Trastornos mentales/Psicopatología

Dermatilomania: características, datos y tratamientos


La dermatilomania es una alteración psicopatológica que se caracteriza por padecer una necesidad extrema por tocar, rascar, frotar, restregar o friccionar la piel. Las personas que padecen este trastorno, son incapaces de resistirse a realizar dichas conductas, por lo que se rascan la piel de forma impulsiva para mitigar la ansiedad que le supone no hacerlo.

Evidentemente, sufrir esta alteración psicológica puede dañar enormemente la integridad de la persona así como proporcionarle un elevado malestar y repercutirle notablemente en su día a día.

En este artículo revisaremos qué se conoce hoy en día sobre la dermatilomania, qué características tiene esta enfermedad y cómo puede tratarse.

Índice del artículo

¿Qué relación existe entre la piel y las alteraciones mentales?

La dermatilomania es un trastorno psicopatológico que fue descrito por primera vez por Willson bajo el nombre de skin picking.

En su esencia, esta alteración psicológica se caracteriza por la necesidad o urgencia por tocar, rasca, frotar, friccionar, apretar, morder o excavar la piel con las uñas y/o herramientas accesorias como pinzas o agujas.

Sin embargo, la dermatilomania sigue siendo hoy en día un entidad psicopatológica poco conocida y con muchas preguntas para responder.

Durante los últimos años, se han abierto muchos debates sobre si esta alteración formaría parte del espectro obsesivo compulsivo o un trastorno del control del impulso.

Es decir, si la dermatilomania consiste en una alteración en la que la persona realiza una acción compulsiva (rascarse) para mitigar la ansiedad que le provoca un pensamiento determinado, o una alteración en la que la persona es incapaz de controlar sus necesidades inmediatas de friccionar su piel.

En la actualidad, parece haber un mayor consenso para la segunda opción, entendiendo así a la dermatilomania como un trastorno en el que, ante la aparición de prurito u otras sensaciones cutáneas como ardor u hormigueo, la persona siente una necesidad extrema de rascarse, por lo que acaba realizando la acción.

Sin embargo, la relación entre la piel y el sistema nervioso parece ser muy compleja, por lo que existen múltiples asociaciones entre alteraciones psicológicas y alteraciones cutáneas.

De hecho, el cerebro y la piel tienen muchos mecanismos asociativos, por lo que, a través de sus lesiones, la piel puede dar cuenta del estado emocional y mental de la persona.

Más concretamente, una revisión realiza por Gupta puso de manifiesto como entre el 25 y el 33% de los pacientes dermatológicos, presentaban alguna patología psiquiátrica asociada.

Así pues, una persona que padece alteraciones en la piel y en el estado mental, como es el caso de los individuos que padecen dermatilomania, deben ser evaluados en su conjunto y orientar la explicación a las alteraciones padecidas en dos vertientes.

1. Como un desorden dermatológico con aspectos psiquiátricos.

2. Como un trastorno psiquiátrico con expresión dermatológica.

Características de la dermatilomania

Urgencia de rascar

La dermatilomania, también es conocida hoy en día a través de otros nombres como rascado cutáneo compulsivo, excoriación neurótica, excoriación psicógena o acné excoriado.

Con estos 4 nombres alternativos a la dermatilomania, ya podemos ver más claramente cuál es la expresión principal de la alteración mental.

De hecho, la característica principal se basa en los sentimientos de necesidad y urgencia que experimenta la persona en determinados momentos de rascar, frotar o friccionar su piel.

Defectos, ané y otras afecciones dermatológicas

Normalmente, estas sensaciones de necesidad de rascarse aparecen respuesta a la aparición de mínimas irregularidades o defectos en la piel, así como presencia de acné u otras formaciones en la piel.

Rascado compulsivo que produce daños

Como hemos comentado anteriormente, el rascado se hace de una forma compulsiva, es decir, la persona no puede evitar rascarse la zona determinada, y se realiza a través de las uñas o algún utensilio.

Evidentemente, este rascado, ya sea con las uñas o con pinzas o agujas, suele provocar daños tisulares de distinta severidad, así como infecciones cutáneas, cicatrices definitivas y deformantes, y un significativo daño estético/emocional.

