Personalidad Tipo C: características, causas y enfermedades
La personalidad tipo C constituye un conjunto de actitudes y comportamientos que se suelen dar ante situaciones estresantes. Se caracteriza por un estilo de interacción paciente, pasivo y apacible, actitud poco asertiva, conformista y de extrema cooperación, y finalmente, por un control de la expresión de las emociones negativas.
Un aspecto importante relacionado con el patrón de conducta tipo C es el de la supresión emocional. Las emociones influyen en nuestra vida ejerciendo un papel importante en nuestra supervivencia, nos ayudan a comunicarnos con otras personas y expresar lo que sentimos, nos avisan de cuándo algo marcha mal y debemos cambiarlo, nos empujan a luchar por nuestros derechos o a huir cuando existe un peligro.
También nos incitan a perseguir nuestros sueños, a buscar nuestro bienestar, a estar con personas que nos hacen sentir bien o a buscar experiencias que nos reconfortan. Cuando estas no se expresan y esto se convierte en un hábito es cuando se producen las consecuencias negativas.
Un aspecto curioso e importante para los profesionales de la salud mental es que el patrón de personalidad tipo C está correlacionado con el cáncer; es decir, las personas con este patrón de personalidad tienen más probabilidades de desarrollar cáncer.
Índice del artículo
- 1 Características de las personas con personalidad tipo C
- 2 Causas
- 3 Patrón de conducta tipo C y cáncer
- 4 Relación con otras enfermedades crónicas
- 5 Bibliografía
Características de las personas con personalidad tipo C
Las características asociadas a personas con patrón de conducta tipo C (PCTC) son:
Depresión
Las investigaciones realizadas de esta variable indican que puede ser un factor adicional en el desarrollo y aparición del cáncer, además se sabe que las personas con mayor grado de depresión tienen un riesgo más alto de morir de cáncer años más tarde.
Desamparo y desesperanza
Es un buen predictor del desarrollo de cáncer de mama y melanomas, así como de las recaídas a lo largo de dicha enfermedad. Son personas que reaccionan con desamparo e impotencia ante acontecimientos estresantes.
Falta de apoyo social
Es una de las características que puede contribuir al desarrollo del cáncer. Se ha visto que la pérdida o ausencia de buenas relaciones con los padres puede ser un predictor del cáncer.
Existen indicios de la relación de esta característica con la baja actividad de linfocitos NK del organismo (células capaces de destruir las células cancerígenas o las células infectadas por virus).
Supresión emocional
Son personas con gran dificultad para expresar emociones de ira, agresividad y otras emociones negativas. Suelen guardarse estas emociones y tratan de ignorarlas y suprimirlas, sin llegar a procesarlas correctamente ni a solucionar el problema.
Sin embargo, expresan emociones positivas en exceso, tales como amor, agrado, solidaridad… Suelen ser amables y se preocupan en exceso por agradar.
Causas
La tendencia a desarrollar un PCTC procede de la interrelación entre factores genéticos y los patrones de interacción familiar que llevan a una persona a aprender a reaccionar ante las dificultades, los acontecimientos estresantes o los traumas, suprimiendo la manifestación de sus necesidades y sentimientos.
Se produce una especie de círculo vicioso:
Cuando la persona se ve desbordada por el estrés que ha ido acumulando a lo largo del tiempo tiende a reaccionar de diversas maneras.
- Por un lado comienza a cambiar y a desarrollar un estilo más adecuado de afrontamiento de los acontecimientos estresantes.
- Por otro lado, se ve desbordado y aparecen los sentimientos de desesperanza, desamparo y depresión.
- También puede decidir continuar comportándose de la misma manera, incrementándose cada vez más su tensión. Esto induce a la persona a la realización de conductas de riesgo para el cáncer, como por ejemplo el consumo de alcohol y tabaco.
