Biografías

Homero: biografía, datos, influencias, obras


Homero (¿siglo VIII a. C.?), fue un legendario autor griego, de cuya pluma se cree que se produjeron dos de las más importantes obras del período antiguo: la Ilíada y la Odisea. En su obra no existe constancia de la vida escritor y los registros que dan cuenta de él fueron creados a posteriori.

Aunque la veracidad de su existencia es polémica, eso no fue un impedimento para que varios autores, desde la antigüedad, crearan míticas biografías con diferentes datos acerca de su lugar o fecha de nacimiento, familia y ciudades en las que vivió.

Otro tema de debate entre los académicos fue si Homero componía sus obras siguiendo una estructura oral o si, por lo contrario, desde el principio fueron concebidas como creaciones literarias en esencia.

Índice del artículo

Datos importantes sobre Homero

Se cree que para respaldar el legado de Homero como escritor se crearon mitos incontables acerca de su vida. La autoría de sus poemas ha despertado dudas, incluso entre los que se piensa fueron sus contemporáneos.

A pesar de que la tradición indica que Homero es el creador de la Ilíada y la Odisea, algunos pensadores han concluido que las diferencias de estilo son la prueba de que pertenecen a autores y épocas diferentes.

Entre todas las biografías que se realizaron acerca de este oscuro personaje, los datos que se le adjudicaban variaban una y otra vez: no menos de siete ciudades se denominaban el lugar de nacimiento del autor de las más grandes obras griegas.

Según Michael Schmith, lo interesante de estudiar cada una de las vidas que le han dado a Homero es que de todas se desprenden fragmentos que presentan diferentes actitudes, tanto de la figura histórica o mitológica, como de su trabajo.

Cuestión homérica

A todas estas dudas se les ha bautizado históricamente como la “Cuestión homérica”. Entre el debate se encuentra la pregunta acerca del origen del nombre Homero, puesto que no se sabe si fue uno o varios hombres.

Este legendario escritor ocupaba un lugar tan privilegiado en el imaginario griego, que estos solían llamarle en los textos clásicos simplemente “el autor”, como una figura antonomástica. Además de las dos epopeyas más grandes de la antigüedad griega, muchas otras composiciones le fueron atribuidas a Homero.

El debate sobre su existencia se encendió con fuerza a mediados de 1700, que fue cuando se sustentó con mayor firmeza que las obras que de Homero no eran más que una compilación de canciones épicas.

La concepción de Homero como un autor de la tradición oral ganó respaldo en esta época, puesto que en el período de tiempo cerca de la guerra de Troya los griegos no dominaban técnicas de escritura en papiro, material en el que se podían inmortalizar largos textos de forma cómoda.

En consecuencia, era normal que los autores se aprendieran extensos versos o canciones de memoria para recitarlos ante un público. Aunque en el caso de las composiciones homéricas, memorizar sus obras hubiese ocupado más tiempo de lo considerado común en ese momento.

Lenguaje

El lenguaje empleado en sus obras varía, lo que hace pensar que fueron escritas en diferentes tiempos y lugares. Sin embargo, la mayor parte están basadas en el griego jónico, elemento que para algunos sustenta la afirmación de que esa fue su región de origen.

Los textos de Homero sirvieron a un propósito de suma importancia para la sociedad griega. Fueron ampliamente difundidos entre sus ciudadanos: incluso aquellos que no sabían leer conocían de memoria los pasajes homéricos.

Nombre y leyenda

La etimología del nombre Homero ha sido uno de los elementos por los que se ha intentado rastrear los pasos o la existencia del legendario autor.

Algunos dicen que el origen del nombre proviene de un vocablo griego para “ciego”, cosa que indicaría que el poeta tenía problemas de la vista.

Otros afirman que homeros, en griego antiguo, hacía referencia a los rehenes, por lo que se asumió que él o su padre podían haber sido prisioneros. De acuerdo con otros registros, Homero había sido un apodo que describía al poeta y su nombre real era Melesígenes.

Biografía

Nacimiento

Lo humano y lo divino se entrelazan en cada una de las vidas que se le han dado a Homero desde que apareció su figura como un popular autor. Decenas de ciudades se han peleado por decir que el mítico autor nació en sus tierras, pero pocas cuentan con una base sustentable para sus afirmaciones.

