Ciencia acumulativa: ¿qué significa?
“La ciencia es acumulativa” es un planteamiento filosófico progresivo y lineal del conocimiento que ha sido arrojado por la ciencia gracias a sus investigaciones a lo largo de la historia.
El concepto se refiere a la búsqueda de soluciones de los problemas de la sociedad y a su necesidad de resolver las preguntas de la existencia humana. Para ello, los científicos han ido dejado una serie de plataformas para el conocimiento que se han complementado de manera lineal por las sucesivas generaciones de investigadores.
Historiadores especializados en la ciencia han demostrado que el conocimiento científico es un proceso de adquisición cultural en donde se construye sobre los avances previos. Citando a Isaac Newton, cada nueva generación podrá ver más allá parándose tan solo sobre los hombros de los gigantes científicos predecesores.
Muchos filósofos y teóricos aseguran que mientras más descubrimientos se hagan y más se aprenda de ellos, progresivamente se irá logrando tener una mejor compresión del universo donde se vive.
La ciencia acumulativa tiene como meta el progreso
Este concepto comenzó a tomar fuerza durante la era de la ilustración, donde el libre pensamiento se introdujo en todos los campos de la sociedad para darle a todas las creencias anteriores respuestas basadas en el razonamiento científico.
Empiristas y racionalistas, como Descartes, afirmaron que el uso de métodos apropiados para la búsqueda del conocimiento iba a garantizar el descubrimiento y justificación de las nuevas verdades.
Otros más positivistas se incorporaron a este concepto asegurando que la ciencia al acumular verdades certificadas empíricamente promovía el progreso de la sociedad.
Poco después, demás tendencias como el marxismo y pragmatismo también apoyaron de alguna forma esta moción de que la búsqueda de conocimiento humano como proceso de crecimiento cuasi-orgánico de la cultura.
Actualmente este concepto es aceptado como uno de los modelos para explicar la naturaleza de la ciencia y su propósito. Los siguientes ejemplos, ilustran claramente este modelo:
Gracias a la notación numérica y la aritmética básica inventada por los babilonios alrededor del 2000 a.C., griegos y árabes pudieron desarrollar la geometría y el álgebra respectivamente.
Este conocimiento permitió a Newton y otros europeos inventar el cálculo y la mecánica en el siglo XVII; seguidamente se tiene entonces la matemática como hoy en día se enseña y usa.
Sin las propuestas de Mendel sobre la genética y sus leyes no se hubiera continuado y descubierto que los genes eran parte de un cromosoma. De ese punto se logró determinar que el gen es una molécula en el ADN. Y esto a su vez ayudó a darle fuerza a la teoría de la selección natural apoyado en los estudios sobre los cambios genéticos en la evolución de las especies.
Además, se conocía que existían cargas magnéticas y electricidad estática por la observación de fenómenos atmosféricos como el relámpago.
Gracias a experimentos para intentar recolectar esta energía se creó el capacitador de Leyden en 1745 que logró almacenar electricidad estática.
A continuación, Benjamín Franklin definió la existencia de cargas positivas y negativas, seguidamente se experimentó con resistencias. Como resultado, se inventó la batería, se descubrió el efecto de las corrientes eléctricas y se experimentó con circuitos eléctricos.
Por otro lado, se formularon las leyes del OHM y el amperio y las unidades como el julio. Sin estos descubrimientos progresivos no hubiera sido posible desarrollar las bobinas de Tesla, el bombillo de Edison, el telégrafo, la radio, los diodos y tríodos para los circuitos electrónicos, la televisión, las computadoras, los teléfonos móviles.
Del oscurantismo a la ilustración
Durante la Edad Media, el conocimiento sobre la vida, la existencia y el universo era muy limitado. No existían comunidades de científicos como en los últimos 400 años aproximadamente.
La iglesia dominaba y controlaba la dirección en la que el pensamiento humano debía siempre encontrar las respuestas a los problemas y preguntas de la cotidianidad. Cualquier enfoque medianamente diferente a éste era inmediatamente descalificado, rechazado y condenado por la iglesia.
Por consiguiente el progreso científico se estancó unos 1000 años en lo que se llamó la edad oscura. La búsqueda del conocimiento se vio truncadoto talmente por desidia, ignorancia o por simple miedo a ser señalado de hereje por las autoridades. Nada podía desafiar o contradecir la “palabra de Dios” en la Biblia.
Lo más cercano a conocimiento científico que se conocía eran los textos de la época de los grandes filósofos griegos como Aristóteles, los cuales la iglesia aceptaba a medias. En base a estas teorías estaba la extensión de lo que se sabía sobre el universo, la naturaleza y el ser humano.
Llegada la época de las exploraciones marítimas comenzaron a desafiarse las primeras creencias del mundo pero con base en la experiencia vivida y la observación, en otras palabras el conocimiento empírico. Lo que dio cabida y peso al concepto de la razón o razonamiento.
De esta manera llegaron las revoluciones científicas entre los siglos XVI y XVIII que comenzaron a desviar la atención fuera la iglesia, como el ente centralizado del conocimiento absoluto, hacia la observación científica y el razonamiento científico, tal y como se hace hoy en día.
Así pues, en esta época de “ilustración” para el ser humano se llegó a descubrimientos y teorías nuevas que desafiaron completamente la percepción del universo y de la naturaleza como se conocía.
Entre ellas destacaron la teoría heliocéntrica por Copérnico. El movimiento de los planetas por Kepler. El telescopio de Galileo, la ley de la gravedad por Newton y la circulación sanguínea por Harvey. Esta época se conoce como la revolución científica.
Gracias a esto el enfoque para la búsqueda del conocimiento, las respuestas a las preguntas de la vida y la solución de los problemas de la cotidianidad cambió drásticamente. Como resultado nacieron las comunidades de científicos y al famoso método científico.
Referencias
- Niiniluoto, Ilkka (2012). Scientific Progress. The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Revisited 2015). Edward N. Zalta (ed.) plato.stanford.edu.
- Dain Hayton. Science as Cumulative