Historia

Cultura mochica: descubrimiento, ubicación, características, organización


¿Qué es la cultura mochica?

La cultura mochica o moche fue una civilización ubicada en el actual Perú y que se desarrolló entre los años 100 y 800 d. C. Los miembros de esta cultura se asentaron primero en la costa norte peruana y después se extendieron hacia el sur. El descubrimiento de los primeros restos fue llevado a cabo por Max Uhle, en 1909.

La civilización moche no llegó a formar una unidad política unificada. En lugar de eso, estaba formada por grupos independientes, con algunas características comunes. Los gobiernos correspondientes eran teocráticos y la sociedad estaba muy jerarquizada.

Los mochicas tuvieron que desarrollar importantes obras de ingeniería hidráulica para poder llevar agua a sus campos de cultivo. La pesca, para la que construyeron embarcaciones muy avanzadas, y el comercio eran otras dos importantes actividades económicas de esta civilización. En el ámbito cultural, su cerámica está considerada como una de las más destacadas de toda la región.

Según el estudio de los restos encontrados, la civilización mochica comenzó a declinar sobre el 650 d. C. La principal causa fue una gran sequía provocada por el fenómeno del Niño. Aunque los mochicas del norte resistieron un poco más, finalmente la cultura fue desapareciendo. Su influencia, sin embargo, se dejó notar enormemente en la cultura chimú.

Descubrimiento

El descubridor de la cultura mochica fue Max Uhle, un arqueólogo alemán. La misión científica estuvo patrocinada por el magnate de la prensa William Randolph Hearst y comenzó en 1899.

Desde ese año, Uhle excavó 31 yacimientos funerarios, en una zona cercana a la Huaca de la Luna y a la Huaca del Sol, en las inmediaciones de Moche. El hallazgo final se produjo en 1909, aunque en un primer momento los restos encontrados fueron clasificados como proto-chimú (antecesora de la cultura chimú).

Rafael Larco Hoyle

Otros arqueólogos que estudiaron la cultura mochica fueron los peruanos Julio C. Tello y Rafael Larco Hoyle. Este último se distinguió por su división de los periodos de esta civilización. Para ello se basó en los estilos y la técnica empleados en los restos de cerámicas encontrados.

A pesar de estos trabajos, los expertos actuales señalan que es complicado realizar afirmaciones tajantes sobre esta cultura. Esto se debe a que muchos yacimientos mochicas había sufrido saqueos y, por lo tanto, muchos elementos habían desaparecido.

En las últimas décadas, especialmente tras el hallazgo de las tumbas intactas del Señor de Sipán y la Dama de Cao, el estudio de los mochicas se ha relanzado.

Ubicación geográfica y temporal

La civilización mochica, también denominada moche debido al nombre del valle en el que aparecieron sus primeros restos, se originó en Perú entre los años 100 a. C. y 800 d. C. Se trata, por tanto, de una cultura contemporánea a la Nasca, posterior a la Chavín y anterior a la Chimú, a la que influyó de manera notable.

Según los expertos, los primeros habitantes se asentaron en el valle del río Moche. Desde esa zona, los mochicas fueron ampliando sus territorios por el resto de los valles de la costa norte. Igualmente, aunque en menor medida, se asentaron en algunas áreas del sur.

Territorio

El territorio que ocupó la cultura moche abarcó gran parte de la costa norte del actual Perú. Así, ocuparon los departamentos de Ancash, Lambayeque y La Libertad.

Mochicas del sur y mochicas del norte

En un primer momento, los arqueólogos creyeron que los mochicas habían establecido una unidad cultural. Posteriormente, sin embargo, se descubrió que existieron dos zonas culturales diferentes, separadas por el desierto de Paiján.

Los asentamientos más importantes de los mochicas del norte se encontraban en el valle del río Jequetepeque, lugar en el que se encuentran San José de Moro y la Huaca Dos Cabezas, y en el valle del río Lambayeque, donde se encontró la tumba de Sipán.

Por su parte, los mochicas del sur establecieron sus centros urbanos en el valle del Moche, en el que se encuentran la Huaca del Sol y la de la Luna, y en el valle del río Chicama, donde está ubicado el Complejo El Brujo.

Declive

Los expertos han establecido que los mochicas del sur lograron conquistar parte de los territorios de los norteños. No obstante, esta situación de dominio sureño duró poco tiempo. Sobre el 550 d. C., una prolongada sequía provocó que esta cultura comenzara a declinar.

