Alfalfa: características, hábitat, reproducción, propiedades
La alfalfa (Medicago sativa) es una leguminosa perenne de crecimiento erecto perteneciente a la familia Fabaceae. Originaria de Asia Menor y sur del Cáucaso, en la actualidad es uno de los principales cultivos forrajeros en los países de clima templado.
Planta vivaz poco ramificada que alcanza los 100 cm de altura, hojas trifoliadas con folíolos obovados, ápice ligeramente aserrado y estipulas dentadas en la base. Flores zigomorfas de color violeta, purpura y amarillo, el fruto es una legumbre de semillas arriñonadas de color amarillo.
Como la mayoría de las leguminosas, sus raíces mantienen una relación simbiótica con ciertos microorganismos del suelo, como la bacteria Sinorhizobium meliloti. Esta asociación favorece la fijación del nitrógeno atmosférico, incrementando el nitrógeno del suelo y su disponibilidad en el cultivo que es aprovechado como forraje.
Las diversas variedades de alfalfa cultivadas comercialmente constituyen una de las leguminosas de mayor importancia como forrajera para la alimentación del ganado. Al contener un alto nivel de proteínas y minerales, favorecen su palatabilidad y digestibilidad para un gran número de especies animales.
Por otra parte, la diversidad y calidad de sus nutrientes la convierte es un complemente nutritivo de consumo humano. Su ingesta regular permite aliviar trastornos relacionados con malnutrición, astenia, anemia, debilidad y otros padecimientos nutritivos.
Índice del artículo
- 1 Origen evolutivo
- 2 Características generales
- 3 Taxonomía
- 4 Hábitat y distribución
- 5 Reproducción
- 6 Nutrición
- 7 Propiedades
- 8 Referencias
Origen evolutivo
La especie Medicago sativa es originaria del Asia Menor y sur del Cáucaso, en los actuales Irak, Irán, Siria, Turquía, Afganistán y Pakistán. Desde la Edad de Bronce se tiene referencia de una planta de alto valor nutritivo que era consumida por los caballos procedentes de Asia Central.
Durante las Guerras Médicas, a mediados del 490 a. C., se introdujo en Grecia a través del alimento proporcionado a la caballería procedente de Persia. La semilla proveniente de este forraje sirvió para establecer los primeros cultivos en la cuenca del Mediterráneo, destinado principalmente para consumo animal.
Posteriormente pasó a la península ibérica de donde se distribuyó por toda Europa, y de allí a América a mediados del siglo XVI. En la actualidad, es un cultivo cosmopolita, además sus brotes constituyen un alimento muy apreciado para consumo humano por sus propiedades nutritivas y terapéuticas.
Características generales
Apariencia
Planta herbácea de condición perennifolia y posición erguida o ligeramente decumbente, ramificada, por lo regular vive de 4 a 12 años. La planta adulta puede alcanzar una altura variable de 40-100 cm y se caracterizan por la pilosidad variable de su superficie.
Raíz
Raíz principal del tipo pivotante o fusiforme de crecimiento vertical y profundo, cubierta por numerosas raicillas secundarias que brotan de manera lateral. En la alfalfa la raíz es vigorosa, larga y profunda lo que le permite absorber los elementos nutritivos localizados a más de 5 m de profundidad.
Tallo
Tallo herbáceo y erecto de crecimiento ascendente, por lo regular cubierto de vellosidad blanquecina, en la base se diferencia una corona subleñosa y perenne. Esta corona, de aproximadamente 20 cm de diámetro, posee numerosas yemas o retoños de renuevo que se ubica por debajo del nivel del suelo.
Hojas
Las hojas pinnadas y trifoliadas poseen folíolos obovados, oblongos u oblanceolados, de 5-20 mm de largo por 3-10 mm de ancho. Folíolos enteros de color verde, finamente aserrados en el ápice, pubescencia adpresa, peciolo largo y acanalado, con estípulas triangulares soldadas a la base.
Flores
Flores zigomorfas con cáliz y corola diferenciada, corola de color violeta y amarillo de 6-12 mm de diámetro, cáliz pentámero campanulado de color verde. Las flores se disponen en inflorescencias o racimos pedunculares en posición axilar, con el pedúnculo más largo que los peciolos de las hojas adyacentes.
Frutos
El fruto es una legumbre o vaina falcada o espiralada, enroscada sobre sí misma, tardíamente indehiscente, de color castaño a negruzca al madurar. En su interior se localizan las semillas en número variable (2-6), reniformes, de 2-3 mm de largo y con la cubierta seminal amarillenta.
Taxonomía
– Reino: Plantae
– División: Magnoliophyta
– Clase: Magnoliopsida
– Subclase: Rosidae
– Orden: Fabales
– Familia: Fabaceae
– Subfamilia: Faboideae
– Tribu: Trifolieae
– Género: Medicago
– Especie: Medicago sativa L., 1753
Subespecies
– Medicago sativa subsp. ambigua (Trautv.) Tutin
– Medicago sativa subsp. microcarpa Urban
– M. sativa subsp. sativa L.