Inicialmente, el cuadro clínico que define la dermatilomania aparece en respuesta a prurito u otras sensaciones cutáneas como ardor, hormigueo, calor, sequedad o dolor.

Al aparecer estas sensaciones, la persona experimenta unas necesidades inmensas de rascarse esa zona de piel, por lo que inicia conductas de rascado compulsivo.

Incapacidad de resistir

Hace falta remarcar, que tanto si entendemos la alteración como un trastorno del control de impulsos como un trastorno obsesivo compulsivo, la persona no puede resistirse a realizar las acciones de rascado ya que si no lo hace no es capaz de librarse de la tensión que le supone no hacerlo.

Así pues, la persona empieza a rascarse la piel de forma totalmente impulsiva, sin poder parar a reflexionar si debería hacerlo o no, y evidentemente, causando marcas y heridas en la zona cutánea.

Impulsos de rascarse aparecen con observación de la piel

Posteriormente, los impulsos de rascarse no aparecen ante la detección de prurito, acné u otros elementos naturales de la piel, sino por la observación permanente de la propia piel.

De este modo, la persona con dermatilomania empieza a analizar de forma obsesiva el estado de la piel, hecho que hace que controlar o resistirse a sus ganas de rascarse se convierta en una tarea prácticamente imposible.

Sensaciones de gratificación

Durante la observación el nerviosismo, la tensión y la inquietud va aumentando, y sólo puede disminuir si se lleva a cabo la acción.

Cuando la persona realiza por fin la acción de rascar o friccionar su piel impulsivamente, experimenta elevadas sensaciones de gratificación, placer y alivio, que algunos paciente llegan a describir como un estado de trance.

No obstante, a medida que va transcurriendo la acción de rascarse, los sentimientos de gratificación van disminuyendo al tiempo que también desaparece la tensión anterior.

Similitud con adicciones

Así pues, podríamos entender el patrón de funcionamiento de la dermatilomania como unas sensaciones de tensión extremas las cuales son eliminadas a través de la acción de friccionarse la piel, conducta que proporciona mucha gratificación en un inicio, pero que desaparece cuando ya no hay tanta tensión.

Como vemos, aunque tengamos que salvar muchas distancias importantes, poco difiere este patrón de conducta al que realiza una persona adicta a una sustancia o una conducta determinada.

Así pues, el fumador que se pasa muchas horas sin poder fumar, va aumentando su estado de tensión, el cual es liberado cuando consigue encenderse el cigarrillo, momento en el que experimenta mucho placer.

Sin embargo, si este fumador sigue fumando un cigarrillo tras otro, cuando esté fumando el cuarto consecutivo, probablemente no experimente ningún tipo de tensión y muy probablemente la gratificación que le proporcione la nicotina será mucho menor.

Retomando la dermatilomania, a medida que va transcurriendo la acción de rascarse la piel, la gratificación va despareciendo, y en su lugar empiezan a aparecer sentimientos de culpa, arrepentimiento y dolor, los cuales van incrementando progresivamente a medida que se prolonga la acción de rascarse.

Finalmente, la persona que padece dermatilomania siente vergüenza y autorreproche por la heridas y las lesiones resultantes de sus comportamientos de rascado compulsivo, hecho que puede originar múltiples problemas personales y sociales.

¿Qué datos existen sobre la dermatilomania?

Hasta ahora hemos visto que la dermatilomania trata de un trastorno de control de impulsos en el que la persona es incapaz de resistirse a rascarse ciertas zonas de su piel debido a la tensión previa que le provoca la autoobservación y la detección de ciertos aspectos cutáneos.

Sin embargo, ¿Qué zonas del cuerpo se suelen rascar? ¿Qué sensaciones tiene la persona que padece esta alteración? ¿Qué conductas realizan normalmente?

Como se ha comentado, todavía en la actualidad existen pocos conocimientos sobre este trastorno psicológico, sin embargo, autores como Bohne, Keuthen, Bloch y Elliot han aportado en sus respectivos estudios datos más que interesantes.

De este modo, de una revisión bibliográfica realizada por el Doctor Juan Carlo Martínez, podemos extraer conclusiones como las siguientes.