El periodo de sequía más grave pudo prolongarse durante 31 años, posiblemente a causa del fenómeno del Niño. La falta de alimentos provocó que se abandonaran las zonas bajas de los valles y la migración hacía el interior de los mismos.

Esta situación fue aprovechada por Moche Norteña para recuperar parte de sus dominios. Sin embargo, su civilización ya se encontraba muy debilitada. El declive se prolongó hasta el 800 d. C, cuando una serie de invasiones del pueblo wari dieron la estocada final al dominio mochica.

Características de la cultura mochica

Los mochicas han sido incluidos dentro del periodo de maestros artesanos o grandes constructores de ciudades.

Esta cultura no creó ninguna unidad política unificada, sino que cada centro importante tenía su propio gobierno, de carácter militar-teocrático. Se sabe que eran grandes guerreros y que cada asentamiento intentaba ampliar su territorio mediante la conquista.

Economía

La principal actividad económica de la cultura mochica fue la agricultura. Sus campos de cultivo proporcionaban buenas cosechas de maíz, tubérculos como la papa, la yuca o el camote, y frutas de diversos tipos.

Junto a los cultivos destinados a la alimentación, los mochicas también destinaron parte de la tierra a la obtención de textiles para su industria. El material más utilizado era el algodón.

Esta riqueza agrícola no fue fácil de obtener. Las zonas ocupadas no suministraban suficiente agua para regar todas sus tierras, por lo que debieron desarrollar un avanzado sistema de irrigación para aumentar su fertilidad.

Pesca

Su ubicación en zonas costeras permitió que los mochicas sacaran un gran partido a los productos marítimos. La pesca se convirtió en una de sus actividades más importantes. Según los estudios realizados, consumían con frecuencia lenguados y rayas, así como cangrejos o erizos de mar.

Los mochicas no se limitaron a aprovechar los recursos cercanos a las costas. Para aumentar el área de capturas y la productividad de las mismas, construyeron grandes embarcaciones.

Navegación

Como se ha señalado, los mochicas tuvieron siempre una gran relación con el mar. Para aumentar la pesca inventaron un tipo de embarcación denominada caballito de totora. Igualmente, también construían balsas con las que viajaban a islas cercanas con el fin de conseguir diversos productos.

Este dominio de la navegación no se limitó a la pesca. Como pueblo guerrero, los mochicas también fabricaron naves de guerra con capacidad para numerosos soldados.

Protoescritura

Uno de los mayores expertos en la cultura mochica, el arqueólogo Rafael Larco Hoyle, afirmaba que habían desarrollado un sistema de protoescritura, al que denominó escritura pallariforme. Según sus investigaciones, este consistía en el uso de líneas, puntos, zigzags y otras figuras para dejar constancia de datos numéricos y, posiblemente, no numéricos.

Estos caracteres eran grabados en los pallares directamente o en los pallares dibujados en los vasos cerámicos. En la cara principal aparecían incisiones más complejas, por lo que se piensa que era ahí donde se grababa el mensaje. En la otra cara, en cambio, solo había una simple combinación de rayas, que Larco Hoyle pensaba que eran un código para ayudar a la lectura.

La guerra

La decoración de los muros o de las piezas de cerámica parece probar que la guerra tenía una gran importancia para los moche. Otra prueba de su carácter guerrero son las fortificaciones estratégicas halladas en los límites de su territorio.

La primera hipótesis afirma que los mochicas trataban de ampliar su territorio mediante la conquista. Otros investigadores señalan que las incursiones bélicas podían tener como propósito la captura de prisioneros para los sacrificios humanos.

Organización social y política

La organización social y política de la cultura mochica estaba basada en un gobierno teocrático y en la existencia de grupos sociales bien diferenciados.

Por otra parte, su ya mencionado carácter guerrero se veía reflejado en las campañas militares de conquista de nuevos territorios. Cuando lograban vencer a sus enemigos, unían las tierras mediante un sistema de caminos en los que era necesario pagar impuestos para recorrerlos.

En conveniente tener en cuenta, sin embargo, que el descubrimiento del yacimiento del Señor de Sipán está haciendo que algunas de las teorías sobre esta cultura estén cambiando.

