Psicología

Estrés: síntomas, causas, tipos, consecuencias, tratamientos


El estrés es un tipo de malestar psicológico que consiste en una sensación de agobio, presión y tensión. En dosis pequeñas, puede ser beneficioso, por ejemplo en campos como la práctica deportiva o el rendimiento académico. En cambio, si aparece en cantidades muy altas, puede llegar a provocar todo tipo de problemas físicos y mentales.

Diversos estudios sobre los efectos del estrés a largo plazo muestran que incrementa la probabilidad de sufrir infartos, ictus, úlceras, y problemas psicológicos como depresión y ansiedad. Por eso, en las últimas décadas el campo de la salud mental ha intentado entender este problema y encontrar la manera de solucionarlo.

La principal causa de la sensación de estrés es la creencia de que no se cuenta con los recursos necesarios para afrontar una situación determinada. Cuando una persona cree que tiene que llegar a unos estándares de los que no se siente capaz, este problema comienza a agravarse. Sin embargo, hay muchos otros factores que influyen en si aparece o no.

Por desgracia, parece que el número de personas que sufren de estrés va en aumento. En una encuesta realizada en el 2014 en Estados Unidos, casi el 50% de los que respondieron reportaron sentir estrés moderado o intenso. En este artículo veremos las claves de este problema psicológico, así como qué se puede hacer para combatirlo.

Índice del artículo

Síntomas

El estrés es un problema psicológico que puede manifestarse de muchas maneras; algunas de ellas, incluso, están relacionadas exclusivamente con nuestro cuerpo. En este apartado descubrirás algunos de los síntomas más comunes que provoca este estado de ánimo cuando se mantiene en el tiempo.

Es necesario tener en cuenta que muchos de estos síntomas se retroalimentan entre sí. Por ejemplo, la falta de sueño puede agravar la sensación de cansancio y fatiga o la irritabilidad. Debido a ello, normalmente es necesario realizar una intervención que se enfoque en diferentes ámbitos al mismo tiempo.

Estado de ánimo irritable

Quizás el síntoma más evidente del estrés es la dificultad para mantener el buen humor durante un periodo prolongado de tiempo. La persona que lo sufre tiende a estar enfadada, triste o molesta la mayor parte del tiempo; y cualquier pequeña desviación de lo que le gustaría que ocurriese puede provocar su ira.

Por desgracia, muchas veces la propia persona es incapaz de darse cuenta de que esto está ocurriendo. Sin embargo, los que están a su alrededor pueden percibir perfectamente que algo ha cambiado.

Dificultad para conciliar el sueño

Otro de los síntomas más comunes entre las personas estresadas es el insomnio. Debido a la excesiva tensión psicológica y física que tienen, estos individuos presentan grandes dificultades para dormir de un tirón. A menudo, se pasan mucho tiempo dando vueltas en la cama, y se despiertan varias veces por la noche.

Falta de energía

Muchas veces, los individuos que sufren de estrés sienten una extrema fatiga a lo largo del día, que les dificulta llevar a cabo sus tareas cotidianas. Aunque en parte esta falta de energía puede estar explicada por la falta de sueño, a menudo no es el único factor detrás de ella.

La mayoría de ocasiones, además, estas personas experimentan la fatiga como algo psicológico más que físico. Se suele hablar, por ejemplo, de la “niebla mental”: se trata de una gran dificultad para centrar los pensamientos en una sola tarea, debido a que se siente una especie de embotamiento generalizado.

Cambios en el apetito y el peso

Este síntoma afecta a cada persona de una manera distinta. Para algunos, el estrés aumenta las ganas de comer a todas horas y la necesidad de ingerir alimentos azucarados o altos en grasas. Para otros, el efecto es el contrario: pierden el apetito y les cuesta mucho realizar las comidas de forma normal.

Debido a ello, algunos individuos estresados tienden a ganar mucho peso de manera descontrolada, mientras que otros lo pierden de la misma forma. En general, cualquier cambio brusco en la composición corporal podría ser un síntoma de este problema.

Dolores crónicos y agudos

Los efectos de esta patología no son solo mentales, sino también físicos. Muchos estudios sugieren que el estrés (especialmente el crónico) puede provocar dolores de cabeza o fomentar su aparición. De hecho, algunas estadísticas muestran que hasta el 67% de las jaquecas podrían estar causadas por este problema psicológico.

Otro de los dolores más comunes entre las personas estresadas es el de espalda. Algunos investigadores creen que la causa de este aumento en el malestar físico tiene que ver con el cortisol, un neurotransmisor que se libera en la sangre en épocas de estrés.