Siete lugares son los más mencionados, desde la antigüedad, como la cuna de Homero: Esmirna, Quios, Colofón, Cumás, Argos, Ítaca y la propia Atenas.

Otros aseguran que era natural de Egipto o Chipre, pero nada es certero con respecto al poeta más grande del principio de los tiempos. Además, tampoco hay precisión acerca de su nacimiento, ya que el abanico va del siglo XI a. C., al VIII a. C.

Mientras algunos consideran que vivió cerca de la guerra de Troya, otros piensan que tuvo que haber nacido posteriormente al acercamiento griego a la escritura, para poder asentar su obra.

Los primeros suelen identificarse con la idea de que Homero había seguido la tradición oral al momento de hacer sus composiciones, o bien que estas son creaciones de múltiples poetas. El otro partido tiende apoyar la idea de que la autoría es unitaria.

Vida tradicional

Existen varias historias acerca de la vida y la concepción de Homero. La que tiene más renombre, y también posee la mayor antigüedad es la pieza escrita por Herodoto. En esta versión se afirma que el nombre real del poeta era Melesígenes y que había nacido en Esmirna.

Su madre era Criteis, una muchacha huérfana que quedó embarazada sin haberse casado, por lo que se vio obligada a dejar su ciudad natal de Cumas. Una vez establecida en su nuevo domicilio aceptó estar con un maestro de nombre Femio que reconoció al joven Melesígenes como hijo suyo.

Según la historia, Melesígenes era un niño muy inteligente, y eso hacía que destacara entre sus pares. Al alcanzar la adultez ya se había equiparado, o superado la habilidad de su propio maestro en el arte de la enseñanza. De hecho, cuando Femio murió, la escuela pasó a manos de su hijastro.

Luego, el joven zarpó para conocer de primera mano el mundo en compañía de Mente, que era marinero. Después de vivir muchas aventuras, Melesígenes se enfermó y luego perdió la visión. A partir de entonces comenzó a llamarse Homero, que significaba “ciego”.

Otras versiones

En otras de las historias acerca de la vida de Homero se cuenta que era hijo del río Meles, junto con Criteis y de allí provenía su nombre “Melesígenes”, que puede traducirse como nacido del – o en – el Meles.

Algunas versiones aseguran que la madre del poeta no era una mujer corriente, sino una ninfa.

También se dijo que la joven Criteis había sido secuestrada y forzada a contraer matrimonio con el rey de Lidia llamado Meón, con quien concibió a Homero. El muchacho, al parecer, nació a las orillas del río Meles al tiempo que su madre murió.

En otros casos, Homero fue presentado como el nieto de Odiseo. Según esa versión el poeta era hijo de Telémaco junto con Policasta, y se asegura que es por eso que contó la historia de su familia engrandeciendo los logros alcanzados por sus ancestros.

Los que apoyaban la versión de un Homero extranjero, pensaban que era un poeta, o bardo, que cantaba a los militares para entretenerles.

Según esa historia, “homero” se corresponde con la palabra prisionero. Esta versión asegura que él o su padre habrían sido prisioneros de guerra en algún momento.

Muerte

En cuanto a su deceso dos teorías son las más difundidas. La primera es que murió a causa de una enfermedad relacionada con su pérdida de visión, y la otra asegura que falleció a consecuencia de la vergüenza por no poder resolver un acertijo planteado a él por unos niños.

Aunque se crearon cientos de versiones sobre la existencia de Homero, ninguna cuenta con verificabilidad.

Cuestión homérica

Las dudas acerca de la existencia real de algún poeta o autor llamado Homero, o incluso, Melesígenes, han estado presentes desde hace mucho tiempo. A pesar de que los griegos no dudaban de su existencia, tampoco pudieron comprobar que hubiese sucedido realmente.

Cabe destacar que en la cultura griega era corriente mezclar la fantasía con la realidad para engrandecer las hazañas, lo que convierte a Homero en un personaje aún más controvertido y complicado de rastrear.

