Historia

Antigüedad clásica: periodos y sus características


Antigüedad clásica es la denominación utilizada por los historiadores para designar al periodo de tiempo en el que floreció la cultura greco-romana. Aunque algunos autores consideran que se trata de un término demasiado eurocentrista, la mayoría de las corrientes historiográficas el término es generalmente aceptado.

La zona geográfica en la que se desarrolló este periodo fue la cuenca del Mediterráneo y el Próximo Oriente. Respecto al marco cronológico, su comienzo se marca en el siglo V a. C., con el inicio del llamado siglo de Pericles, mientras que su final está datado en el siglo V d. C., cuando comenzó la decadencia del Imperio romano.

Las civilizaciones griega y romana, a pesar de diferenciarse en muchos aspectos, tuvieron algunas características comunes. Los romanos, por ejemplo, tomaron de los griegos la mayor parte de su mitología. Algo similar ocurrió con el arte, con un parecido estilístico innegable en algunos periodos.

En cuanto a las características específicas se pueden destacar la concepción de Grecia como madre de la democracia o sus diferentes escuelas filosóficas. En Roma, por su parte, la organización política tendió casi siempre hacia la monarquía, a pesar de un periodo en el que estuvo vigente la república.

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Periodos y características

Como se ha señalado, la Antigüedad Clásica se corresponde con el periodo en el que las civilizaciones griega y romana dominaron Europa y parte del Próximo Oriente. Temporalmente, se trata de una época que duró unos 1000 años, desde el siglo V a. C. al siglo V d. C.

Los historiadores suelen contraponer esta etapa histórica con la llamada Antigüedad tardía, un periodo de transición entre la Antigüedad clásica y la Edad media en la que se perdió buena parte de la herencia grecorromana.

Grecia clásica

El primer periodo de la Antigüedad clásica comenzó en el 510 a. C., cuando estalló una rebelión dirigida por los atenienses contrarios a Hipias, el tirano gobernante. Ayudados por tropas provenientes de Esparta, lograron derribar al rey, aunque vieron como los espartanos intentaron controlar la ciudad.

Finalmente, en el 508 a. C., el dirigente colocado por Esparta fue derrocado gracias a unas reformas consideradas la base de la democracia ateniense.

Otro de los acontecimientos importantes de esta etapa fue la guerra que enfrentó a los griegos y a los persas, las llamadas guerras médicas. Después de 50 años de conflicto, Atenas se convirtió en la polis más importante de Grecia.

Ese fue el momento de mayor esplendor durante esta etapa. Como consecuencia, Atenas vivió un momento de gran auge cultural en todos los ámbitos.

Aunque Esparta, primero, y Tebas, después, acabaron con la hegemonía ateniense, fue el poderoso Reino de Macedonia el que llevó a la Grecia clásica a dominar más territorio. Primero con las conquistas de Filipo II, que logró conquistar todo el territorio helénico.

Más adelante, su hijo Alejandro Magno, amplió sus dominios hasta llegar a Egipto, Persia, Asia central y la India. Su muerte, en el 323 a. C. y la consiguiente fragmentación de su imperio marcaron el final de este periodo.

Este periodo fue uno de los más brillantes en cuanto a la filosofía. Pensadores como Aristóteles, Platón y su Academia o los miembros de la escuela estoica transformaron la manera de ver el mundo, algo que influyó a todas las civilizaciones posteriores.

Periodo helenístico (330 a 146 a. C.)

Las conquistas de Alejandro dieron paso al periodo helenístico. La cultura griega dejó de estar confinada en la península y en las islas cercanas y se extendió por otras regiones del mundo. Además, el contacto con civilizaciones como la persa, la egipcia o la india provocó un intercambio de conocimientos y costumbres.

Fue una época de esplendor cultural y científico. La Biblioteca de Alejandría se convirtió en el foco de conocimiento de todo el mundo y los científicos helenos realizaron importantes aportaciones en todas las áreas.

Esta etapa concluyó con la conquista de Grecia por parte del nuevo poder creciente: Roma. Esto ocurrió en el 146 a. C.

República romana (siglos V – I a. C.)

La monarquía romana fue derrocada en el 509 a. C., dando paso al periodo republicano. Este se prolongó casi 500 años, cuando una serie de enfrentamientos civiles provocó la llegada del periodo imperial.

La República romana transformó lo que era solo una región dominante en el Lacio en la potencia principal del Mediterraneo. Este proceso no fue brusco, sino que se desarrolló poco a poco mediante una serie de conquistas durante los siglos IV y III a. C.