También pueden aparecer problemas digestivos, dificultades para ir al baño, o catarros y gripes; y muchas otras dolencias se ven agravadas en épocas de mucho estrés. La causa más aceptada para esto es el debilitamiento del sistema inmune, aunque es muy posible que haya otros factores que intervengan en muchos casos.

Aparición de otras patologías psicológicas

Por último, el estrés crónico está muy relacionado con todo tipo de problemas mentales, pero especialmente con la depresión y con los trastornos de ansiedad (como la ansiedad generalizada o el trastorno obsesivo – compulsivo). Esto es especialmente cierto si se mantiene durante más de dos o tres meses.

Cuando una persona muestra síntomas de depresión o ansiedad en una época de mucha presión, estos problemas psicológicos podrían ser simplemente un efecto secundario del estrés que está sufriendo.

Causas

Como ya se ha comentado anteriormente, la principal causa del estrés parece ser la creencia de que no se cuenta con los recursos necesarios para enfrentarse a una situación determinada.

Cuando esto ocurre, la persona comienza a experimentar los primeros síntomas; y si no se resuelve el problema, estos tienden a agravarse con el tiempo.

Sin embargo, existen otros muchos factores que pueden hacer más o menos probable que aparezca un episodio de estrés. Por lo general, se suelen dividir en tres tipos: biológicos, psicológicos, y sociales.

Entre los biológicos, el más importante es la vulnerabilidad genética al estrés. Según parece, algunas personas son más propensas que otras a desarrollar esta patología, desde el momento en el que nacen. Sin embargo, en función de sus experiencias vitales y sus aprendizajes, pueden acabar padeciéndola o no.

Los factores psicológicos incluyen las estrategias de afrontamiento (la manera en la que el individuo se enfrenta a las dificultades), sus patrones de pensamiento, y sus capacidades de inteligencia emocional. Por suerte, todos ellos pueden ser cambiados con un poco de entrenamiento.

Por último, los factores sociales tienen que ver con el apoyo que recibe la persona de su entorno más cercano; el más importante es la relación que mantiene con su familia y amigos, y si estos le ayudan en las situaciones complicadas o no.

Tipos de estrés

-Tipos de estrés en función de su duración

Estrés agudo

Es el tipo de estrés más común. Se trata de una reacción inmediata del cuerpo a un reto, evento o situación, que activa al organismo y lo prepara para enfrentarse al problema. Algunas de las situaciones que lo provocan son una discusión, una mala noticia o una reunión tensa en el trabajo.

El estrés agudo no tiene por qué ser negativo. El mecanismo que lo provoca es el mismo que se activa, por ejemplo, en una montaña rusa o al ver una película de miedo.

Los estudios muestran que este tipo de reacción no tiene ningún efecto adverso en el cuerpo, y puede incluso ayudar al cerebro a prepararse para enfrentarse a situaciones complicadas.

Sin embargo, cuando ocurre debido a eventos muy traumáticos, sí que puede suponer un problema. Por ejemplo, las víctimas de un intento de asesinato o de un accidente de tráfico pueden desarrollar trastorno de estrés post – traumático, una patología que causa todo tipo de problemas en la vida de los afectados.

Los principales síntomas de este tipo son:

  • Aparición de emociones negativas. Desde la tristeza y el nerviosismo hasta la depresión y ansiedad en los casos más graves.
  • Problemas musculares. Pueden aparecer dolores de espalda, cuello, contracturas, y dolores de cabeza producidos por esta tensión acumulada.
  • Problemas digestivos. Estos síntomas pueden variar desde acidez, estreñimiento, diarrea, nauseas hasta úlceras o síndrome de intestino irritable.
  • Síntomas derivados de la sobreexcitación temporal: aumento de la presión sanguínea, palpitaciones, sudoración, mareos, migrañas, dificultad para respirar o dolor torácico.

Estrés episódico agudo

Un pasó más allá del estrés agudo ocurre cuando estos episodios se producen de manera frecuente. Algunas personas parecen estar siempre sufriendo una crisis; por lo general se trata de individuos irritables, con ansiedad o con problemas para mantener la calma.

Cuando los episodios de estrés agudo se producen muy a menudo, pueden empezar a aparecer complicaciones a nivel de salud. Aunque no son tan peligrosas como en el tercer tipo, el estrés crónico, por lo general deberían comenzar a ser un motivo de preocupación.

El estrés aguado episódico suele ser difícil de tratar a no ser que los síntomas negativos que sufren sean tan fuertes que les anime a realizar el tratamiento para evitarlos. Los síntomas más habituales son:

  • Dolores de cabeza y migrañas persistentes.
  • Dolor en el pecho y dificultad respiratoria frecuentes. También se han encontrado asociados algunos problemas cardiacos.

