Historia

Modelos económicos de México (Independencia - actualidad)


Los modelos económicos de México se refieren a los diversos sistemas de economía por los cuales este país ha transitado a lo largo de su historia. En economía política, un modelo económico es el conjunto de relaciones de producción y sociales que se dan en una estructura económica, ya sea que el Estado las dirija, que se puedan autorregular, que sean mixtas o estén orientadas por las pautas del mercado.

Desde la visión de desarrollo que se tenía durante la Revolución Mexicana, donde se cambiaron cánones previamente establecidos, se ha venido marchando de modelo en modelo sin hallar el apropiado para fundar las bases de un desarrollo a largo plazo.

Mientras los países desarrollados han permitido que sus modelos de desarrollo penetren por décadas en su cultura, en México se ha cambiado la visión del desarrollo cada cierto tiempo.

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Falta de visión a largo plazo

Desde la Revolución hasta la actualidad no ha habido una visión económica a largo plazo. Si se compara, EE.UU. desde su independencia hasta la actualidad ha conservado el mismo modelo, asentado en los principios básicos del liberalismo económico.

Lo que han tenido en común los modelos económicos mexicanos ha sido una mala relación entre el poder económico y el político, olvidando el fundamento central de la teoría del desarrollo, que es sostenerla en la visión.

Es muy difícil conseguir resultados cuando cada cierto tiempo se cambia la visión y con ello los incentivos, reglas de juego, programas, leyes y políticas públicas.

Modelos económicos mexicanos desde el siglo XIX

– Modelo latifundista (1821-1854)

Con la llegada de la independencia, los indígenas obtuvieron derechos. Sin embargo, también se les despojó de sus territorios y fueron desalojados a zonas inhóspitas, dejándolos en situación de inferioridad con respecto al resto de la población.

Así se fueron formando los latifundios, que originaron posteriormente las haciendas como forma de organización y propiedad de la producción, robusteciendo un sistema clasista, al aglutinar la tierra en muy pocas manos.

La industria era básicamente artesanal, fabricándose tejidos y cerámica de forma dispersa y en cantidades pequeñas, debido a las escasas vías de comunicación.

La guerra de independencia puso a México en una frágil realidad fiscal. El cataclismo de sus actividades económicas durante la guerra se volvieron una carga para el México independiente.

La combinación de pocos ingresos con deudas era una gran debilidad para el Estado. Esto generó un periodo de estancamiento económico hasta mediados del siglo XIX.

– Modelo oligárquico (1854-1910)

Este modelo incitaba la sobreexplotación de la mayoría de los pobladores. El presidente Porfirio Díaz consolidó un escenario de desigualdad y de propiedad de la tierra concentrada en pocas manos.

Hubo un retroceso en la agricultura, generando desabastecimiento en la producción de víveres, volviéndose la situación tan grave que hasta hubo que importar.

Se publicaron leyes de tierras baldías y de colonización, con el objeto de apresurar la colonización de tierras vírgenes y propagar la privatización de la propiedad agraria.

Aparecieron compañías deslindadoras con las cuales se delimitaron millones de hectáreas. Así fueron transferidas millones de hectáreas de las comunidades indígenas a latifundistas.

Igualmente, se otorgaron explotaciones de minas de cobre y salinas a particulares. Todo esto asentó las bases del levantamiento armado de 1910.

Por otro lado, se comenzaron los procesos para conformar un perfil económico moderno, incrementando la inversión extranjera para modernizar la industria.

– Modelo de reforma agraria (1910 a 1934)

Resaltaban dos planes importantes. El plan San Luis, promovido por Francisco Madero, afrontaba el problema agrario buscando mejorar la situación de los campesinos, el desarrollo de los bancos, la instrucción pública, la política exterior y las relaciones comerciales.

Por otro lado, el plan Ayala que promulgó Emiliano Zapata expresaba esencialmente devolver al campesino y al pueblo las propiedades usurpadas.

Al triunfar la Revolución fue cuando se refrendaron las reformas agrarias establecidas en el plan Ayala. Se creó la Ley Agraria para restablecer las tierras despojadas a los pueblos, resarciendo así una injusticia.

La Revolución Mexicana cambió drásticamente el diseño productivo del país al favorecer la desaparición de grandes propiedades improductivas y potenciando la capacidad productora de materias primas con pequeñas unidades de producción.

En 1926 se emitió la Ley de Colonización, reglamentando el fraccionamiento de las propiedades privadas, eliminando así el latifundio y creando propiedades pequeñas.

– Modelo de populismo (1934 a 1940)

En esta etapa se extiende el período reconstructivo de la Revolución bajo un ambiente internacional tenso, por la depresión y recesión económica en EE.UU.

Sin embargo, se obtuvieron avances importantes donde se fortaleció el principio constitucional del Estado sobre los recursos naturales, al igual que progresos en los procesos de reforma agraria y de organización campesina y obrera.

El Estado consiguió aumentar su intervención en los sectores estratégicos de la economía, instaurando un conjunto de entidades públicas para su control y desarrollo.

Se promulga el Código Agrario, que decretaba el abatimiento del latifundio y satisfacía los intereses de los grupos rurales de la nación, que fundan la Central Nacional Campesina.

En este periodo es cuando se comienzan a observar procesos de planeación económica de la vida institucional.

– Modelo de sustitución de importaciones (1940-1955)

Esta estrategia económica se basaba en un diseño de desarrollo encaminado a sustituir las importaciones de los bienes de consumo.

La implementación de este modelo fue una respuesta a la escasez de productos de importación debido al desplome del comercio mundial por la Segunda Guerra Mundial.