Preguntas

¿Existió verdaderamente Homero? ¿Era un solo hombre? ¿Fue el único autor de la Ilíada y la Odisea? ¿Fue tan solo un compilador de relatos populares? ¿En qué época se realizaron sus trabajos? ¿Las composiciones seguían la tradición oral o fueron escritas de ese modo?

Esta es tan solo una porción de las interrogantes a las cuales no se les ha podido hallar una respuesta certera en miles de años y, probablemente, nunca puedan ser esclarecidas completamente.

Para ciertos académicos, los únicos documentos que pueden proveer datos sobre Homero son, precisamente, sus textos. Gracias al estudio riguroso de esas piezas se pueden vislumbrar aspectos del lenguaje, la época o la cantidad de autores, pero nada podrá jamás ser afirmado tajantemente al respecto.

Antigüedad

Desde la época helénica, los intelectuales debatían desde diferentes posturas, acerca de la obra de Homero y la propia existencia del autor griego. Entonces ya existían, al menos, siete biografías diferentes en las que cada escritor cambiaba las circunstancias de su vida.

Algunos griegos plantearon que dadas las diferencias abismales entre la Ilíada y la Odisea, se demostraba que cada texto fue escrito por una persona diferente.

Ese grupo recibió el título de corizontes, pero su afirmación no logró el visto bueno de los intelectuales de su tiempo.

Debates modernos

La cuestión homérica todavía es motivo de discusión hoy en día, pero especialmente lo fue tras la publicación de un texto del siglo XVII de Francois Hédelin, abate de Aubinac. Rechazó la existencia física de Homero y arrastró a la palestra pública una vez más el controvertido tema.

Esta corriente planteaba que el término “Homero” era una alusión a los poetas griegos anónimos que compusieron sus historias en tiempos antiguos, pero cuyos nombres no pasaron individualmente a la memoria del pueblo para el que cantaban.

¿Uno o muchos Homeros?

A finales del siglo XVIII, personajes como Giambattista Vico y Friedrich August Wolf defendieron lo planteado por el abate de Aubinac.

Ninguno pensaba que la Ilíada o la Odisea hubiesen sido escritos por un solo hombre, puesto que hallaban muchas diferencias de estilo dentro de un mismo texto.

Algunos se inclinaron a pensar en Homero como un compilador que pudo juntar de una forma elegante un puñado de cantos de diferentes procedencias para orquestar dos de las obras más importantes.

Pero también existieron los que pensaban en Homero como el poeta más genial de la antigÜedad, que pudo realizar su extensa obra de una forma magistral. Entre ellos estaba Franchesco de Sanctis, uno de los detractores principales de Wolf y sus partidarios.

La cuestión en la actualidad

Durante el siglo pasado, la voz de aquellos académicos que planteaban que los textos adjudicados a Homero tenían que haber sido concebidos en una tradición oral obtuvieron prestigio, especialmente por los descubrimientos asociados a la civilización griega antigua.

Milman Parry y Albert Lord fueron dos de los grandes exponentes de la corriente de la tradición oral. Ellos sustentaban sus aseveraciones en el texto en sí, puesto que consideraban que la existencia o no del autor había pasado a un segundo plano.

Lo que parecía comprobar según Parry y Lord, que los textos de Homero no fueron compuestos como una pieza de escritura original fue, entre otras cosas, la mezcla de dialectos. También lo hacían las repeticiones que emulaban una fórmula constante y los anacronismos en el lenguaje.

Debate central

En nuestro tiempo, la idea de que los textos recogían la tradición oral es uno de los planteamientos más acogidos, puesto que enseña una solución a muchas dudas que se arremolinan alrededor de Homero y su obra.

A pesar de las discrepancias, algunos claman que mediante esta teoría puede haber un consenso entre ambas posturas.

El tema fundamental de interés para los estudiosos de la materia en la actualidad, se enfoca especialmente en la propia obra de Homero, puesto que ninguna otra fuente puede aportar, hasta ahora, datos certeros relacionados con el autor o su creación.

Homeridae

En Quíos existió un grupo de personas que se hacían llamar, o era conocidos, como homeridae, es decir, “hijos de Homero” en griego. Sin embargo, no se sabe si se trataba de descendientes reales del poeta mítico o si eran un gremio que siguió su ejemplo.