Estrés crónico

El estrés crónico se caracteriza por una presencia constante de sentimientos de preocupación y agobio, así como por un mayor número e intensidad de los síntomas antes descritos. Puede estar causado por una situación vital muy complicada, o por problemas concretos que la persona es incapaz de afrontar.

Algunas de las causas más comunes del estrés crónico son los problemas laborales, los divorcios, la muerte de un ser querido o las dificultades financieras. Sin embargo, también puede aparecer por motivos menos concretos, como ocurre durante las crisis vitales.

Los síntomas de este tipo de estrés pueden requerir incluso el tratamiento médico porque tiene graves consecuencias a nivel físico y mental. Algunos de los síntomas principales son:

  • Este estrés está relacionado con la aparición de algunas enfermedades como el cáncer o los problemas cardiacos. También pueden aparecer enfermedades cutáneas.
  • Pueden aparecer enfermedades en el sistema digestivo.
  • A nivel psicológico aparece una baja autoestima, el sentimiento de indefensión (se dan por vencidos, porque hagan lo que hagan no está en sus manos modificar la situación). Y puede derivar en patología como la depresión y la ansiedad.
  • Algunas investigaciones han relacionado este estrés con el riesgo de suicidio.

-Tipos de estrés en función de su signo

Estrés positivo

Este tipo de estrés, también denominado eutrés, es el que aparece cuando la persona se siente presionada, pero interpreta que las consecuencias de la situación pueden ser positivas.

Esto le permite utilizar el estrés para estar más activado, más motivado y preparado para afrontar la situación. Es el caso, por ejemplo, de una competición deportiva. Este tipo de estrés está asociado con emociones positivas, como la alegría, la satisfacción o la motivación.

Estrés negativo

Este tipo, también denominado distrés, es el que está relacionado con la anticipación de las posibles consecuencias negativas. Lejos de servir de ayuda o motivador como el caso anterior, nos paraliza y nos impide realizar la tarea de forma satisfactoria.

Nos desestabiliza y bloquea los recursos de los que disponemos para afrontar la situación y que utilizaríamos en circunstancias normales. El distrés está asociado a emociones negativas, como la tristeza, el enfado y en algunos casos la ansiedad.

Consecuencias

El estrés, especialmente el crónico, puede provocar todo tipo de problemas de salud, psicológicos y personales. Entre otras cosas, favorece la aparición de enfermedades como el cáncer o la psoriasis, aumenta la probabilidad de sufrir infartos, debilita el sistema inmunológico y puede causar un envejecimiento prematuro.

A nivel mental, la presencia de altos niveles de estrés durante mucho tiempo correlaciona con trastornos como la depresión o la ansiedad generalizada. En cuanto al estilo de vida, las dificultades que provoca pueden evitar que la persona cumpla sus objetivos o se desenvuelva de manera adecuada en su día a día.

Debido a ello, es necesario tratar lo antes posible los problemas de estrés, para evitar que las consecuencias se vuelvan extremadamente negativas y alcancen un punto crítico.

Factores de riesgo

Existen diferentes factores que contribuyen a que una persona pueda desarrollar estrés. Es importante tener en cuenta que lo que para una persona puede resultar estresante, para otra no lo es. Por esto, es necesario que se unan varios factores para provocarlo.

Podemos dividirlos en factores psicológicos y factores ambientales.

-Factores psicológicos

La interpretación que hace una persona de la situación y de los recursos que tiene para afrontarla depende de una serie de aspectos personales, formas de actuar y los propios patrones de pensamiento.

Tendencia a la ansiedad

Es el caso de las personas que de forma constante se sienten ansiosas y preocupadas ante las consecuencias negativas de los sucesos de la vida.

Están predispuestas a sentirse inquietas ante cualquier situación con incertidumbre a la que se vayan a enfrentar. Por este modo de afrontar los acontecimientos están más predispuestas a sufrir estrés.

Forma de pensar

A la hora de valorar o interpretar una situación como peligrosa o estresante, influye en gran medida los patrones de pensamiento de la persona.

Por eso, ante la misma situación una persona la vive como amenazante y estresante y otra no.

Locus de control externo

El locus de control se refiere a la creencia de que los acontecimientos de la vida son controlados por las propias acciones y/o capacidades (locus de control interno) o por fuerzas externas que la persona no puede controlar (locus de control externo).

La persona que tiene el locus de control externo es más propensa a sufrir estrés porque siente que ante una situación de incertidumbre o peligrosa, haga lo que haga no está en sus manos controlarlo o modificarlo.

Introversión

Algunos estudios indican que las personas introvertidas o tímidas reaccionan más negativamente y sufren más tensión que las extrovertidas. Viven más situaciones como peligrosas o amenazantes.

Las personas que tienen baja autoestima perciben mayor sobrecarga ante situaciones estresantes y valoran que tienen menos recursos para afrontarlas.

