¿Qué es el detritus? (En biología, en geología y en medicina)
Detritus es una palabra latina que significa desgastado y que se emplea para definir el resultado obtenido de la disgregación de una masa sólida en partículas. El término es ampliamente utilizado en biología para definir a restos biogénicos en descomposición, sin embargo, en otras ciencias no es empleado necesariamente con la misma acepción.
En ocasiones se usa la forma detrito (singular) o detritos (plural), y también puede emplearse como adjetivo, es decir, detrítico. A pesar de ser muy empleado en biología, existen discrepancias en cuanto a la inclusión o no de los microorganismos descomponedores dentro de lo que se define, en esta ciencia, como detritus.
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El científico R. Darnell definió el detritus como todo tipo de material biogénico (materia orgánica) que ha sufrido diferentes niveles de descomposición por parte de microbios y que puede ser empleado como fuente de energía por organismos consumidores.
El detritus está básicamente formado por organismos muertos, o parte de ellos, tales como hojas, troncos, raíces (restos vegetales, de descomposición más lenta), osamentas, conchas, escamas (restos animales), entre otros. También se incluyen los restos fecales de los animales; distintas especies de microorganismos descomponen estos restos.
A medida que los restos de organismos van descomponiéndose, se van obteniendo restos más pequeñas. Adicionalmente, se van formando sustancias húmicas (o humus), las cuales son resistentes a nuevas descomposiciones.
No toda la biomasa producida por los organismos autótrofos, o heterótrofos, es aprovechada por los organismos del nivel trófico superior, al contrario, la gran mayoría de la biomasa, al menos la vegetal, es depositada finalmente en los suelos al morir los organismos.
Esta biomasa es descompuesta para formar el detritus, que va a ser aprovechado como fuente de energía por organismos detritívoros y van a sustentar lo que se conoce como cadenas alimenticias de detritus.
Por ejemplo, en ecosistemas de manglar, uno de los más productivos a nivel mundial, las cadenas alimenticias de detritus sostenidas por la hojarasca en descomposición pueden ser bastante complejas y diversas.
El detritus y su aprovechamiento por los detritívoros afecta a las estructuras tróficas así como las dinámicas comunitarias, pues permite soportar una mayor diversidad de especies en un ecosistema, principalmente de organismos depredadores, de la que pudiese existir si se dependiese única y directamente de los productores primarios.
Adicionalmente, el detritus ayuda a estabilizar el flujo de energía de un ecosistema. Incluso puede alterar la configuración de la estructura comunitaria al inhibir la presencia de algunas especies y favorecer la presencia de otras.
Los organismos que se alimentan directamente del detritus reciben el nombre de detritívoros o saprófagos. Dentro de estos se encuentran desde protistas hasta vertebrados, y pueden ser clasificados de acuerdo a sus mecanismos de alimentación en dos tipos; selectivos y no selectivos.
Detritívoros selectivos
Organismos que se alimentan de la materia orgánica presente en el sedimento, por consiguiente, realizan una selección previa del material que van a comer. Por ejemplo, los cangrejos violinistas (Uca, Minuca y géneros afines) son detritívoros selectivos.
Estos cangrejos toman porciones de sedimento y cuidadosamente separan de él la materia orgánica (detritus) de los granos de arena, valiéndose de estructuras especializadas para ello. Una vez separados ambos materiales, solo comerán el detritus.
Los granitos de arena, limpiados de la materia orgánica, son acumulados en forma de pequeñas bolitas de arena que depositan en el suelo, sin haberlas ingerido.
Detritívoros no selectivos
Son organismos que ingieren el sedimento para aprovechar de él la materia orgánica durante el proceso de alimentación. Por ejemplo, los pepinos de mar y los erizos irregulares (sand dollars) son detritivoros no selectivos.
Para la geología, el detritus es el material disgregado o sedimento de las rocas, producidas por distintos procesos que incluyen la diagénesis, la meteorización y la erosión. La diagénesis es el conjunto de reacciones físicas y químicas que ocurren entre minerales, o entre minerales y fluidos en el proceso sedimentario.
La meteorización es el conjunto de procesos que provocan la destrucción de las rocas a causa de agentes atmosféricos. Por otra parte, la erosión incluye la meteorización y el trasporte del material disgregado hasta los depósitos sedimentarios.
Los detritus se van a depositar en las cuencas sedimentarias, allí pueden compactarse dando origen a las denominadas rocas sedimentarias. Por otra parte, los desechos arrojados por los volcanes también son denominados detritus volcánicos.
Un cono de detritus, por su parte, es la acumulación en un valle, de trozos de rocas, piedras, etc., que adquieren esta forma geométrica al desprenderse desde las laderas o acantilados de una montaña.
Un ejemplo de depósitos sedimentarios son las playas arenosas. Según la definición geológica, las arenas son detritus formados por restos de materiales sólidos descompuestos en fracciones muy finas. Estas fracciones son principalmente fragmentos de rocas silíceas, también restos de conchas de moluscos, corales, entre otros.
Otro ejemplo común de materiales detríticos son las arcillas. Estas se forman a partir de los silicatos de aluminio, sodio, potasio o calcio (feldespatos). Para la formación de las arcillas debe ocurrir la disgregación de los feldespatos por parte de agentes atmosféricos.
El detritus en medicina es material procedente de la disgregación en partículas de materiales sólidos y de productos de desechos celulares, y células muertas. Es particularmente tomado en consideración en odontología y traumatología.
En endodoncia, el detritus es el material compuesto por virutas de dentina, así como tejido residual vivo o muerto que se adhiere a las paredes del canal radicular de los dientes. Este detritus forma lo que se conoce como barro dentinario o “smear layer”.
Los tratamientos endodónticos ocasionan detritus debido al desgaste ocasionado por los instrumentos quirúrgicos sobre los dientes. Este detritus es de difícil erradicación por la configuración de los canales radiculares, los cuales tiende a ocluir, y porque su remoción ocasiona más restos de dentina que pueden crear nuevo detritus.
El implante de prótesis óseas para reparar daños ocasionados por traumatismos o desgastes ocasiona la formación de detritus durante el fresado de los huesos. El desgaste con el paso de tiempo del material protésico, como por ejemplo cemento óseo, también produce detritus.
El detritus y el tejido necrótico causado por el fresado crean las condiciones para que ocurra un crecimiento de microorganismos y abscesos que pueden complicarse y poner en riesgo el éxito del transplante.
Adicionalmente, el detritus ocasionado por la fricción mecánica y el desgaste sobre el cemento óseo son causa potencial de osteonecrosis y osteolisis en pacientes con implantes.
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