Esto fue reforzado por una participación mayor del Estado, instrumentando políticas de fomento industrial, la asignación de gasto público para aportar infraestructura, dotación de materiales con subsidio y estímulos impositivos. El Estado mexicano se adjudicó como deber la tarea de impulsar el desarrollo económico

Además, una política de comercio exterior representada por permisos previos de importación, protección arancelaria y control de las importaciones, fomentando las exportaciones.

– Modelo de desarrollo estabilizador (1955-1982)

El objetivo era mantener en armonía la economía con el orden social para conservar un modelo de crecimiento mediante la promoción del sector industrial, aunque desatendiendo el sector agropecuario.

Este modelo económico se basaba en los planteamientos de Keynes, donde el Estado es más intervencionista para solventar las dificultades de desequilibrios económicos.

Se experimentó una tasa de crecimiento del producto interno bruto por encima del 6% anual. Los salarios registraban aumentos reales, la inflación estaba controlada y se creaba empleo.

Sin embargo, el gobierno se transformó en el consumidor principal, provocando una falta de competitividad en la producción y una distorsión del mercado, así como una reducción en la calidad de los productos.

Debido a la estrategia de solo apoyar la agricultura comercial y el sector industrial se aceleró el éxodo del campo a la ciudad, quedando rezagada la producción de alimentos.

– Modelo de desarrollo compartido (1970-1976)

En este modelo se buscaba corregir las consecuencias negativas del modelo económico anterior. Su proposición era que todos los actores productivos participaran: Estado, trabajadores y empresarios.

Esta estrategia permitió dotar al país de una red de comunicaciones, infraestructura industrial, incrementos de crédito y tierras irrigadas, escuelas, hospitales, universidades, que elevaron el bienestar de la clase media de la población.

Sin embargo, dio lugar también a obstáculos que complicaban la capacidad futura de la economía para que se desarrollara de forma armónica, propiciando distorsiones en la distribución del ingreso entre factores, regiones y personas.

Igualmente, el continuo y agudo contraste entre la agricultura de subsistencia y la capitalizada afectaba la distribución del ingreso.

Se agravaron los rezagos sociales, se realzó la dependencia económica, financiera y alimentaria, empeoró la competitividad de la industria y surgieron dificultades en la balanza de pagos.

– Modelo de alianza para la producción (1976-1982)

Tenía como objetivo alinear la industria hacia la conquista de mercados externos y a satisfacer el consumo básico de la población.

Buscaba disminuir fuertemente el problema del mercado interno y del desempleo, favoreciendo la eficiencia productiva con el uso del recurso petrolero como palanca de desarrollo. Esto trajo como consecuencia el incremento de la capacidad competitiva de los productos en el extranjero y la reducción de la inflación.

Se promueve un programa para ser aplicado a los sectores productivos, con el objetivo de satisfacer las necesidades de la población, reactivar la economía, fomentar la producción y satisfacer la demanda de empleo.

Se le asignó al desarrollo rural y al sector agropecuario una inversión pública del 19,3%, superior al 13,5% del periodo 1965-1976.

– Modelo neoliberal (1982–2018)

En este modelo se privilegia el papel de las personas para determinar resultados económicos, la eficiencia del mercado competitivo y evitar las distorsiones provocadas por la intervención gubernamental en el mercado.

Esto conllevó a plantear una política económica internacional que abogara por el libre comercio, la privatización, la movilidad del capital financiero, el crecimiento guiado a las exportaciones y políticas macroeconómicas de austeridad.

La liberación económica es fomentada con el objeto de recibir inversiones que sirvieran para el desarrollo socioeconómico de los distintos sectores del país, ejecutándose el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Además, se tenía una participación cada vez más exigua del gobierno en inversiones productivas, mientras reducía la burocracia mediante el cierre de oficinas gubernamentales no requeridas.

En relación al reparto agrícola, luego de 75 años de realización se finaliza en 1992 la reforma agraria por resolución presidencial.

– Neo-desarrollismo (actualidad)

El presidente López Obrador ha destacado lo conveniente de reconstruir la relación entre el poder económico y político para crecer más sanamente, rompiendo con el círculo vicioso regulación-contrato-corrupción.

De ahí viene este modelo, que ha sido llamado neo-desarrollismo, aumentando el rol del gobierno para nivelar los desequilibrios regionales y potenciar las exportaciones.

Se intenta fomentar el mercado interno incrementando el poder adquisitivo de la población más pobre. Además, se busca aumentar la inversión en infraestructura y prestar más soporte al sector agropecuario.

Según el gobierno, estos gastos los financiará la disminución de la corrupción en la administración pública. Para aplacar a los mercados financieros se ha confirmado una disciplina fiscal y la independencia del Banco Central.

Referencias

  1. Carlos Alberto Martínez (2019). Los modelos de desarrollo económico en México. El Economista. Tomado de: eleconomista.com.mx.
  2. Diego Castañeda (2018). El crecimiento económico en México entre 1821-1850. Nexos. Tomado de: economia.nexos.com.mx.
  3. Andy Robinson (2018). México cambia de modelo económico. La Vanguardia. Tomado de: lavanguardia.com.
  4. Eduardo M. Graillet Juárez (2012). Los Modelos Económicos en México, sus Políticas e Instrumentos de Desarrollo en el Sector Agropecuario. Universidad Veracruzana. Tomado de: uv.mx.
  5. Wikipedia (2019). Economía del México Independiente. Tomado de: es.wikipedia.org.
  6. Wikipedia (2019). Economía de México. Tomado de: es.wikipedia.org.