Administración

La organización política de la cultura mochica estaba basada en la teocracia. Esto significa que la religión jugaba un papel fundamental en el gobierno.

Por otra parte, su territorio se encontraba dividido en dos comarcas diferentes: la Mochica norte, entre los valles de Jequetepeque y Lambayeque; y la Mochica sur, en el valle de Moche y Chicama.

Ambas zonas tenían su propio gobernador, aunque mantenían relaciones estrechas entre ellas. Ese gobernante, que también ostentaba el título de sacerdote, acaparaba todo el poder político, cultural y religioso.

Los centros ceremoniales que se ha podido estudiar prueban esa acumulación de poder. En ellos se concentraban todas las funciones administrativas, gubernamentales y religiosas, sin que existiera ningún tipo de separación.

Sociedad jerarquizada

La sociedad mochica estaba dividida entre los gobernantes y el pueblo llano. Cada uno de estos grupos además, englobaba diferentes subcategorías dependiendo de sus funciones.

En la cúspide de la clase alta se encontraba en Cie-quich, una especie de rey absoluto que concentraba toda la autoridad. Al encabezar un gobierno teocrático, esta figura era considerada como descendiente de los dioses y se le atribuían poderes sobrenaturales.

Tras este gobernante aparecía el Alaec o Coriec, con poderes supeditados a los del cie-quich. La casta sacerdotal también estaba subordinada al monarca y tenía reservada las funciones de organizar los ritos y ceremonias religiosas. En este mismo nivel se encontraban los guerreros, que también poseían algunas funciones relacionadas con la religión.

En la parte inferior de la pirámide social se encontraba, en primer lugar, el pueblo llano. Dentro de esta categoría estaban los campesinos, pescadores, comerciantes o artesanos. Por último, había otra clase denominada yanas, cuya única función era servir a todos los anteriores.

Religión

Los mochicas adoraban a una gran cantidad de dioses, la mayoría de ellos castigadores, como demuestran las distintas representaciones que los muestran decapitando personas. Los principales eran el Sol y la Luna, a los que hay que unir otros relacionados con distintos animales.

La religión de esta cultura recogió la influencia de numerosos pueblos hasta crear una mitología propia. Por ese motivo, sus divinidades parecen bastante heterogéneas. Dentro de su panteón destacaban divinidades locales como ej jaguar, el demonio-cangrejo o el demonio-serpiente.

Concepción de la vida

Los moches creían en la vida después de la muerte. Para ellos, cuando alguien fallecía pasaba a otra esfera del mundo, donde continuaba su existencia con los mismos privilegios y obligaciones que había tenido en vida.

Esa creencia llevaba a que los muertos fueran enterrados con sus bienes y con provisiones. Estos enterramientos, además, reflejaban claramente la posición social de cada fallecido.

Ai Apaec

Ai Apaec, también denominado dios decapitador, era la principal deidad de la cultura mochica. Se trataba del más temido y, también, del más adorado. Era considerado como el dios creador que debía proteger a los mochicas, favorecer sus triunfos y proveerlos de alimentos.

Las representaciones de este dios muestran a una figura humana con la boca de un tigre de grandes colmillos. Muchos sacrificios humanos estaban destinados a honrar a esta deidad. La mayoría de las víctimas eran prisioneros de guerra, aunque en ocasiones también se sacrificaba a ciudadanos moches.

Si y otros dioses

La segunda deidad en importancia era Si, la Luna. Esta diosa controlaba las tormentas y las estaciones, por lo que era fundamental honrarla para que las cosechas fueran buenas.

Si era considerada más poderosa que el propio Sol, ya que podía verse en el cielo tanto de día como de noche, aunque Ai Apaec era la deidad principal. No obstante, el culto a Si estaba más extendido, ya que aparte de su influencia en la agricultura, también se encargaba de las mareas, lo que afectaba a los pescadores y navegantes.

Los mochicas representaron en su cerámica algunos eclipses lunares. Según sus creencias, ese acontecimiento sucedía cuando la luna era atacada, aunque finalmente siempre lograba vencer y aparecer de nuevo.

Aparte de los anteriores, su panteón también estaba compuesto por dioses antropozoomorfos, una mezcla de animal y humano. Entre ellos se encontraban el Búho, el Pez Gato, el Cóndor y la Araña.