– M. sativa subsp. varia (J. Martyn) Arcang.
Etimología
– Medicago: el nombre genérico es un vocablo latino que proviene de los términos griego «μηδική» pronunciado «médiké» y «πόα» pronunciado «póa». «mediké» significa «médica» en alusión a los Medos, antiguo pueblo persa, y «póa» significa «hierba», lo que se traduce como «hierba persa». Estas expresiones se latinizaron como «medicago».
– sativa: el adjetivo especifico deriva del latín «sativus, -a, -um» que se traduce en «sativo», es decir, lo que se siembra, planta o cultiva.
Hábitat y distribución
La especie Medicago sativa se cultiva ampliamente alrededor del mundo, de forma silvestre se localiza junto a caminos o bordes de carretera. De igual forma, se ha naturalizado en sabanas y pastizales sobre terrenos secos en ambientes de clima frío o templado.
De manera comercial se cultiva en una amplia variedad de suelos y climas a niveles altitudinales entre los 700 y 2.800 msnm. Crece sobre suelos francos, profundos y bien drenados, de salinidad moderada o alcalinos, ya que pH inferior a 5,00 limita drásticamente su desarrollo.
Se desarrolla en ambientes con temperatura promedio entre 15-25 ºC durante el día, y temperaturas nocturnas de 10-20 ºC. Es resistente a la sequía, gracias a su amplio sistema radicular que extrae el agua de las capas más profundas.
No obstante, es susceptible al encharcamiento que ocasiona la pudrición de las raíces y altera la simbiosis con el Sinorhizobium meliloti específico. De hecho, su actividad simbiótica está restringida igualmente con el pH del suelo, valores inferiores de 5-6 demandan la aplicación de enmiendas agrícolas.
Cultivado mundialmente, en la cuenca del Mediterráneo es común la subespecie Medicago sativa subsp. sativa y al norte de Eurasia Medicago sativa subsp. falcata. En la península ibérica su cultivo se realiza en grandes extensiones del valle del Ebro al noreste y el de Duero al noroeste.
Reproducción
Siembra
La reproducción comercial de la alfalfa se realiza por medio de semillas, es un cultivo de rápida germinación e implantación. En caso de contar con riego, se establece como cultivo monófito, en condiciones de secano se acostumbra a asociar con otra gramínea como avena, cebada o pastos de corte.
Para una hectárea de siembra se precisan 20-25 kg de semilla. Durante el establecimiento se requiere que el terreno este labrado y segado, con el objeto de evitar la aparición de malezas durante la fase de crecimiento.
Por lo general, la siembra se establece durante el otoño, mientras que en regiones de inviernos fuertes, la siembra se puede realizar durante la primavera. La vida productiva de esta especie varía de 6-8 años, dependiendo de las condiciones ambientales, variedad de la especie, sanidad del cultivo y manejo agronómico.
Manejo
La siembra se realiza entre marzo y mayo, con el objeto de que la planta desarrolle por lo menos tres hojas trifoliadas antes de las primeras heladas. La temperatura fresca y humedad del suelo durante el otoño, favorece la nodulación del naciente sistema radicular, garantizando el aporte de nitrógeno durante la primavera.
Se requiere un suelo labrado que proporcione una cama de siembra estable y con buena disposición de humedad. La siembra se realiza al voleo, pero si las condiciones del terreno lo permiten, se pueden trazar líneas de siembra para facilitar el manejo agronómico. En caso de cultivo asociado, se recomienda alternar una línea de gramínea por dos líneas de alfalfa.
Las condiciones del suelo son indispensables para el buen desarrollo de la alfalfa, ya que es tolerante a la sequía, pero susceptible al encharcamiento del terreno. La anegación del terreno tiende a reducir la disponibilidad de oxígeno en las raíces, lo que ocasiona un rápido deterioro y subsecuente muerte de la planta.
El sistema radicular, vigoroso y extenso, requiere suelos profundos y bien drenados, los niveles freáticos superficiales dificultan su efectivo desarrollo. A pesar de que se desarrolla sobre suelos franco-arenosos, prospera bien sobre suelos finos y húmedos, aunque con menor intensidad.
Nutrición
La alfalfa es una planta forrajera que suministra excelentes niveles de proteínas, minerales y vitaminas de calidad. Su alto valor energético está relacionado con el valor nitrogenado como suplemento alimenticio o forraje.
De la gran variedad de componentes presentes destacan los alcaloides betaína y estaquidrina, fibras no solubles y pectina, proteínas, saponinas y taninos. Los aminoácidos arginina, asparagina y triptófano, así como los minerales aluminio, boro, calcio, cromo, cobalto, fósforo, hierro, magnesio, manganeso, potasio, selenio, silicio, sodio y zinc.