La segunda opción resulta la más plausible, puesto que hubo más casos similares en la sociedad griega durante esa época. Los médicos de entonces se hacían llamar aclepidae, en homenaje a su mayor exponente en la medicina Asclepio.

A pesar de que no se han encontrado registros que comprueben la existencia de Homero, sí se han hallado datos históricos sobre los homeridae, que se desempeñaban como poetas o rapsodas y cuyas referencias más antiguas se pueden rastrear hasta el siglo VI a. C.

Labor de los herederos

Platón e Isócrates se refirieron en sus trabajos a estos herederos homéricos. Se cree que al principio los intérpretes llamados homeridae se limitaban a transmitir la obra de Homero, pero que con el tiempo fueron dando paso a nuevas voces con el mismo estilo y tono homérico.

Algunos de los Himnos Homéricos, fueron realmente escritos por los homeridae y se piensa que ellos también pudieron haber influido en la obra tal cual se conoce en la actualidad, aunque no puede saberse hasta qué punto.

Idioma

Los textos atribuidos a Homero y a los homeridae, tanto en la Ilíada y la Odisea, como los posteriores Himnos Homéricos empleaban una forma a la que se le denominó “lenguaje homérico”, en otros casos idioma o lengua homérica.

Estaba basado en griego, pero constaba de una estructura y palabras arcaicas, incluso para el siglo VII a. C. Tenía influencia de los dialectos de Jonia y del eólico.

Métrica

El idioma homérico fue empleado en las obras épicas, puesto que se adaptaba a la métrica conocida como hexámetro dactílico cataléctico. A esa forma se le conoce como hexámetro porque constaba de seis pies.

Esos pies podían constar de un dáctilo, que es una sílaba larga a la cual le siguen dos cortas; pero también podrían ser reemplazadas por un espondeo, que son dos sílabas largas con la misma duración que un dáctilo.

Normalmente en el quinto pie se empleaba un dáctilo y en el sexto un espondeo. El hexámetro fue empleado hasta el siglo IV.

Otro aspecto resaltante del griego homérico es la falta de un artículo definido, que sí existía en la forma clásica del mismo idioma.

Aproximadamente 9.000 palabras fueron empleadas en la redacción de las obras homéricas, de las cuales 1.382 son nombres propios y 2.307 son ápax, es decir, palabras que solo aparecen una vez en un texto y cuyo significado es tomado por inferencia.

Obras apócrifas

A pesar de las dudas acerca de su existencia, o autoría de la Ilíada y la Odisea, estas son las únicas épicas que se le atribuyen a Homero en la actualidad. Sin embargo, en el pasado se pensaba que había sido autor de muchas otras obras, entre las que se encuentran:

Batracomiomaquia (La guerra de las ranas y los ratones).

Himnos Homéricos.

Margites.

El Certamen de Homero y Hesíodo.

Ilias parva (La pequeña Ilíada).

Nostoi (Regresos).

Thebaid.

Cypria (Cipria, o Cantos ciprios).

Epigoni.

La captura de Oechalia.

Phocais.

Influencia

Es incalculable el legado de Homero para la sociedad occidental, especialmente en el plano histórico con sus narraciones acerca de Troya, sitio del que únicamente quedaron algunos artefactos y sitios arqueológicos.

También marcó el aspecto social y pedagógico de la Antigua Grecia, puesto que en las escuelas se estudiaba con pasajes de la Ilíada y la Odisea como texto principal. Así, Homero forjó a través de sus palabras a varias generaciones de griegos que sentaron las bases del pensamiento filosófico.

Influencia literaria

Además de eso los homeridae, que clamaban ser sus descendientes, fueron grandes poetas y rapsodas de la Grecia Antigua y Clásica.

De ellos evolucionarían los actores, poetas y dramaturgos, al igual que los cantores, puesto que en el caso de los rapsodas ellos utilizaban música en sus representaciones.

En cuanto al lenguaje, el legado de este mítico griego es de igual modo incalculable, puesto que la fórmula que empleó en sus composiciones se utilizó por más de 15 siglos.

