Martin Heinrich Klaproth: biografía, aportes a la ciencia, obras
Martin Heinrich Klaproth (1743-1817) fue un químico, minerólogo y farmacéutico de origen alemán. Algunos lo consideran el padre de la química analítica. Además, fue el primero en aplicar a la arqueología el análisis químico.
También se le conoce por ser el primer profesor de química de la Universidad de Berlín desde su fundación, luego de desempeñarse como conferenciante en química de la artillería real. A Klaproth se le considera el químico más importante de su tiempo en Alemania.
Es reconocido por describir el uranio (1789), el circonio (1789), el cromo (1789), el titanio (1795), el estroncio (1798), el telurio (1798) y el cerio (1803). Identificó estos minerales como elementos distintos, más no los obtuvo en su estado puro.
El minerólogo alemán fue un fuerte oponente de la teoría del flogisto, que refería que todas las cosas materiales inflamables tenían una sustancia invisible que se perdía con la combustión. Por lo tanto, fue un gran promotor de las teorías del Antoine-Laurent Lavoisier.
Considerado el padre de la química moderna, Lavoisier es famoso por su Ley de conservación de la materia, siendo su principal idea el famoso enunciado que dice: “la materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma”.
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Martin Heinrich Klaproth nació en diciembre de 1743 en la ciudad de Wernigerode, provincia de Branderburgo en Alemania. Fue el tercer hijo de un humilde pero respetado sastre. Las condiciones económicas de su familia empeoraron, al perder todo en un trágico incendio.
Algunos historiadores difieren en el momento de ese episodio, pero lo cierto es que este suceso lo obligó a abandonar la escuela latina de Wernigerode y a costear los estudios que emprendió posteriormente.
A la edad de 16 años fue aprendiz de boticario y brindó asistencia en varias farmacias de Quedlinburg, Hannover, Berlín y Danzig. Su experiencia en el área farmacéutica fue el camino perfecto que lo fue conduciendo hacia el estudio de la química y a lograr el dominio que tenía en ese ámbito. Durante su estadía en la capital alemana comenzó sus estudios con los químicos Johann Heinrich Pott y Andreas Sigismund Marggraf.
En 1771 se establece definitivamente en Berlín administrando la botica de un amigo y antiguo jefe Valentin Rose, quien había fallecido recientemente. Ante este suceso, Klaproth se hizo cargo también de los cuatro hijos que dejó Rose a su muerte. Entre ellos se encontraba Valentin Rose, el más joven, quien años más tarde descubriera el bicarbonato sódico.
Durante ese periodo creó un laboratorio con el propósito de llevar a cabo ciertas investigaciones experimentales. Además contrajo matrimonio con Christiane Sophie Lehmann, sobrina del químico Andreas Sigismund Marggraf quien fue su maestro unos años previos.
En 1780 arrancó su propio negocio en la ciudad de Berlín y dos años más tarde era asesor farmacéutico del Ober-Collegium Medicum. Desde ese entonces comenzó a trabajar en la Academia de Ciencias de Berlín como químico regular, en sustitución de Franz Carl Achard, químico, físico y biólogo prusiano.
En 1787 la Escuela de Artillería Real lo designó como profesor de química. Allí compartía la docencia a tiempo parcial con el Collegium Medico-chirurgicum, la Escuela de Minería, la Escuela General de Guerra y el instituto Berg-und Hütteninstitut.
Durante estos años dedicó gran parte de su tiempo al análisis de minerales, destacándose sus logros para diferenciar y describir el circonio, el cromo y el uranio. Algunos historiadores indican que ese nombre se lo asignó por el reciente descubrimiento del planeta Urano, hecho que le generó un gran impacto.
Klaproth también logró dilucidar los componentes del alumbre, la apatita, el mineral de cobre rojo, el mineral de plomo amarillo, la aragonita, la lepidolita, la dolomita, la esmeralda, el topacio y el granate. Estaba interesado además en determinar el contenido de la plata, el cobre, el zinc, así como del vidrio y de los materiales con los que se hacían las monedas.
En 1795 redescubrió el titanio, que en 1791 había sido un hallazgo independiente de William Gregor en una mina. Le dio ese nombre por los titanes de la mitología griega. En este periodo logró nuevos análisis de otros elementos químicos como el estroncio, el telurio y el cerio.
Para 1796 fue designado como miembro de la Royal Society, sociedad científica del Reino Unido, la academia de ciencias más antigua y reconocida del mundo. Luego en 1804 fue elegido como miembro extranjero de la Real Academia de Ciencias de Suecia y uno de los seis asociados extranjeros en el Institut de France.
Años más tarde, también lo nombraron miembro extranjero de la Academia de Ciencias de Gotinga. Al fundarse la Universidad de Berlín en 1810 fue seleccionado como profesor de química, por sugerencia del naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt. Este cargo lo mantuvo hasta su muerte.