Cerámica

La cerámica fue la representación cultural mochica más reconocida. De hecho, su producción considerada como una de las más destacadas de todas las civilizaciones anteriores a la conquista española.

Características

Los mochicas usaron su cerámica para dejar constancia de su mundo religioso y cultural. Para conseguirlo, incluían en sus creaciones imágenes escultóricas o pinturas. Esas representaciones han sido una de las fuentes más valiosas para conocer la realidad de esta cultura.

Entre sus características principales destacan cuatro factores:

– Escultórica: ya que representaban figuras humanas, de plantas o de animales. En este campo, sobresalen los huaco retratos.

– Realista: aunque hay excepciones, la mayoría de su producción en bastante realista.

– Documental: ese realismo y la temática elegida permiten conocer como era la realidad diaria de los moches, así como sus creencias y gobierno.

– Pictográfica: muchos huacos representan figuras pintadas y decoradas ricamente.

El mencionado realismo, como se señalaba, tenía algunas excepciones. Los artesanos mochicas también realizaban piezas simbólicas, con representaciones abstractas y conceptuales. En ocasiones, este tipo de representación convivía en la misma pieza con el realismo.

Representaciones de carácter sexual

Las representaciones pictográficas con la que los mochicas adornaban sus cerámicas solían reflejar escenas de ceremonias, guerras, cacerías y relatos bélicos. En ellas destacaba el dinamismo con el que lograban dotar a sus creaciones. Sin embargo, este tipo de adornos no se usaban con las piezas de uso doméstico, como las vasijas de agua, cuyo acabado era mucho más sencillo.

Por otra parte, una temática muy destacada en los huacos fueron las representaciones sexuales. En estos casos, se mostraban muy explícitamente escenas de onanismo, orgías grupales y otros actos sexuales. Según algunos expertos, la intención podía ser religiosa, con un intento de simbolizar la fertilidad.

Periodos

Larco Hoyle analizó más de 30 000 piezas de cerámica y estableció una periodización de su desarrollo:

– Mochica I: este primer periodo se caracterizó por la elaboración de pequeñas vasijas-retrato y de vasos con imágenes humanas, animales o vegetales. Por otra parte, también eran frecuentes la producción de botellas con asa-estribo, siempre adornadas con pinturas.

– Fase Mochica II: la técnica de cocción mejoró enormemente. Las piezas eran más esbeltas y las pinturas representando animales estaban mejor elaboradas.

– Fase Mochica III: lo más típico de esta etapa fueron los vasos-retratos, así como las representaciones realistas de animales.

– Fase Mochica IV: sus artesanos introdujeron algunas formas novedosas y empezaron a adornar las piezas con paisajes.

– Periodo Mochica V: las elaboraciones se volvieron más complejas, con un acabado atrevido y casi barroco.

Escultura

La escultura mochica está íntimamente relacionada con su producción cerámica. Son destacables las representaciones antropomórficas, que reflejaban rostros humanos de manera muy realista. Igualmente, también sobresalieron en la escultura religiosa.

Cerámica escultórica

Los artistas mochicas no podían representar los temas que ellos prefirieran. Como en otras épocas, eran las elites las que decidían que reflejar en las esculturas. Esto no impidió que alcanzaran un nivel muy alto en sus creaciones, sobre al conseguir dotarlas de gran naturalismo.

Las esculturas se realizaban sobre las mismas piezas cerámicas. Así, modelaron rostros humanos, figuras de animales y de plantas. Una de las representaciones más frecuentes era la del Gran Sacerdote, siempre con un cuchillo o sonaja en su mano. Esta figura aparecía rodeada de un grupo de ayudantes sobrenaturales, con rasgos felinos o vampíricos.

Metalurgia

Otro campo en el que los mochicas alcanzaron una gran maestría fue en el de la metalurgia. Su habilidad les permitió trabajar el oro, la plata, el cobre, el plomo o el mercurio. Con el tiempo, también dominaron la fundición de metales y la creación de aleaciones.

Aleaciones

Más allá de la calidad de sus productos, la metalurgia de los mochicas destacó por las innovaciones técnicas introducidas. No solo descubrieron y aprovecharon todas las propiedades de la plata, el oro o el cobre, sino que desarrollaron nuevos métodos para fundir y combinar los metales.

