Psicología educativa

¿Qué deben aprender los niños y jóvenes del siglo XXI para actuar en el mundo de hoy?


Cuando nos preguntamos qué deben aprender los niños y jóvenes del siglo XXI para actuar en el mundo de hoy destacan especialmente los ámbitos relacionados con la tecnología, la capacidad de aprendizaje, el espíritu colaborativo y el liderazgo.

En la era digital en la que vivimos, en la que todo se mueve y cambia a una vertiginosa velocidad, los niños deben desarrollar una serie de habilidades y destrezas diferentes a las que sus padres y abuelos necesitaron para hacer su vida.

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Los chicos tienen que potenciar su capacidad de aprendizaje, saber sobre tecnología, desarrollar su creatividad y el pensamiento crítico, actuar con flexibilidad y trabajar en sus habilidades de comunicación, entre otras capacidades críticas como elementos clave que le permitirán atender las demandas del mundo del hoy y del futuro.

Desarrollar estas habilidades supone un reto tanto para el sistema educativo como para los padres de los niños, porque estas no suelen inscribirse en el currículo formal tradicional; por ello requerirán de un acompañamiento más activo de los representantes.

8 habilidades necesarias para los niños y jóvenes del siglo XXI

Capacidad de aprendizaje

La rapidez con la cual se dan los cambios en el mundo actual, que seguramente será más violenta en el futuro, hace que los niños y los jóvenes tengan que potenciar su capacidad de aprendizaje.

En el entorno empresarial se ha acuñado el término learnability, que se traduce como “aprendibilidad”, acepción que aún no está reconocida por la Real Academia Española. La learnability se refiere a la capacidad que debe desarrollarse para estar continuamente aprendiendo, actualizándose según demande el entorno.

La capacidad de aprendizaje es muy útil y reconocida en los millenials y en la generación Z, que tienen ya en su ADN la autogestión del conocimiento a través de un paseo por internet.

Aquellos que no potencien su capacidad de aprendizaje corren el riesgo de estancarse y, en consecuencia, de tener serias dificultades para adaptarse a los cambios, lo que se traducirá en problemas en el campo profesional.

Tecnología

El pensamiento digital  está entre las competencias básicas que los niños y jóvenes tienen que aprender para desenvolverse en el mundo de hoy, y para tener la mirada en el futuro.

Esto implica un uso creativo, analítico y práctico de las nuevas tecnologías como grandes habilitadoras de la consecución de los objetivos. Ya en la actualidad es impensable hacer pequeñas y cotidianas tareas sin la intermediación de la tecnología; por ende, desde que son bebés los niños están más que acostumbrados a la manipulación de estas herramientas.

Sin embargo, el desarrollo del pensamiento digital no se limita simplemente al uso de la tecnología, sino que requiere ir más allá: implica trabajar en el análisis de la información que se tiene a la mano para poder distinguir lo que realmente es relevante.

Creatividad y curiosidad

En el mundo de hoy  los estándares suelen imponerse. Es por eso que aquellos que se dejen llevar por la chispa que despierta la curiosidad y que se muevan siempre potenciando su creatividad, van a destacar.

La curiosidad y la imaginación son propias de los niños, que constantemente se inventan situaciones increíbles en medio de actividades lúdicas. Sin embargo, el sistema educativo formal tradicional suele ponerle barreras a esta inventiva cuando realmente el futuro demanda explotarla aún más.

Potenciar la creatividad constantemente lleva a la innovación, y con esta surge la resolución de problemas de una forma diferente, lo que podría traducirse en mayor progreso para el entorno.

Pensamiento crítico

Una de las habilidades que se requieren en nuestros días y que cobrará más sentido en el futuro es el pensamiento crítico y la resolución de problemas.

Para verdaderamente entender un problema hay que empezar por analizarlo, evaluarlo, conocer sus partes y ver cómo funcionan como un todo. Es por esto que se hace necesario potenciar en los niños y jóvenes su capacidad de análisis, para que puedan  encontrar y manejar distintas visiones de cada situación.

En consecuencia, podrán  utilizar el conocimiento de manera efectiva para así proponer soluciones novedosas.

Flexibilidad y adaptabilidad

El presente ya demanda saber adaptarse con agilidad a los cambios. Constantemente estamos en continuo movimiento, y el futuro seguramente será más vertiginoso.

Por tal motivo, desde pequeños se debe alentar a los niños a que sean flexibles con ellos  mismos, con los demás y con el entorno, mostrándoles que todo está en continuo cambio. Impulsarlos a que se expongan a nuevas situaciones y que se atrevan a cambiar es una forma de potenciar en ellos estas habilidades.

Comunicación asertiva

Para que en el futuro un adulto sea capaz de comunicar de forma asertiva sus ideas, bien sea de forma oral o escrita, es necesario que esta habilidad se trabaje desde muy temprana edad. Esto se hace especialmente imperativo en medio de la era digital que vivimos.

Para poder conseguir una comunicación asertiva es necesario que se potencie el análisis así como el razonamiento de sus puntos de vista, y se trabaje en la construcción de argumentos a la par que se desarrollen las habilidades de empatía y escucha activa.

En la medida en que se fomente en los niños y jóvenes la asertividad se podrá evitar la violencia  y la agresividad, pues estarán preparados para manejar situaciones en las que tengan que manifestar sus puntos de vista de forma oportuna y respetando a sus interlocutores.

Espíritu colaborativo

Definitivamente el mundo profesional, e incluso el personal,  requiere que los niños y jóvenes  trabajen cada vez más en desarrollar su capacidad para interrelacionarse con otros y conformar equipos orientados a la consecución de objetivos comunes.

En un contexto digital en el que las comunicaciones pueden generarse a través de distintas vías con diferentes características, es importante que siempre prevalezca el sentido colaborativo en todas las interacciones.

Para ello es necesario que el niño aprenda a valorar y respetar las diferencias, a aprovechar al máximo las cualidades de sus compañeros y a sumar voluntades para lograr la meta propuesta.

A su vez, esto requiere de la conjugación de otras habilidades críticas como comunicación, empatía, adaptabilidad, creatividad y capacidad de aprendizaje.

Liderazgo

La habilidad de influir en otros es cada vez más valorada en el entorno profesional, y el siglo XXI no es la excepción. En un mundo cada vez más competitivo, aquellas personas que saben ejercer un liderazgo con influencia serán más atractivos para desempeñar roles de mayor exigencia.

Es clave que desde muy pequeños se motive a los niños a ser ellos quienes tomen la iniciativa, que sean sujetos activos tanto en su propia vida como en su entorno para que así comiencen a trabajar en sus habilidades de liderazgo.

Referencias

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