Biología

Órganos análogos: concepto, evolución, características y ejemplos


¿Qué son los órganos análogos?

Los órganos análogos son estructuras corporales similares a simple vista en forma y función, pero cuyo origen evolutivo es diferente. Un ejemplo sencillo de este concepto es el caso de las alas; estos apéndices se observan en variados grupos de animales como las aves, los insectos, los murciélagos, etc., pero no comparten el mismo origen.

Aunque dos o más grupos de seres vivos posean analogías en algunas partes de su cuerpo, esto no es una evidencia o señal de que dichos grupos sean evolutivamente cercanos entre sí, ni de que estén estrechamente emparentados.

En evolución, analogía y homología no significan lo mismo. El término homología se refiere a la existencia de estructuras, similares o no desde el punto de vista morfológico y funcional, que son producto de un origen evolutivo común, a partir de un rasgo en un antecesor común que sufrió modificaciones relacionadas con el medio ambiente al cual se adaptó.

Un ejemplo de homología puede ser la aleta de un delfín y el brazo de un ser humano; estas son extremidades anteriores en ambos vertebrados, pero cumplen funciones un tanto diferentes.

La analogía, en cambio, hace referencia a la similitud “superficial” entre seres vivos o partes de estos, sin ningún valor desde el punto de vista filogenético para realizar estudios de parentesco entre especies.

Evolución de los órganos análogos

Cuando nos referimos a la evolución de los órganos análogos, obligatoriamente estamos hablando de evolución convergente, pues, según esta definición, un mismo rasgo surgió independientemente en distintos momentos de la historia natural de los seres vivos para ejercer la misma función en especies evolutivamente diferentes.

Para comprender más profundamente el tema, es importante distinguir entre las semejanzas o similitudes producto de la descendencia (homología) y las que se deben únicamente a similitudes funcionales (analogía).

Las alas de una mosca y las de un ave son funcionalmente equivalentes, pues ambas sirven para volar; no obstante, estas no son producto de una descendencia común, lo que significa que las alas de un ave y las de una mosca no son versiones modificadas de una estructura presente previamente en un ancestro común para ambos animales.

En este sentido, podemos generalizar que la evolución de un rasgo u órgano análogo ocurre como una respuesta adaptativa para realizar una función común, que, en el caso del ave y la mosca, es el vuelo.

Es pertinente aclarar que algunos órganos pueden ser parcialmente análogos y parcialmente homólogos.

Las alas de los murciélagos y de las aves, por ejemplo, son parcialmente homólogas cuando se analizan en el contexto del antepasado reptiliano que ambos animales comparten (en disposición del esqueleto de la misma extremidad anterior).

Sin embargo, son parcialmente análogas desde el punto de vista de la evolución de las modificaciones o adaptaciones para el vuelo, que surgieron independientemente frente a formas de vida similares.

Paralelismo y convergencia

Existe otro término empleado por los evolucionistas que muchas veces es difícil de distinguir de la convergencia evolutiva o de la analogía entre estructuras corporales.

Este término es el paralelismo, que hace referencia a la existencia de dos o más linajes que han evolucionado independientemente de manera similar, de modo que los descendientes “evolucionados” de cada linaje son tan similares entre sí como lo fueron sus antepasados.

Características de los órganos análogos

Los órganos análogos se caracterizan por:

– Surgir por evolución convergente

– Cumplir la misma función en organismos distantes, filogenéticamente hablando (homoplásicos)

– Ser producto de adaptaciones evolutivas a modos de vida semejantes

– Desde el punto de vista genético, en muchos casos, las estructuras u órganos análogos son determinados por genes que sí son homólogos entre sí

– Además de cumplir la misma función en especies diferentes, los órganos análogos son, muchas veces, estructural y funcionalmente similares, caso contrario a los órganos homólogos

Ejemplos de órganos análogos

Los órganos análogos representan, para muchos expertos, evidencia contundente de los procesos evolutivos que ocurren gracias a adaptaciones a unas condiciones ambientales particulares, por lo que su estudio ha permitido profundizar en diferentes teorías y explicaciones evolucionistas.

– En animales

Especies muy diferentes de animales pueden evolucionar adquiriendo rasgos u órganos muy similares y que cumplen funciones equivalentes.

Humanos y moluscos

Tal es el caso de los ojos, por ejemplo, que surgieron independientemente en los moluscos y los homínidos.

A pesar de que el ojo de los pulpos, por citar el ejemplo, es considerablemente superior que el de los humanos, pues no tiene un punto ciego, en los dos grupos de animales, ambas estructuras ejercen la misma función, a pesar de que los humanos y los pulpos sean evolutivamente muy distantes.

Otro ejemplo de órganos análogos en los animales es el de las alas en invertebrados, aves y mamíferos, que fue citado anteriormente.

Tiburones y delfines

El caso de las aletas de los delfines y de los tiburones es otro ejemplo que usualmente se utiliza para ilustrar el fenómeno evolutivo de los órganos análogos.

Los delfines pertenecen al grupo de los mamíferos y el esqueleto de sus aletas está dispuesto de una forma anatómicamente igual a del brazo de un ser humano o el ala de un murciélago, por lo que en este contexto nos referimos a él como un órgano homólogo para el grupo de los mamíferos.

Los tiburones, en cambio, son peces cartilaginosos y, a pesar de la similitud superficial entre sus aletas y las aletas de un delfín, que sirven propósitos similares, dichos órganos en este animal son análogos a los del delfín, pues surgieron a partir de estructuras embrionarias diferentes, son anatómicamente distintos, pero ejercen la misma función de locomoción.

El topo y el grillo

El topo es un mamífero que habita principalmente en el subsuelo, en cuevas cavadas por sí mismo. Este animal tiene las porciones distales de sus extremidades anteriores modificadas para cavar sus madrigueras.

El grillo topo, un insecto que también habita bajo la tierra, cava sus nidos gracias a unos apéndices modificados en sus patas delanteras, que se asemejan a las garras que poseen los topos, por lo que, en este sentido, ambas estructuras son órganos análogos.

– En plantas

En las plantas también existen múltiples casos de analogías. Ejemplos clásicos de estructuras u órganos análogos entre grupos de plantas filogenéticamente distantes incluyen a las espinas y a las hojas carnosas, que han surgido independientemente en varios grupos de plantas desérticas y no desérticas.

Ciertas especies de plantas acuáticas han modificado algunas de las hojas que sumergen en el agua, adquiriendo estas últimas una morfología muy similar a la de las raíces de una planta terrestre y cumpliendo, incluso, funciones muy parecidas.