Lo mismo ocurre con su obra: Homero cimentó lo que se convertiría en las narraciones épicas, en el caso de la Ilíada, y de la novela con la Odisea.

Homero fue una de las mayores fuentes de inspiración para muchos artistas. Su figura sirvió para crear hermosas obras de arte, tanto en la escultura como en la pintura, desde tiempos remotos.

Obras

La Ilíada

Este poema épico está ambientado en el asedio a Troya por parte de los griegos, específicamente en las semanas en las que Aquiles, el mejor de los guerreros griegos, y Agamenón, rey de Argos y comandante de la coalición griega, tuvieron una disputa.

Aunque los eventos se desarrollan en el último año del sitio a Troya, como se acostumbraba en la narrativa de la épica, se hablaba de los eventos del pasado valiéndose de los recuerdos de los personajes.

En esta obra se explora el ideal de héroe y sus contradicciones. Otros de los temas que son abordados en la Ilíada son el nostos o regreso, el kleos o la gloria del héroe, el timê, que es el honor, menis que se corresponde con la ira y, por supuesto, el destino.

Engaño de los Dioses

Los problemas de Aquiles y Agamenón se iniciaron porque el último decidió que el guerrero debía regresar a una doncella que había recibido como parte de un saqueo, de nombre Briseida, y ordenó que le fuese arrebatada a Aquiles.

Luego, Agamenón pensó que podría ganar la guerra sin la ayuda de Aquiles por un sueño que Zeus le indujo. En consecuencia, se preparó para la batalla. Intentando evitar el combate, Paris ofreció batirse en duelo contra Menelao para resolver la disputa por Helena.

Aunque Menelao hirió a París, este fue salvado por Afrodita, los troyanos rompieron la tregua e inició un intenso combate.

Tras un duelo entre Héctor y Áyax, los troyanos ofrecen devolver el tesoro que había sido arrebatado junto con Helena, pero sin devolver a la muchacha.

Sin interferencias

La propuesta fue rechazada, pero se concedieron una tregua con el fin de quemar a sus muertos. Cuando se reanudaron los enfrentamientos, los dioses no tenían permitido ayudar a ninguno de los bandos, por lo que los troyanos llevaron la delantera.

Es en ese momento, es cuando Agamenón se da cuenta de que necesita a Aquiles combatiendo de su lado para poder ganar y decide devolverle a Briseida, junto con otros regalos con la condición de que se una a sus filas nuevamente; sin embargo, éste rehúsa.

La muerte de Patroclo

Los encuentros se volvieron intensos por lo que Patroclo, amigo de Aquiles, le pide poder luchar para defender las naves y éste le entrega su armadura y con ella el mando de los Mirmidones, provocando que los troyanos huyeran al pensar que Aquiles volvía a la batalla.

Pero, finalmente, Patroclo muere a manos de Héctor. En el momento en que Aquiles se entera de la muerte de su compañero es cuando decide regresar a la batalla y vengarle.

El regreso

Tetis, quien era madre de Aquiles, consigue que el dios Hefesto les surta de armas nuevas a los griegos, entre ellas una nueva armadura para el guerrero.

Cuando volvieron a enfrentarse, nuevamente con la ayuda de los dioses en ambos bandos, Aquiles menguó los números de los troyanos a la mitad. Héctor decidió enfrentarse con Aquiles, quien le asesina en la pelea y luego lo arrastra en su carruaje.

Luego, Príamo, padre de Héctor, consigue llegar a la tienda de Aquiles y le ruega que le regrese el cuerpo de su hijo. Aquiles accede y le otorga 11 días de tregua a los troyanos para que se realicen los funerales del muchacho.

La Ilíada en el arte 

No solo fue la guerra de Troya un tema de relevancia inigualable para los griegos en materia artística, sino que particularmente la Ilíada era uno de los textos más difundidos e influyentes.

En la Edad Media, tras haber recuperado los textos originales, los europeos se maravillaron, aunque no veían a Homero como una fuente confiable. A pesar de todo, en las artes y la academia logró permear una vez más la historia de la guerra troyana.

