Fauna de Ediacara: origen, características y extinción
La fauna de Ediacara es un conjunto de organismos que representan las diferentes especies que vivieron en la Tierra durante el periodo geológico Ediacara, hace unos 600 millones de años. Su origen puede estar asociado con el aumento global de los niveles de oxígeno atmosférico.
Este hecho favoreció el desarrollo de los metazoarios primitivos, caracterizados por tener formas muy diversas y el cuerpo blando. La fauna de Ediacara se encuentra en un yacimiento paleontológico descubierto en 1946 por Reginald Sprigg en las montañas de Ediacara, en Australia.
Los registros fósiles de esta fauna están conservados en varias regiones del mundo (excepto en la Antártida). Algunos de estos lugares son la costa del mar Blanco en Rusia, Namibia, Newfoundland y MacKenzie Mountains en Canadá. También hay muestras en la cordillera Flinders, ubicada en Australia del Sur.
Según algunos especialistas, esta fauna representa un importante desarrollo de los animales multicelulares antes de la explosión cámbrica. La fauna de Ediacara fue una de las primeras formas de vida que requirió oxígeno atmosférico para su desarrollo; además, es considerada precursora de los organismos con esqueleto.
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La historia del planeta Tierra comenzó probablemente hace 4550 millones de años. Miles de años después, en la era Neoarcaica, la presencia de estromatolitos adheridos al sustrato evidencian la existencia de oxígeno libre en el medio ambiente terrestre.
Sin embargo, no fue sino en el Proterozoico cuando existió una completa transición hacia una atmósfera oxigenada. La última etapa de la era Neoproterozoica es conocida como el periodo Ediacárico.
El inicio de dicho periodo geológico fue hace 635 millones de años y culminó 542 millones de años atrás. En este tiempo vivieron los organismos multicelulares de mayor antigüedad que actualmente se conocen, como lo son las primeras esponjas y anémonas.
Una posible explicación de la carencia de fósiles antecesores puede ser que, previo a la fase multicelular de Ediacaran, los seres carecían de colágeno, una proteína fibrosa que fortalece el cuerpo del animal y permite su conservación.
Este compuesto orgánico solo se produce cuando el nivel de oxígeno atmosférico es mayor a 3 %, lo cual posiblemente ocurrió en la Tierra en la época de la fauna ediacarana.
En diversas regiones del mundo se han encontrado evidencias de esta biota. Su irradiación pudo ocurrir durante la explosión de Avalon, hace 575 millones de años.
Existen dos teorías referentes a la afinidad entre la fauna de Ediacara y las formas actuales de seres vivos.
Una hipótesis plantea que la mayoría son antecesores directos de las especies que hoy se conocen. La otra plantea que la biota de Ediacara es una evolución aislada, sin conexión con ninguna forma viviente actual. Por esto se les agrupó en un filum separado: el extinto Vendozoa.
Sin embargo, la evaluación de los fósiles demuestra que algunas especies de Ediacara son parecidas a las que existieron en el Cámbrico. De igual forma, algunos pueden estar relacionados con organismos actuales. Por ejemplo, el Kimbelerra cuadrata —una especie que vivió en el período Ediacárico— muestra un enorme parecido con los moluscos.
Aunque estos planteamientos pueden parecer contradictorios, la existencia de la biota de Ediacara podría ser la explicación evolutiva de algunas especies modernas.
Los fósiles encontrados en el yacimiento paleontológico de Ediacara se formaron cuando fueron cubiertos por el lodo del lecho marino y por la arena fina. De esta manera se crearon depresiones en los cuerpos de arenas subyacentes.
Dado que el lodo contenía un alto porcentaje de agua, a medida que esta se fue secando disminuyó el grosor del lecho, dándole a los fósiles un contorno aplanado y redondeado. Debido a esto se presume que la fauna posee un sesgo bentónico en lugar de estar conformada por formas de nado libre, como se creía anteriormente.