Del mismo modo, los ácidos cafeico, cítrico, fumárico, málico, medicagénico, sináptico, succínico y oxálico, y los fitosteroles β-sitosterol, campesterol y estigmasterol. Aparte de pigmentos como clorofila y xantofila, folatos, inositol, niacina, riboflavina, tiamina, vitamina A, C, E, K y D en trazas, que influyen de la nutrición animal.
Valor nutricional por cada 100 g
– Energía: 20-25 kcal
– Carbohidratos: 2,0-2,5 g
– Fibra alimentaria: 1,8-2,0 g
– Grasas: 0,5-0,8 g
– Proteínas: 4 g
– Tiamina (vitamina B1): 0,076 mg
– Riboflavina (vitamina B2): 0,126 mg
– Niacina (vitamina B3): 0,481 mg
– Ácido pantoténico (vitamina B5): 0,563 mg
– Piridoxina (vitamina B6): 0,034 mg
– Vitamina C: 8,2 mg
– Vitamina K: 30,5 μg
– Calcio: 32 mg
– Fósforo: 70 mg
– Hierro: 0,96 mg
– Magnesio: 27 mg
– Manganeso: 0,188 mg
– Potasio: 79 mg
– Sodio: 6 mg
– Zinc: 0,92 mg
Propiedades
La alfalfa se cultiva como forraje, por lo que se considera un suplemento alimenticio de alto valor nutricional para el ganado bovino y equino. Su consumo en alimentación humana es ocasional, sin embargo, es un producto rico en minerales, vitaminas, proteínas y fibras que proporcionan grandes beneficios para la salud.
El análisis fotoquímico ha permitido determinar la presencia de vitaminas esenciales del grupo A, D, E y K, incluyendo toda la familia del grupo B. De hecho, cada vitamina aporta un beneficio particular, de allí su importancia para la salud en general.
La vitamina A favorece la formación de células epiteliales, la protección de la piel y la fortaleza del sistema óseo. Por su parte, la vitamina D regula el calcio en los huesos, protegiendo contra el raquitismo. La vitamina E tienen principios antioxidantes, siendo un elemento primordial para la producción de hemoglobina.
Medicinal
En herbología, las hojas, semillas y brotes de esta especie son utilizados por sus propiedades medicinales y terapéuticas. En efecto, la alfalfa se utiliza comúnmente por su cualidad alcalinizante, antiartrítica, antibacteriana, anticolestémica, antiespasmódica, antidiabética, antihemorrágica, antipiréticas, antirreumática, aperitiva y antiviral.
Su consumo está indicado para el tratamiento de enfermedades renales, infecciones de la vejiga, inflamación de la próstata o para incrementar la diuresis. De la misma forma, se consume para regular los niveles de colesterol y diabetes, controlar el asma, molestias estomacales y molestias reumáticas como artritis y osteoartritis.
Por lo regular, los brotes se consumen frescos como fuente de vitaminas A, C, E y K, así como los elementos minerales calcio, fósforo, hierro y potasio. Además, se le atribuyen propiedades antianémicas, antiinflamatorias, diuréticas, digestivas, galactógenas, emenagogas, hemostáticas, hipolipemiantes, vitamínicas, reconstituyentes y remineralizantes.
Esta planta actúa como un potente diurético, lo que aunado a su efecto antiinflamatorio lo convierte en un recurso efectivo para tratar afecciones urinarias. En este caso es recomendado para aliviar cistitis o trastornos de la vejiga, nefritis o inflamación del riñón, prostatitis o inflamación del conducto prostático y prevenir la presencia de cálculos renales.
De manera similar, actúa como un poderoso depurativo y desintoxicante. En efecto, su alto contenido de cumarina ha demostrado su efecto en la reestructuración de la piel, siendo ideal para prevenir acné, eccemas, dermatitis y psoriasis.
Forraje
Como suplemento de alimentación animal, es una leguminosa que se distingue por su alto valor nutritivo y elevada capacidad productiva. Su alto contenido de nitrógeno, debido a la capacidad de simbiosis con el Rhizobium del suelo, resulta en una especie muy apetecida por el ganado.
El cultivo de alfalfa permite incrementar la carga animal, mejorar la ganancia en peso del animal y el rendimiento de producción de leche. Además, constituye una fuente segura de alta calidad forrajera, cosechada y almacenada como reserva forrajera mantiene su calidad nutritiva.
Referencias
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- Clavijo Villamizar, E., & Cadena Castro, P. C. (2011). Producción y calidad nutricional de la alfalfa (medicago sativa) sembrada en dos ambientes diferentes y cosechada en distintos estadios fenológicos. (Tesis de Grado) Universidad de La Salle. Facultad de Ciencias Agropecuarias. Programa de Zootecnia. 35 pp.
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