-Las sensaciones de tensión previa que describen los pacientes con dermatilomania se eleva a niveles de entre el 79 y el 81%.

-Las zonas donde se realizan los rascados con mayor frecuencia son los granos y las espinillas (93% de los casos), seguido de las picaduras de insectos (64%), de las costras (57%), las zonas infectadas (34%) y la piel sana (7-18%).

-Las conductas que realizan con mayor frecuencia las personas con dermatilomania son: apretar la piel (59-85%), rascar (55-77%), morder (32%), frotar (22%), excavar o remover (4-11%), y pinchar (2,6%).

-Los instrumentos que más se utilizan para realizar esta acciones son las uñas (73-80%), seguido de los dedos (51-71%), los dientes (35%), alfileres o broches (5-16%), pinzas (9-14%) y tijeras (5%).

-Las zonas del cuerpo más afectadas por las conductas compulsivas de la dermatilomania son la cara, los brazos, las piernas, el dorso y el tórax.

-Las personas con dermatilomania tratan de cubrir las heridas ocasionadas a través de cosméticos en un 60% de los casos, con prendas de vestir en un 20% y con vendajes en un 17%.

¿Cuánta gente lo padece?

La epidemiología de la dermatilomania todavía no ha sido bien establecida, por lo que los datos existentes en la actualidad no son redundantes.

En consultas dermatológicas se constata la presencia de este trastornos psicopatológico entre el 2 y el 4% de los casos.

No obstante, se desconoce la prevalencia de esta problemática en la población general, en la que se entiende que sería menor de la encontrada en consultas de dermatología.

Así mismo, en un estudio que se realizó a 200 estudiante de psicología se encontró como la mayoría, un 91,7% reconocían haberse pellizcado la piel durante la última semana.

Sin embargo, estas cifras eran mucho menores (4,6%) si se consideraba la acción de pellizcarse la piel como una respuesta al estrés o un comportamiento que producía impedimento funcional, y hasta un 2,3% si se consideraba que dicha acción tuviera alguna relación con alguna patología psiquiátrica.

Tratamiento

Hoy en día no encontramos en la literatura un tratamiento único y totalmente eficaz para intervenir este tipo de psicopatologías. Sin embargo, los métodos que más se utilizan entre los servicios de salud mental para tratar la dermatilomania son los siguientes.

Tratamiento farmacológico

Normalmente se suelen utilizar medicamentos antidepresivos como los inhibidores selectivos de serotonina o la colomipramina, así como antagonista de los opioides y agentes glumatérgicas.

Terapia de sustitución

Esta terapia se centra en buscar la causa subyacente del trastorno, así como los efectos que puede originar.

Se ayuda al paciente a desarrollar habilidades para controlar el impulso sin dañarse y a ir reduciendo los comportamientos de rascado.

Terapia cognitivo conductual

Esta terapia ha obtenido muy buenos resultados para el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo, por lo que se esperan efectos similares en la intervención de la dermatilomania.

Con este tratamiento, se desarrollan técnicas conductuales que permiten prevenir la aparición de los actos impulsivos, y al mismo tiempo se trabajan los pensamientos obsesivos de rascarse para que estos sean experimentados con niveles inferiores de tensión y ansiedad.

Referencias

  1. Bloch M, Elliot M, Thompson H, Koran L. Fluoxetine in Pathologic Skin Picking. Psychosomatics 2001; 42: 314-319
  2. Bohne A, Wilhelm S, Keuthen N, Baer L, Jenike M. Skin Picking in German Student. Behav Modif 2002; 26: 320 – 339.
  3. Gupta MA, Gupta AK.The use of antidepressant drugs in dermatology. JEADV 2001; 15: 512– 518.
  4. Keuthen N, Deckersbach T, Wilhelm S, Hale E, Fraim C, Baer L et al. Repetitive Skin – Picking in a Student Population and Comparison with a Sample of Self – Injurious Skin – Pickers. Psychosomatics 2000; 41: 210-215
  5. Wilhelm S, Keuthen NJ, Deckersbach T, et al. (1999) Selfinjurious skin picking: clinical characteristics and comorbidity. J Clin Psychiatry 60:454–459.