿Qué es el conocimiento sensible?

El conocimiento sensible es aquel que se adquiere por medio de los sentidos. Son la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto y otros sentidos internos los que perciben los objetos que se encuentran alrededor del individuo. Después, el cerebro interpreta lo percibido y lo incorpora al conocimiento intelectual.

El origen de este concepto se remonta a la Antigua Grecia, concretamente a la obra de Platón. Este filósofo dividió el mundo en dos ramas: el sensible y el inteligible. Tras él, muchos otros filósofos han elaborado diferentes definiciones del término “conocimiento” y han elaborado teorías sobre los tipos existentes.

Este tipo de conocimiento no solo está relacionado con los objetos físicos, sino que también sirve para captar aquellos que se encuentran en el medio social o psíquico. El ser humano, de esta forma, no solo observa el color de una manzana, sino también si alguien se la está comiendo y si el sabor le parece agradable o no.

Sin embargo, el conocimiento sensible es considerado como poco fiable por muchas escuelas filosóficas. Para empezar, los sentidos tienen un alcance limitado y, además, las percepciones no llegan de la misma forma a todas las personas. El rojo de la manzana anteriormente nombrada puede ser considerado oscuro por algunos y más claro por otros.

Características del conocimiento sensible

El ser humano adquiere el conocimiento sensible a través de sus sentidos. Primero obtienen la información cuando se perciben los objetos y, después, el cerebro interpreta lo captado. En este proceso también juega un papel importante la memoria, ya que recupera el conocimiento anterior para identificar convenientemente lo que se ha percibido.

Gracias a los sentidos, los seres humanos pueden relacionarse directamente con la realidad que lo rodea. El conjunto de los objetos que percibe es denominado experiencia, que, a su vez, ofrece herramientas para interpretar lo captado por los sentidos.

Llega a través de los sentidos

Son los sentidos los que permiten al ser humano captar la realidad empírica, es decir, el mundo que le rodea. Estos sentidos se crean mediante diversos órganos externos que son los encargados de capturar la realidad, como los ojos, y que envían la información al cerebro para que la interprete.

El conocimiento sensible está considerado como totalmente aprehensivo. Este término, según la RAE, significa “de la facultad mental de aprehender” y “capaz de aprehender o captar algo”.

Sensaciones y percepciones

Las sensaciones y percepciones son dos términos relacionados con la manera que tienen los sentidos de recabar la información exterior.

Las sensaciones son tan solo las reacciones a los estímulos que esos sentidos reciben. Se trata de una reacción subjetiva y que no es elaborada ni interpretada por el órgano que capta ese estímulo.

Cada clase de estímulo da lugar a una sensación diferente. Cada objeto captado, de igual forma, puede provocar diferentes sensaciones.

Por otra parte, las sensaciones no son siempre las mismas ante el mismo objeto. Así, las diferencias biológicas con el resto de especies animales provocan que esas sensaciones sean diferentes. Incluso pueden presentarse diferencias entre seres humanos, habitualmente por enfermedades que afectan a algún órgano o, simplemente, por su deterioro debido a la vejez.

Las percepciones, por su parte, aparecen cuando las sensaciones son interpretadas, también de manera subjetiva.

Existen leyes generales sobre cómo los seres humanos interpretan esas sensaciones para convertirlas en percepciones. Esto, sin embargo, no impide que los factores individuales causen diferencias entre lo que percibe cada individuo.

Limitado y variado

El conocimiento sensible se caracteriza por sus limitaciones. El principal factor que propicia esa limitación es que solo puede ser adquirido mediante los sentidos, lo que implica cercanía al sujeto.

Además, nuestros propios órganos sensoriales son limitados y muchos fenómenos no llegan a ser aprehendidos por ellos. Un ejemplo son los ultrasonidos, que los seres humanos no pueden captar.

Sin embargo, destaca por su variedad, sobre todo teniendo en cuenta los diferentes órganos sensoriales presentes en los animales.

Fases

Los expertos dividen el conocimiento sensible en tres fases diferentes. La primera es la física, que comprende al objeto en sí mismo. Después se encuentra la fisiológica, en la que la información recogida por los sentidos llega al sistema nervioso central.

Por último, se encuentra la fase psicológica. En esta, la información se vuelve consciente para el individuo.

Poco confiable y cualitativo

El conocimiento sensible se caracteriza también por su falta de confianza. Lo que se percibe por los sentidos no puede ser verificado por la ciencia y, además, cada persona percibe la realidad exterior de manera diferente.

Por otra parte, se trata de un tipo de conocimiento cualitativo. Esto significa que la información que se recibe solo abarca las características físicas del objeto percibido.

Por último, la corriente filosófica del racionalismo siempre ha mostrado su rechazo a que el conocimiento pueda ser captado mediante los sentidos. Para estos pensadores, lo que reciben los sentidos son solo percepciones y es fácil que nos engañen. Los racionalistas afirman que solo la razón puede llevar al conocimiento.

Ilusiones perceptivas

Entre los posibles engaños que pueden provenir de los sentidos humanos destacan las llamadas ilusiones perceptivas. Para empezar, esas percepciones son diferentes de una persona a otra y su interpretación se ve afectada por varios factores.

El primero de esos factores son los propios gustos e intereses del individuo. Además, también influyen los conocimientos previos que se tengan. Por último, los hábitos de cada persona determinan parte de esa interpretación. El sentido que más se suele ver afectado por esas ilusiones perceptivas es la de la vista.

Por todos esos motivos, la interpretación de lo captado por nuestros sentidos puede ser fácilmente equivocada.

Tipos de conocimiento sensible

El primer tipo de conocimiento sensible es el externo. En este caso, los órganos sensoriales captan las formas que existen alrededor de la persona.

El conocimiento sensible interno, por su parte, depende de la forma en la que la persona capte la realidad física que lo rodea. Para ello, pone en juego elementos como la memoria, el sentido común o la imaginación.

Dentro de este último tipo también aparecen otros sentidos que tienen que ver con el cuerpo de la persona. Entre ellos se encuentra el sentido cinestésico, que informa acerca del movimiento, y el sentido del equilibrio.

Ejemplos

1- Los sentidos de la vista y del gusto nos indican que el limón es amarillo y tiene sabor ácido.

2- El sentido del gusto advierte que la comida está demasiado salada.

3- El olfato nos permite oler las flores.

4- El sentido del tacto distingue la rugosidad de algunas hojas de los árboles.

5- El oído nos permite escuchar la música. .

6- La vista distingue la iluminación excesiva de una habitación y envía información para que nos sintamos molestos.

Referencias

  1. Filosofía y Educación. Conocimiento sensible. Obtenido de filosofiayeducacion.es
  2. Plataforma e-ducativa aragonesa. El conocimiento: definición y tipos. Obtenido de e-ducativa.catedu.es
  3. Aula de filosofía. Conocimiento sensible e intelectual. Recuperado de sites.google.com
  4. New Catholic Encyclopedia. Sense Knowledge. Obtenido de encyclopedia.com
  5. Borghini, Andrea. Philosophical Empiricism. Obtenido de thoughtco.com
  6. Vedantu. Sensory Perception. Obtenido de vedantu.com