Cultura general

¿Qué es el Deontologismo de Immanuel Kant?


El deontologismo de Inmanuel Kant, del griego deon (obligación) y logos (ciencia), es una doctrina de la ética que señala que la moral es una cuestión de deberes y obligaciones. De acuerdo con el deontologismo, los seres humanos tienen el deber moral de actuar siguiendo una serie de principios que establecen la diferencia entre el bien y el mal.

Para el deontologismo, no importan las consecuencias de las acciones sino las acciones en sí mismas. Esto quiere decir que, si una acción moralmente incorrecta concluye en un acto moralmente correcto, la acción no deja de ser incorrecta.

Por el contrario, si una acción moralmente correcta degenera en una conclusión moralmente incorrecta, no por esto la acción inicial deja de ser buena.

En este sentido, el deontologismo se opone a otras corrientes filosóficas, como la teoría teleológica y la doctrina del utilitarismo, que plantean respectivamente que (1) si el resultado es moralmente bueno, entonces la acción generadora es moral y (2) si el resultado garantiza la felicidad, entonces la acción generadora es buena.

La mayor parte de las obras en torno a la doctrina del deontologismo provienen de Immanuel Kant (1724-1804), filósofo y científico europeo, y de su trabajo enmarcado en el racionalismo; entre sus obras sobre esta temática destacan: “Bases para la metafísica de la moral” (1785), “Crítica del razonamiento práctico” (1788) y “Metafísica de la moral” (1798).

A través del deontologismo, Kant intentó establecer la fuente de la moral, concluyendo que el origen de la moral yace en la capacidad del ser humano para razonar.

Immanuel Kant y el racionalismo 

Immanuel Kant propuso una interrogante fundamental para el racionalismo y el deontologismo, a saber: ¿cuál es la fuente de la moralidad? En otras palabras:

¿Qué tienen las acciones de las personas que las hacen susceptibles a ser interpretadas como correctas o incorrectas?

Para dar respuesta a esta interrogante, Kant estableció tres casos en los que las acciones no pueden ser clasificadas como correctas o incorrectas:

  1. Las acciones efectuadas por plantas y por objetos inanimados.
  2. Las acciones efectuadas por animales que siguen su instinto.
  3. Las acciones efectuadas por humanos de manera involuntaria.

Tomando en cuenta estos tres enunciados, Kant concluyó que la fuente de la moral es nuestra habilidad de tomar decisiones racionales y nuestra libertad de acción (entendida como el libre albedrío).

De esto se deriva que la moral aplica para todas las series racionales y no proviene del placer, del deseo ni de las emociones.

Kant y lo moralmente bueno 

Immanuel Kant señaló que la moral no tiene relación con los deseos, ni con las emociones. Por ende, las acciones que se efectúan con base en los deseos y la obtención de placer no son moralmente correctas a pesar de que puedan generar acciones buenas.

Así, Kant estableció la diferencia entre lo moralmente bueno y lo bueno en general. Mientras que lo moralmente bueno depende de la buena voluntad de las personas, lo bueno en general depende las necesidades y de los deseos.

Por ejemplo, un buen paraguas es aquel que te protege de la lluvia; esto no quiere decir que el paraguas sea moral, puesto que sólo los seres racionales pueden ser morales.

Asimismo, Kant establece que un acto no tiene valor moral si no se hace por el bien de la moral. Tomemos el siguiente ejemplo para ilustrar este concepto: 

Existen dos comerciantes: uno que vende la mercancía a precio justo porque es lo correcto y otro que vende la mercancía a precio justo porque teme que, si no lo hace, las autoridades cerrarán su negocio.

En estos dos casos, sólo el primer comerciante es moral porque actúa en el nombre de la moral.

Acciones e intenciones 

El deontologismo señala que existen acciones que son correctas y acciones que son incorrectas. Pero ¿cómo podemos distinguir entre lo correcto y lo incorrecto?

Por ejemplo, supongamos que se cometió un homicidio. De acuerdo con el deontologismo, no podríamos decir de inmediato si se trata de una acción moral o inmoral, puesto que no todos los homicidios son iguales moralmente.

Si la persona tenía la intención de cometer homicidio, entonces la acción será inmoral; pero si la persona cometió homicidio involuntario, entonces no se puede decir que fue moralmente correcto ni incorrecto.

Las acciones son el resultado de nuestras elecciones, por ende, las acciones deben ser entendidas en términos de elecciones.

Esto quiere decir que las elecciones se efectúan por un motivo y con un propósito en mente. En este sentido, el deontologismo indica que no se puede saber de qué tipo de acción se trata hasta que no se sepa la intención.

Kant y las máximas

Immanuel Kant consideraba que cada vez que los seres humanos efectúan una acción o toman una decisión, lo hacen siguiendo una máxima. Por ende, en la terminología de Kant, las máximas equivalen a la intención.

Las máximas son los principios personales que nos guían. Por ejemplo: me casaré sólo por amor, me divertiré sin importar qué, pediré dinero prestado a pesar de que sé que no lo puedo pagar, haré todos mis deberes lo más rápido posible, entre otros.

Para Kant, el punto clave de la moral radica en qué tipo de máximas se emplean cuando se efectúan decisiones morales y qué tipo de máximas se deben evitar.

De acuerdo con el filósofo, las máximas que debemos seguir deben tener la capacidad de ser aplicables en cualquier ser racional, sin estar subordinadas a un interés particular.

El deontologismo y otras doctrinas filosóficas

El deontologismo se opone a la teoría teleológica, según la cual un acto moral es aquel que general una conclusión moralmente correcta. En el deontologismo, no importan las consecuencias, lo que importa es que la acción primera sea moral.

A su vez, la doctrina del deontologismo difiere del utilitarismo, teoría que plantea que el objeto de todo es la felicidad y justifica cualquier acción que se lleve a cabo para lograr la felicidad. Es decir, el utilitarismo propone seguir los deseos personales y no la razón.

Referencias

  1. Deontological Ethics. Recuperado el 20 de junio de 2017, de plato.stanford.edu.
  2. Deontology. Recuperado el 20 de junio de 2017, de philosophybasics.com.
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  4. Misselbrook, D. (2013). Duty, Kant, and Deontology. Recuperado el 20 de junio de 2017, de ncbi.nlm.nih.gov.
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