En cuanto a la evitación emocional, esta influye en la evitación de situaciones que producen emociones negativas (por ejemplo, la persona evita entrar en discusiones, evita dar su opinión sobre aspectos conflictivos…), así como en el no afrontamiento de acontecimientos conflictivos.
Un aspecto importante es que dicha evitación puede estar relacionada con una menor tendencia a la detección de síntomas físicos y por tanto a ignorarlos. Así, aunque una persona perciba ciertos síntomas que antes no presentaba, no acude al médico, retrasando la fase de diagnóstico y futuro tratamiento del cáncer.
Atendiendo a los aspectos biológicos relacionados con ésto, observamos una tendencia a la evitación emocional que produce una disminución de la actividad del sistema simpático adreno-medular, lo que parece ir asociado a un funcionamiento más pobre de las células NK, que contribuiría al inicio, progresión o desarrollo del cáncer.
Este estilo de evitación emocional también puede estar enmascarando una depresión caracterizada sobre todo por la presencia de síntomas físicos. Por ejemplo, el enlentecimiento psicomotor y fatiga que pueden asociarse a la disminución de la actividad del sistema nervioso simpático, convirtiendo a estas personas en grupos de mayor riesgo.
Patrón de conducta tipo C y cáncer
Ya en el año 162, el médico griego Claudio Galeno planteó la hipótesis de la existencia de un mayor riesgo de desarrollo de cáncer en las mujeres melancólicas. Posteriormente, a principios del siglo XVIII, Gendron planteó que las mujeres ansiosas y deprimidas eran proclives al cáncer.
En los años 30 del siglo XIX, comenzaron a desarrollarse estudios más específicos en el área a partir del nacimiento de la medicina psicosomática, realizados por Dumbar, Meninger y Alexander. Y con el nacimiento de la psicología de la salud a final de la década de los 70, comenzó a introducirse la psicología en un campo perteneciente exclusivamente a la medicina, en concreto en el ámbito de la oncología.
Es en 1980 cuando los investigadores Morris y Greer plantearon la existencia de un patrón de conducta al que llamaron tipo C, y cuyas características son resumidas por Eysenck, argumentando que dichos sujetos son “sumamente cooperativos, pasivos, evitadores de conflicto, supresores de emociones como la ira o la ansiedad, rígidos, que usan la represión como mecanismo de afrontamiento y con una alta predisposición a experimentar desesperanza y depresión”.
En 1982, Grossarth-Maticek, Kanazir, Schmidt y Vetter, H. encontraron que la conducta “racional y antiemocional” era predictiva de un posterior desarrollo de enfermedad cancerosa.
Quizás, una de las aportaciones más relevantes es la realizada por Temoshok en 1987, quien propone un modelo procesual de estilo de afrontamiento y cáncer. El foco de atención se centra en el tipo de respuesta que las personas emiten ante situaciones o acontecimientos vitales estresantes. Los tres factores psicológicos individuales o combinados propuestos en la progresión del cáncer son:
- Estilo de afrontamiento tipo C.
- Expresión emocional.
- El desamparo y desesperanza.
En definitiva, podría decirse que en relación a la problemática de la personalidad propensa al cáncer se han presentado dos tipos de acercamiento conceptual distintos.
Relación con otras enfermedades crónicas
Como hemos visto hasta ahora, la personalidad tipo C al principio fue propuesta como exclusiva de pacientes diagnosticados de cáncer.
Sin embargo, con el tiempo se ha propuesto la susceptibilidad de estas personas a padecer enfermedades crónicas como diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares y enfermedades autoinmunes como lupus, artritis reumatoide, esclerosis múltiple, esclerosis lateral o asma.
Traue y Pennebaker refieren la existencia de una asociación entre la represión emocional y problemas cardiovasculares, gastrointestinales, endocrinos, cáncer, dolor y asma…
Por su parte Tozzi y Pantaleo encuentran que la represión emocional es una característica de personalidad común en personas que padecen cáncer y otras enfermedades crónicas como la diabetes.
Bibliografía
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