Otras características individuales

Algunos estudios han señalado que otros factores como la edad afectan a la posibilidad de desarrollar estrés. Por ejemplo, algunas etapas vitales, como la edad de jubilación puede ser fuente de estrés y sobrecarga.

Otros estudios también indican que la pertenencia al sexo femenino puede considerarse un factor de riesgo, porque además de estar incorporadas en el mundo laboral suelen llevar el peso mayor en el cuidado de la familia y en la realización de las tareas domésticas.

-Factores ambientales

Existen una serie de situaciones concretas que pueden producir estrés. Algunos investigadores están de acuerdo en señalar cuatro tipos de situaciones que pueden provocarlo.

El cambio

La modificación de alguno de los aspectos de la vida siempre provoca una alteración del equilibrio, y esto independientemente de que le cambio sea para bien o para mal, provoca estrés. Por ejemplo, cambiar de trabajo, de domicilio o el nacimiento de un hijo.

La interrupción

Cuando algo termina de forma brusca es difícil volver a adaptarse, requiere desplegar todos los recursos de la persona para reajustarse a la situación. Por ejemplo una ruptura de pareja o la jubilación.

El conflicto

Vivido como un desorden vital que hace que se tambaleen los cimientos del equilibrio. Volver a establecer el orden que había antes del conflicto requiere un gran desgaste emocional y la puesta en marcha de las herramientas de la persona. Por ejemplo, ante la pérdida del empleo.

La indefensión

En estas situaciones, haga lo que haga la persona, no está en sus manos modificarla. El individuo se siente desamparado y sin recursos para hacer frente a los acontecimientos. Por ejemplo ante el fallecimiento de un ser querido.

Tratamientos

Existen muchos enfoques que se pueden tomar a la hora de combatir el estrés crónico. Entre ellos, se incluyen los cambios en el estilo de vida, la medicación y la terapia psicológica.

Cambios en el estilo de vida

La manera a menudo más efectiva de combatir el estrés a corto plazo es eliminar las causas que lo provocan. Si por ejemplo la persona está en un ambiente laboral hostil, salir de él hará que su preocupación disminuya de manera inmediata.

Sin embargo, eliminar de raíz la causa del estrés no siempre es sencillo. En estos casos, existen otros cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a llevarlo mejor y a disminuir la intensidad de sus síntomas.

Algunos de los más útiles son el ejercicio físico, el seguimiento de una dieta saludable, y mantener patrones de sueño adecuados. También pueden ayudar la mejora de las relaciones sociales, o prácticas como la meditación o el yoga.

Medicación

Uno de los enfoques más utilizados (especialmente en países como Estados Unidos) para tratar el estrés es el uso de fármacos destinados a reducir la ansiedad.

Estos medicamentos eliminan los síntomas más agudos de los episodios de estrés, con lo que la persona puede enfrentarse a la situación que le preocupa de forma más efectiva.

Sin embargo, los psicofármacos a menudo tienen el problema de que son muy adictivos, y pueden traer graves problemas si se usan de forma descontrolada. Además, al tomar medicinas la persona puede sentirse tan bien que decida no resolver el problema de fondo, con lo que este no hará más que agravarse.

En general, los fármacos psicológicos deben utilizarse solo como un complemento a otros enfoques, y no como único remedio para el estrés.

Terapia psicológica

Por último, muchas de las personas que sufren de estrés constante pueden beneficiarse mucho de cambiar sus patrones de pensamiento y la manera en la que lo gestionan. Terapias como la cognitivo – conductual o la de aceptación y compromiso han mostrado ser muy efectivas en este sentido.

Así, cuando una persona muy estresada recibe terapia, normalmente es capaz de enfrentarse a lo que le preocupa de manera más eficaz, a la vez que disminuyen los síntomas más desagradables.

En combinación con un buen estilo de vida y en algunos casos medicación, es posible eliminar el estrés en la mayoría de ocasiones.

Referencias

  1. “Understanding and dealing with stress” en: Mountain State Centers for Independent Living. Recuperado en: 10 Octubre 2018 de Mountain State Centers for Independent Living: mtstcil.org.
  2. “11 Signs and Symptoms of Too Much Stress” en: Healthline. Recuperado en: 10 Octubre 2018 de Healthline: healthline.com.
  3. “Why stress happens and how to manage it” en: Medical News Today. Recuperado en: 10 Octubre 2018 de Medical News Today: medicalnewstoday.com.
  4. “Types of stress” en: Healthline. Recuperado en: 10 Octubre 2018 de Healthline: healthline.com.
  5. “Psychological stress” en: Wikipedia. Recuperado en: 10 Octubre 2018 de Wikipedia: en.wikipedia.org.