En enero de 1817, a la edad de 74 años, murió de un derrame cerebral en Berlín, siendo el químico más ilustre de su época en Alemania. Hoy en día un cráter lunar lleva el nombre de Klaproth en su memoria.
Klaproth describió las propiedades del circonio y del titanio, aunque no los obtuvo en estado metálico puro. De igual manera, logró determinar los compuestos de numerosas sustancias, incluyendo los elementos que fueron vagamente identificados por otros como el telurio, el berilio, el estroncio, el cerio, el ácido melítico y el cromo.
También desarrolló técnicas de análisis para la calcedonia y más de cuarenta silicatos a través de su evaporación con solución de hidróxido de potasio, así como su fusión en un crisol de plata.
Llegó a compilar una inmensa colección de minerales. Casi 5 mil piezas que fueron compradas a su muerte por la Universidad de Berlín y luego pasó al Museo de Historia Natural de Berlín, lugar en el que se encuentran hoy día.
Fue el primero en descubrir el uranio al detectarlo e intentar separarlo de la pechblenda, mineral de color negro y fuente de descubrimiento de otros tantos elementos. Por mucho tiempo se consideró poco importante el uranio al tener una composición muy diferente a la de los elementos ya conocidos. De hecho, se limitaba su uso a situaciones muy específicas como la coloración de vidrios y cerámicas.
No fue sino 55 años más tarde que se detectó la radiactividad natural de este elemento, gracias a los estudios de Henri Becquerel. Y en 1938 se le confiere finalmente su verdadera importancia con la investigación de Otto Hahn, en la que se devela la increíble cantidad de energía que se liberaba al dividir el átomo de uranio.
El uranio, con 92 protones, es el elemento de mayor peso atómico de los que se encuentran en la naturaleza. El principal uso de esta sustancia en la actualidad es como combustible para los reactores nucleares y para la construcción de estabilizadores para aviones, satélites artificiales y veleros.
En estado metálico es usado para los blancos de rayos X. Es una sustancia sumamente polémica porque al separarse, uno de sus isotopos tiene la posibilidad de transformarse en plutonio, sustancia sumamente tóxica y radiactiva que suele ser usada en reactores y en armas nucleares.
Klaproth apreciaba el verdadero valor de los métodos cuantitativos. Durante sus trabajos, se dedicó a mejorar y sistematizar los procesos de la mineralogía. Se considera además padre de la química analítica, la cual es aquella que estudia y utiliza instrumentos y métodos para separar, identificar y cuantificar la composición química de un material.
Esta rama de la química tiene su mayor aplicación no solo en la ciencia, también en la ingeniería y en la medicina, en especial la forense.
Uno de los grandes aportes de Klaproth fue en la metodología del trabajo analítico. Durante el siglo XVIII la tendencia era ignorar las pequeñas discrepancias y centrarse en los resultados más significativos de los análisis científicos.
Klaproth rompe con esa tradición y, junto a sus resultados finales, informaba también sobre la data incompleta, defectuosa o discrepante, conocida como datos divergentes. Esta práctica se convirtió en un estándar de las próximas generaciones de analistas.
Este químico alemán llegó a escribir más de 200 de artículos científicos, publicados en el Diario de Física, los Anales de Química o el Diario de Minas. Fue autor de tres obras entre 1790 y 1815, siendo la más importante Contribuciones al conocimiento químico de los cuerpos minerales, conjunto de 5 volúmenes. Además elaboró un diccionario de química, en colaboración con el médico alemán Caspar Friedrich Wolff.
Los títulos originales de sus obras y su publicación cronológica es la siguiente:
– Chemische Untersuchung der Mineralquellen zu Carlsbad. (1790)
– Beiträge Zur Chemischen Kenntniss Der Mineralkörpe. 5 volúmenes.(1795–1810)
– Chemisches Wörterbuch junto a Wolff 9 volúmenes (1807–1819)
– Chemische Abhandlungen gemischten Inhalts (1815)
- Klaproth, Martin Heinrich. Complete Dictionary of Scientific Biography. Recuperado de Encyclopedia.com
- Martin Heinrich Klaproth. (2017, 20 de diciembre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Recuperado de es.wikipedia.org
- Rowlatt, J. (2014, 2 de noviembre). El uranio: el elemento más polémico – BBC News Mundo. Recuperado bbc.com
- Encyclopædia Britannica (2019, 01 enero) Martin Heinrich Klaproth. Recuperado de britannica.com
- Chem. Educ.1959366A368. Publicado en junio 1, 1959 doi.org/10.1021/ed036pA368
- NNDB. (2019). Martin Heinrich Klaproth. Recuperado de nndb.com