Tras derrotar a los pueblos más cercanos al Lacio, los romanos se enfrentaron a los cartagineses (Guerras Púnicas) y los macedonios. La victoria romana y la consiguiente conquista de Grecia y de Asia Menor amplió enormemente sus dominios.

Este aumento de poder y de territorios vino acompañado de una gran inestabilidad política y de un incremento del descontento social en Roma. Estos factores provocaron varias conspiraciones, guerras civiles y el establecimiento del primer triunvirato. Finalmente, la República romana se convirtió en un imperio en la segunda mitad del siglo I a. C.

Imperio romano (del siglo I a. C. al siglo V d. C.)

Los historiadores no han alcanzado un acuerdo sobre la fecha exacta que marcó el inicio del Imperio romano. De hecho, las diferencias reales entre la última etapa republicana y la primera imperial fueron bastante escasas.

De esta forma, la primera dinastía en ocupar la corona imperial, la Julio-Claudia, mantuvieron las instituciones del República, pero dotándose a si mismos de poderes extraordinarios. El propio estado conservó el nombre de Res pública, denominación que mantuvo hasta la caída del Imperio romano de Occidente.

Los territorios controlados por Roma eran ya enormes. Su poder se extendía hasta Hispania, parte del norte de África, la Galia, Grecia, Iliria, Siria, Judea y el Asia menor. Su primera conquista como imperio fue Egipto, llevada a cabo por Octavio.

Por otra parte, la cultura del Imperio romano era, principalmente, helenística. Igualmente, recogió influencias orientales y, con el tiempo, acabó adoptando el cristianismo. A partir del siglo III d. C., el poder de Roma comenzó a declinar.

Organización política

Durante este periodo, Grecia no existía como un estado político unitario. En realidad, convivían diversas polis (ciudades-Estado) con características diferentes.

No obstante, todos los historiadores están de acuerdo en cuál fue la principal aportación de los griegos en el ámbito político: la democracia. Aunque las teorías filosóficas variaron entre la petición de un gobierno de sabios hasta el de uno aristocrático, Atenas acabó adoptando un sistema participativo de gestión política.

La democracia ateniense no era universal. La participación en la vida política estaba restringida a ciertas clases sociales y las mujeres no podían participar. Sin embargo, supuso un gran cambio respecto a los regímenes autocráticos tradicionales.

Roma, por su parte, se estableció como un estado aristocrático desde sus inicios. Incluso durante la época llamada republicana, las élites no perdieron el poder. La plebe y las clases medias tuvieron, en algunos momentos, sus representantes en el Senado, pero nunca pudieron alcanzar realmente los puestos altos del poder.

Ya en la época imperial, los dirigentes romanos gobernaron muchas veces despóticamente. Al final del periodo, la debilidad de los emperadores permitió que las tribus germánicas fueran haciéndose con el control del Imperio.

Religión

La religión griega era politeísta, con un gran número de dioses propios y otros adoptados de otras culturas y helenizados. Las deidades griegas tenían un comportamiento muy similar al de los humanos, con sus intrigas, pasiones y luchas por el poder.

Al frente del panteón griego se situaba Zeus, que encabezaba a los llamados dioses olímpicos, esto es, los que vivían en el monte Olimpo.

Los romanos adoptaron a todos los dioses griegos y les cambiaron el nombre. Además, incorporaron a algunas deidades domésticas o familiares, compuestas por los espíritus de sus antepasados, por los dioses del hogar o los de la despensa.

Sociedad

La sociedad griega presentaba una jerarquía bastante rígida, aunque existieron diferencias dependiendo de la polis y de la época.

En líneas generales se puede señalar la existencia de tres grupos diferenciados. El primero de ellos eran los ciudadanos, estatus jurídico que se alcanzaba solo por nacimiento. Entre sus privilegios se encontraba ser los únicos que podían tener tierras y participar en política.

Los segundos en la estructura social eran los no ciudadanos. Se trataba en la mayoría de los casos de extranjeros y, aunque tenían algunos derechos, no podían participar en política ni ser propietarios.

En el último escalón de la pirámide se encontraban los esclavos. En algunas polis su propiedad era de los ciudadanos, mientras que en otras pertenecían al Estado.