En el siglo XX, la Ilíada fue llevada Broadway, y surgieron novelas como Cassandra (1983) de Christa Wolf. En esa ocasión abordaron el tema a través de un punto de vista femenino.

La película de 2004, Troya, fue un éxito en las taquillas mundiales, tras recaudar casi 500 millones de dólares, a pesar de que recibió críticas totalmente disparejas.

La Odisea

Del mismo modo que la Ilíada, la Odisea se encuentra compuesta por 24 cantos.

Se centra en todas las situaciones por las que tuvo que pasar Odiseo o Ulises, para alcanzar su destino, que es volver a su hogar en la isla de Ítaca, donde Penélope, su esposa, le esperó durante largos años.

Los sucesos narrados en la Odisea inician, como era muy común en los poemas épicos, a la mitad del relato. Mientras se desarrollan los acontecimientos, el pasado se dará a conocer con los recuerdos del héroe, en este caso Odiseo.

La influencia que tuvo esta obra en la cultura popular de occidente es enorme, tanto que la palabra “odisea” es recogida en el diccionario como un viaje largo con muchas aventuras o como una sucesión de eventos, generalmente desagradables.

La ausencia forzada

Después de la guerra de Troya, que duró diez años, Odiseo se encuentra preso en la isla de la ninfa Calipso, quien lo ha retenido por varios años. Atenea toma forma humana y le sugiere a Telémaco averiguar dónde se encuentra su padre.

En Ítaca los pretendientes de Penélope, esposa de Odiseo, llevan tiempo acechándola intentando convertirse en reyes al desposarla.

Telémaco logra expulsarlos para poder partir en busca de las noticias sobre su padre en calma, y así lo hace. En Pilos, Néstor le sugiere que hable con Menelao en Esparta.

En Esparta ,Menelao y Helena reciben a Telémaco. Allí se entera de que Odiseo está siendo retenido por Calipso en una isla. Al mismo tiempo, los pretendientes se informan de que Penélope ha quedado sola e intentan emboscar a Telémaco.

Hermes es enviado para solicitar a Calipso que libere a Odiseo, que parte en una improvisada embarcación. Ya en el mar, Poseidón le envía una tormenta, pero Leucótea le ayuda a llegar a salvo a tierra.

Camino a casa

Odiseo, en la isla de los feacios, se encuentra con la princesa Nausícaa, hija de Alcínoo. Ella lo lleva ante su padre, que al escuchar su historia le propone la mano de su hija y tras Odiseo rechazarla, le ofrece ayuda para regresar a Ítaca.

Allí Odiseo contó todo lo que había vivido: la destrucción de Ísmaro, en la que perdió a muchos compañeros, la isla de los lotófagos, en las que algunos probaron el loto y perdieron la voluntad de retornar a su tierra.

Luego les habló acerca de la isla de los cíclopes, en la que cegó a Polifemo, hijo de Poseidón, por lo que este dios le guardaba rencor.

De allí se había trasladado a la isla de Eolo, que le entregó la bolsa con todos los vientos, para favorecerles en su regreso, pero que se escaparon y les dejaron varados en Lestrigones con los gigantes que devoraban hombres.

Tras eso, estuvieron en la isla de Circe, quien deseaba el amor de Odiseo, que no fue correspondido y le dijo que antes de volver a Ítaca debería visitar a Tiresias en el inframundo. Eso pudo realizarlo mientras se encontraba en el país de los Cimerios.

Luego, Odiseo logró salvarse del canto de las sirenas y llegaron a Trinacria (Sicilia), en donde los hombres de Homero comieron el ganado de Helios y como castigo su nave fue destruida, dejando a Odiseo varado en la isla de Calipso.

Vuelta y venganza

Tras terminar su relato, los feacios cumplieron su promesa y ayudaron a Odiseo a volver a Ítaca.

Se disfrazó de mendigo para no levantar sospechas de su regreso y se lo reveló posteriormente a su hijo Telémaco. Juntos planearon una venganza contra los pretendientes de Penélope.

Después de haber asesinado a los pretendientes y de que Penélope lo hubiera reconocido, los padres de los muchachos asesinados buscaron venganza. Sin embargo, Atenea apareció y los instó a darse una tregua y vivir en paz.

Referencias

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