Neuropsicología

Toxicomanía: qué es, síntomas, causas, tipos, tratamientos


¿Qué es la toxicomanía?

La toxicomanía es el problema que se produce cuando una persona consume una sustancia adictiva de manera regular. Debido a los cambios que provocan en el cerebro, los usuarios que la desarrollan necesitan consumir una dosis mayor. Esto llega hasta el punto en el que la persona no puede controlarse.

Muchas personas no entienden por qué o cómo otros pueden llegar a volverse adictos a las drogas. Erróneamente, creen que aquellos que utilizan estas sustancias de manera habitual no tienen fuerza de voluntad, y que podrían dejarlo cuando quisieran.

Sin embargo, la toxicomanía es una enfermedad compleja, y superarla requiere mucho más que simplemente las ganas de querer hacerlo. Por lo general, las personas con adicción a las drogas requerirán ayuda profesional para poder recuperar su vida y salir de la trampa que generan estas sustancias.

Por suerte, hoy en día sabemos más que nunca sobre las drogas y sus efectos en el cerebro. En este artículo veremos en qué consiste exactamente la toxicomanía, así como los factores que la causan y las maneras en las que una persona puede librarse de esta enfermedad.

Síntomas

Cada droga provoca unos efectos diferentes en función del tipo del que sean y la persona que las consuma. Sin embargo, existen algunos síntomas comunes que pueden ayudarnos a identificar cuándo alguien está cayendo en una adicción a estas sustancias.

En general, se pueden dividir en dos tipos: físicos, y de comportamiento.

Síntomas físicos

Los síntomas físicos pueden ser más complicados de detectar que los comportamentales. Sin embargo, pueden darnos pistas para averiguar si alguien cercano a nosotros está cayendo en la toxicomanía.

Dentro de los de este tipo, los más peligrosos son aquellos que tienen que ver con el funcionamiento interno del cuerpo. Por lo general, es imposible detectarlos salvo que se hagan pruebas médicas específicas. Sin embargo, es importante ser consciente de ellos.

Así, por ejemplo, las drogas pueden provocar cambios en el cerebro, las hormonas o los órganos internos del cuerpo. Además, al tratarse de sustancias tóxicas en cierta medida, la salud en general empeorará. En el caso de algunas drogas, incluso, una sobredosis puede llevar a la muerte del consumidor.

En cuanto a los síntomas externos, en general suelen ser más sencillos de detectar pero mucho menos graves. Así, entre ellos podemos encontrar cambios repentinos de peso, enrojecimiento de los ojos, caída del cabello o de los dientes, o heridas en las partes del cuerpo por las que se produce la entrada de la droga.

Síntomas de comportamiento

Los síntomas comportamentales son, a menudo, los más sencillos de detectar entre las personas que sufren de toxicomanía. A continuación veremos los más comunes.

Dificultad para concentrarse

Todas las drogas alteran la capacidad y el funcionamiento del cerebro. Por eso, tanto sus efectos inmediatos como los del síndrome de abstinencia pueden provocar graves dificultades para mantener la concentración.

Esto puede traducirse, por ejemplo, en la incapacidad para prestar atención prolongada a una sola cosa, o en la dificultad para formar pensamientos coherentes.

Aumento de la agresividad o irritabilidad

Otro de los síntomas más comunes del abuso de las drogas es una agresividad anormal. Incluso en el caso de personas que son de normal apacibles y tranquilas, la toxicomanía puede volverlas violentas y llevarlas a sufrir ataques de ira.

Cambios de personalidad

Debido a los cambios provocados en el cerebro, las drogas pueden alterar la manera en la que una persona se relaciona con el mundo o la forma en la que piensa.

Por ello, la gente cercana a un adicto notará cómo éste se comporta de maneras muy distintas a las que son habituales en él.

Trastornos mentales y emocionales

Por último, uno de los síntomas más graves en los que se ve implicado el abuso de las drogas es en la aparición de todo tipo de trastornos psiquiátricos.

Éstos pueden ir desde los más comunes, como la depresión o la ansiedad, hasta otros mucho más graves como los trastornos de personalidad o la esquizofrenia.

En cualquier caso, la aparición de un trastorno mental puede ser difícilmente reversible. Por ello, es importante cortar con la toxicomanía a tiempo. Las personas cercanas a un adicto deben ayudarle a buscar el apoyo de un profesional lo antes posible.

Causas

No existe una sola causa que provoque todos los casos de adicción a las drogas. Por el contrario, la mayoría de las veces existirán ciertos riesgos que harán más probable este desenlace. En general, las posibles causas se dividen en tres tipos: psicológicas, sociales y genéticas.