De esta forma, los moches fueron capaces de trabajar con aleaciones muy sofisticadas, como la creada mediante la unión del cromo y el mercurio para obtener bronce dorado o plata dorada. Para conseguirlo seguían una serie de patrones muy estudiados. Otra aleación que usaban con gran frecuencia era la tumbaga, obtenida de la mezcla del oro y el cobre.

Además de lo anterior, los mochicas utilizaban diferentes reactivos, desde la sal común al alumen de potasio. Todos estos conocimientos les permitieron mejorar la fundición de los metales, su refinación, su soldadura o la laminación.

Creaciones

El dominio de la metalurgia se tradujo en la producción de una gran número de objetos. Algunos, como las tazas, los platos o las pinzas, estaban destinados al uso cotidiano. Otros, como los pendientes o los collares, se fabricaban como complementos para la ropa. También usaron sus técnicas para fabricar armas mejores o puntas de flecha.

Finalmente, se han encontrado restos de artículos que se usaban en los ritos religiosos. Entre ellos, máscaras e instrumentos musicales.

Agricultura

Aunque se asentaron en valles surcados por ríos, no todo el terreno circundante era propicio para la agricultura. Los moches debieron desarrollar una tecnología de riego para poder mejorar las cosechas.

Los alimentos que más cultivaban eran el maíz morado, la yuca, la calabaza o la patata. Igualmente, también obtenían varios tipos de fruta. Por último, destinaron a su industria textil su producción de algodón.

Ingeniería hidráulica

Como se ha apuntado, parte del terreno habitado por los mochicas era desértico. Sin embargo, esta cultura consiguió que su agricultura fuera muy rentable y que, incluso, llegaran a producirse excedentes.

Para conseguirlo, crearon un sistema de irrigación artificial formado por canales que transportaban el agua de los ríos hasta unas acequias. Por otra parte, también descubrieron el poder fertilizante del guano.

Arquitectura

Los sistemas de irrigación mencionados fueron, sin duda, uno de los logros más importantes de la construcción mochica. Aparte, también fueron los creadores de otras estructuras de gran relevancia, como las huacas.

El material más utilizado por esta cultura fue el adobe que, junto con el barro, era la base de sus construcciones.

Construcciones

Los moche levantaron palacios, templos y ciudades de gran tamaño. En los dos primeros casos, solían cubrir las paredes con murales en bajo o alto relieve, coloreados con tintes naturales que se reforzaban con colágeno. Esta decoración representaba a sus dioses, leyendas y mitos.

Según los expertos, este tipo de edificios fueron construidos gracias a la mano de obra proporcionada por el pueblo mochica y por los prisioneros de guerra.

En algunos casos, los arquitectos usaron piedras como materia. Esto sucedía en las murallas defensivas y en las terrazas.

Los restos encontrados permiten afirmar que tanto los templos como las viviendas se levantaban siguiendo una planta rectangular. Sin embargo, las construcciones situadas en las colinas seguían una forma circular.

Pinturas murales

Las pinturas murales han permitido a los expertos conocer mucho más sobre la cultura mochica. En ellas reflejaron a sus dioses y/o los mitos que estos protagonizaron.

Dos de los sitios arqueológicos en los que han aparecido murales de gran belleza son la Huaca de la Luna y La Huaca Cao Viejo (El Brujo).

En el primer caso, las pinturas cuentan con cinco colores diferentes. El mural más conocido representa a un personaje de forma humana denominado “demonio de cejas prominentes”. Según los expertos, podría ser una representación de Ai Apaec, la principal divinidad moche.

Por otra parte, en Huaca Cao Viejo se ha encontrado un mural de grandes dimensiones en el que se contempla una procesión de prisiones desnudos. Lo más probable es que fueran condenados a muerte que se dirigían a su ejecución.

Huaca del Sol y Huaca de la Luna

Las huacas son unas estructuras piramidales muy típicas de ala arquitectura mochica. Las dos más importantes son la del Sol y la de la Luna.

La primera mide 43 metros de altura y está compuesta por cinco terrazas superpuestas. Se supone que en allí se realizaban actividades políticas.

La Huaca de la Luna, por su parte, se encuentra ubicada a solo 500 metros de la anterior. Su altura es algo menor, ya que solo alcanza los 21 metros. La plataforma superior cuenta con algunas salas cuyas paredes están decoradas con murales. La función de este edificio era religiosa y se piensa que era el lugar en el que realizaban los sacrificios humanos.