Por su parte, en Roma la sociedad estaba estructurada partiendo de dos bases: la riqueza y los derechos sociales. Así, existían hombres libres de varias categorías y esclavos. El estatus de ciudadanos, el principal entre los hombres libres, estaba reservado a los patricios y a los plebeyos.

Los primeros eran la élite de Roma y presumían de ser descendientes de sus fundadores. Se dividían por familiar formadas por aquellos que tenían un antepasado común. Eran los dueños de las tierras y los únicos con derechos políticos.

Por último, los plebeyos solo tenían derechos civiles y no políticos. Normalmente se dedicaban a la artesanía o al comercio, aunque podían llegar a poseer pequeñas extensiones de tierra.

Economía

En un primer momento, las polis griegas basaron su economía en la agricultura. Con el tiempo, debido a factores como el aumento de población o la escasez de terreno cultivable, comenzaron a practicar otras actividades. Entre estas, el comercio y la elaboración de artesanías.

Los griegos comenzaron a usar monedas sobre el siglo V a. C., aunque sin abandonar el trueque como sistema principal de comercio. Este empezó como un intercambio de productos entre las diferentes polis, pero muy pronto se extendió por otros territorios.

Así, Atenas se convirtió en la mayor potencia comercial del Mediterráneo, con barcos que partían hacía Asia, los Balcanes, el Mar Negro o Egipto.

La evolución de la economía romana fue similar. Al principio, la agricultura y la ganadería eran las actividades más importantes. Los cultivos de la vid, cereales o la oliva se desarrollaban en grandes extensiones de terrenos pertenecientes a unos pocos terratenientes. La expansión de su territorio permitió, además, aprovechar el suministro de cereales de Egipto, Cartago o Sicilia.

A finales de la época republicana apareció un serio problema: la población se había multiplicado de tal modo que era necesario importar alimentos y otros productos desde tierras lejanas. El comercio fue cobrando cada vez más importancia, favorecido por la excelente red de comunicaciones que los romanos habían construido.

Arte

Uno de los aspectos más destacados de la Antigüedad clásica fue su producción artística. Al día de hoy, aún se conservan una multitud de sus obras en todos los campos, desde la arquitectura hasta la escultura.

En general, griegos y romanos basaron sus creaciones en buscar un tipo de belleza armónico y equilibrado. Ya fuera en arquitectura, pintura o escultura siempre se buscaba una proporción perfecta.

La arquitectura de los griegos y de los romanos compartió buena parte de sus características. En el caso de los primeros, sus obras más importantes fueron templos edificios públicos, teatros al aíre libre o mausoleos. A lo largo del tiempo utilizaron tres estilos diferentes: el dórico, el jónico y el corintio.

Los romanos recogieron la influencia griega en este campo y levantaron enormes templos, arcos del triunfo, circos, foros o acueductos, entre otros tipos de construcciones.

En cuanto a la escultura, las dos civilizaciones alcanzaron un gran nivel de perfección. En la mayoría de los casos, representaron figuras humanas (aunque representaran a dioses) muy idealizadas. Algunos de los artistas griegos más importantes fueron Mirón, Policleto y Fidias.

Además de continuar con el estilo griego, los romanos incluyeron entre sus obras numeroso bustos, todos dotados de un gran realismo.

Filosofía del periodo clásico

Una de las máximas aportaciones de los griegos fue la filosofía. Desde el periodo de la Grecia clásica aparecieron pensadores que se plantearon las cuestiones más fundamentales sobre la existencia.

Los filósofos griegos, además, no se limitaron a intentar desentrañar la realidad, el pensamiento humano o la naturaleza, sino que también desarrollaron teorías acerca del mejor tipo de gobierno o sobre cómo estaba organizado el universo.

Entre los filósofos más importantes destacaron Sócrates, Platón, Demócrito, Anaxágoras o Aristóteles. La influencia de este último se mantuvo durante los siglos posteriores a la Antigüedad clásica.

Derecho romano

Si los griegos fueron los padres de la filosofía, los romanos lo fueron del derecho moderno. El llamado derecho romano sigue siendo la base de muchos sistemas legislativos en la actualidad.

Su ordenamiento jurídico abarcaba todos los campos, desde el penal al administrativo, pasando por el civil. Los principios generales del derecho romano fueron recogidos en el Corpus Juris Civilis, encargado por el emperador Justiniano.

Referencias

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  2. Encolombia. Historia de las Civilizaciones. Obtenido de encolombia.com
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  7. Gill, N. S. Culture in the Ancient Roman Republic. Obtenido de thoughtco.com