Entre las psicológicas, encontramos factores como la presencia previa de un trastorno mental, la falta de conexión con otros, o problemas relacionados con la dificultad para enfrentarse al estrés y las emociones desagradables.

Por otro lado, las causas sociales son las más estudiadas. Entre ellas, encontramos algunas como la presión por parte de un grupo, la falta de recursos económicos, o una educación pobre sobre los riesgos de las drogas.

Por último, las causas genéticas se refieren a ciertos componentes hereditarios que han demostrado jugar un papel en la aparición de problemas de abuso de sustancias. Así, algunas personas estarían más predispuestas desde el nacimiento a hacerse adictas.

Tipos

A continuación encontrarás una descripción de las familias de drogas más comunes y algunos de sus efectos.

Estimulantes

Los estimulantes son un conjunto de drogas que provocan un aumento de la energía y euforia. Entre sus efectos secundarios más comunes se encuentran la paranoia, la ansiedad, los problemas del corazón y la depresión.

Algunos de los estimulantes más conocidos son la cocaína, las anfetaminas y el éxtasis.

Depresores

Los depresores del sistema nervioso provocan una sensación artificial de relajación y calma. Algunos de ellos son utilizados como medicinas, pero muchos se abusan en forma de droga. Los más comunes son el alcohol, la marihuana y las benzodiacepinas.

Entre sus efectos secundarios se encuentran la depresión, los problemas del corazón, la falta de memoria y las alteraciones del estado de ánimo.

Alucinógenos

Las drogas alucinógenas no suelen causar adicción física. Sin embargo, sus efectos en la mente pueden llegar a ser muy peligrosos. Se trata de drogas que provocan una pérdida de la noción de la realidad en mayor o menor medida.

Algunas de las sustancias de este tipo más comunes son el LSD, las setas mágicas, el peyote o la ayahuasca. Sus efectos secundarios pueden incluir paranoia extrema, ansiedad, o alucinaciones recurrentes. La marihuana también tiene ciertos efectos alucinógenos.

Disociativos

Este tipo de drogas provocan que el usuario sienta que se separa de su propio cuerpo. Así, tendrá la sensación de observarse a sí mismo desde fuera. Por otra parte, también provocan un cierto componente de relajación.

Sus efectos secundarios más graves son trastornos del estado de ánimo, tendencias suicidas, evitación social y problemas del habla. Entre las más conocidas están la ketamina y el PCP.

5- Opioides

El grupo de los opioides contiene algunas de las drogas más peligrosas del mundo. Sus efectos a corto plazo son una intensa sensación de euforia y reducción del dolor, seguidos de síntomas extremadamente desagradables cuando se pasa la dosis.

El más conocido de ellos es la heroína, aunque la morfina, una droga utilizada en el tratamiento de algunos problemas médicos, también pertenece a este grupo.

Sus efectos secundarios son una adicción extrema, dolor intenso, problemas de concentración y pérdida de facultades mentales.

Inhalantes

El último grupo de drogas incluye una serie de sustancias que se consumen aspirando los vapores que desprenden. También son conocidas como “poppers”.

Algunos de sus efectos más comunes son el aumento de la excitación y el placer sexual, y una sensación de relajación momentánea.

A largo plazo, el uso de inhalantes puede provocar daños cerebrales, desgaste del tabique nasal, alucinaciones, o pérdida de memoria.

Tratamientos

El tratamiento para una persona adicta a las drogas tiene que conseguir tres objetivos: conseguir que deje de consumirlas, evitar que vuelva a recaer en su uso, y reintegrarle en la sociedad de tal manera que vuelva a ser un miembro productivo de la misma.

Existen muchos enfoques que se pueden utilizar para tratar la toxicomanía. Algunos de ellos implican el uso de medicación. Por el contrario, otros deciden centrarse en tratar los aspectos mentales o sociales de la adicción a las drogas.

Terapia cognitivo – conductual

La terapia cognitivo – conductual es una de las que más eficacia han demostrado para tratar todo tipo de trastornos. Se basa en la modificación de ciertas conductas problemáticas, así como de los pensamientos que las provocan.

Intervención social

Un enfoque también muy efectivo en el tratamiento de la adicción a las drogas es la intervención social. Se basa en estudiar el entorno del toxicómano, a fin de modificarlo para que el uso de sustancias adictivas deje de tener sentido en su vida.

Medicación

Por último, en algunos casos se puede utilizar la medicación para paliar los síntomas más graves del síndrome de abstinencia de una droga.

Esto puede ayudar a que la persona abandone la sustancia por sí misma. En otros casos, sin embargo, este enfoque debe ir acompañado de algún otro tipo de terapia.