Se presume que vivían cerca de los sedimentos de la plataforma continental de poca profundidad. También pudieron habitar en la profundidad de los márgenes continentales que existieron en esa época prehistórica.
Algunas impresiones encontradas en las rocas del yacimiento de Ediacara han enriquecido los conocimientos sobre aspectos relacionados con la reproducción de la fauna de ese periodo geológico.
Los fósiles del Fractofusus fueron encontrados en colonias, agrupados por tamaños: grandes, medianos y pequeños. Debido a esto, los investigadores sugieren que dichos organismos tenían una reproducción compleja.
Algunos de estos pudieron reproducirse por esporas asexuales o sexuales, que se dispersaron a otras áreas por medio del agua. Otros podrían haberse propagado asexualmente, a través de estolones.
La inferencia de la existencia de varios modos reproductivos en Fractofusus podría sugerir una vida compleja que les permitió colonizar diversos hábitats de manera eficiente.
Los registros fósiles de Ediacara se derivaron de organismos que tenían un cuerpo blando. Estas impresiones presentan una gran diversidad de formas: existen en forma de discos formados por estructuras concéntricas de crucería, por radiales internos o por una combinación de ambos.
También se encontraron masas irregulares amorfas y frondas, que presumiblemente pudieron pertenecer a estructuras primitivas de los esporófitos.
Los fósiles redondeados tienen pocos centímetros de diámetro, aunque algunos llegan a medir hasta 20 centímetros. Las impresiones con apariencia de fronda pueden ser largas: llegan a medir aproximadamente un metro.
La gran mayoría de los fósiles tienen forma redondeada, parecida a la de las medusas. Otras formas incluyen organismos alargados agrupados en colonias, muy similares a las actuales plumas marinas.
También se encontraron organismos aplanados y segmentados, que pueden estar asociados con el grupo de los anélidos. Además, algunas muestras eran de animales con unas estructuras similares a las patas, lo que implica que pueden ser posibles antecesores de los artrópodos.
Anteriormente se afirmaba que la fauna de Ediacara se extinguió completamente al final del Precámbrico, posiblemente debido al fuerte pastoreo de los animales primitivos y a las variaciones del nivel del mar que ocurrieron en esa época.
No obstante, los descubrimientos e investigaciones recientes confirman que algunas especies de Ediacara vivieron durante el período Cámbrico.
Varias hipótesis tratan de explicar la extinción de la biota de Ediacara. Algunas de estas son las siguientes:
Los períodos de intenso frío pudieron ser una barrera para que los organismos multicelulares continuaran desarrollándose. Algunas especies aparecieron casi un millón de años después de que la Tierra emergió de un evento natural de glaciación global.
Sin embargo, la diversidad de seres vivos en la Antártida crea dudas sobre si realmente las bajas temperaturas disminuyen o aumentan la tasa de evolución.
En el período Cámbrico temprano los organismos ubicados en el tope de la cadena alimenticia (como el Kimberella) eran depredadores de los microbios. Si esta depredación comenzó durante el declive de la fauna de Ediacara, podría haber provocado la extinción de varias especies.
También pudo haber ocurrido que algunos animales se alimentaran directamente de la biota de Ediacara, contribuyendo con la disminución de los miembros de esa población.
Al finales de Precámbrico y a inicio del Cámbrico ocurrieron grandes cambios geológicos, climáticos y biológicos que originaron enormes variaciones en la composición de la atmósfera y de los otros componentes del ecosistema.
Esta etapa es conocida como la explosión cámbrica, cuando aparecieron, se diversificaron y se radiaron varios organismos multicelulares.
Aunque pudiera ser difícil inferir el efecto de estos cambios en la desaparición de la biota de Ediacara, la variación en los niveles de oxígeno, la separación de los supercontinentes y los cambios en la composición y en el nivel de los océanos pudieron haber jugado un papel muy importante.
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